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Mutilación genital

Esta semana estará peritaje a la mujer que fue imputada

Serán para determinar si comprendió sus actos. La fiscal Betina Croppi investigaría también la denuncia por abuso. La pena por las lesiones podría agravarse.

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Pericias. Los estudios psicológicos y psiquiátricos determinarán si es imputable | cedocperfil
La causa que se inició por lesiones gravísimas contra B. B., una mujer de 26 años quien empuñando una tijera de podar hirió en los genitales a un hombre de 40 años, incorporó también la posible comisión de otro delito: el abuso sexual con acceso carnal. En el marco de la extensa declaración indagatoria que prestó la joven el jueves último –y que aún no concluyó– relató que el ataque que perpetró contra el hombre se debió a que ella, previamente, había sido abordada por él y sometida sexualmente. 

No se trató de una denuncia realizada en forma independiente, sino que fue una exposición durante la instancia de la indagatoria, es decir, el momento en el que la imputada podía esgrimir argumentos para defender su posición frente a la imputación que, por su calificación, podría llevarla a una condena de hasta 15 años de prisión. 

El viernes al mediodía, la fiscal de Violencia Familiar, Betina Croppi, a pedido del abogado defensor Carlos Nayi, remitió copia de esa declaración a su par especializada en Delitos contra la Integridad Sexual, Ingrid Vago. Pero es muy posible que finalmente esta última funcionaria decida no abocarse a analizar ese presunto delito porque hay jurisprudencia –indiscutida– de la Cámara de Acusación en relación con la competencia de los fiscales en casos similares. El tribunal de Alzada ha establecido que, cuando hay delitos cometidos en el marco de violencia en una pareja, atrae la investigación él o la fiscal de Violencia Familiar, en este caso Croppi. 
Resta saber ahora si Vago seguirá ese criterio. 

Pericias. En otro orden, mañana podría conocerse el resultado de la pericia psiquiátrica sobre B. B., la mujer imputada, quien permanece detenida en la cárcel de Bouwer. Actualmente, está alojada en una celda Esta semana estará peritaje a la mujer que fue imputada Serán para determinar si comprendió sus actos. La fiscal Betina Croppi investigaría también la denuncia por abuso. La pena por las lesiones podría agravarse. sin atención médica especial ni medicación, ya que los profesionales de la salud determinaron que ella no presenta riesgo para sí ni para terceros. 

El estudio es el que se realiza en todos los casos para determinar si la persona es capaz de conocer la criminalidad de sus actos, es decir, para establecer si es o no imputable. No arrojará, en cambio, datos sobre secuelas o manifestaciones compatibles con el abuso sexual. Esa pericia será ordenada más tarde por la fiscal que termine abocándose a investigar si existió o no ese delito. Croppi, por otra parte, intimó a las partes que intervienen en la causa a respetar la reserva del contenido de la investigación tras observar la profusa difusión de testimonios en diferentes medios de prensa. Aclaró que levantó el secreto de sumario para la defensa y la querella, no para replicar a terceros las cuestiones inherentes al proceso. 

Novio. En el marco de los testimonios de vecinos y personal que atendió a la víctima, amante de la mujer, también declaró su novio quien refirió detalles del vínculo que él mantenía con la joven imputada. 

Odio al género. Hay una figura, que en este caso no se analizó, que remite al artículo 80 inciso 4 del Código Penal, cuando se refiere a que el delito de lesiones se puede agravar cuando se comete una acción motivada por el odio al género, referido no solo a la mujer sino también al hombre. En este caso, la agresión dirigida a la expresión más significativa de la masculinidad podría brindar un debate sobre su aplicación.

GENITALISMO, TABU Y MORBO

Gabriel Femopase *

Quizás no deberíamos analizar este hecho desde la perspectiva de una agresión sexual, por cuanto fue dirigida hacia los genitales. Desde mi mirada como sexólogo, optaría por hacer un análisis sobre la violencia de los sexos. Confundir el concepto de sexo con genitales no nos permite ver y comprender que esto es un hecho de violencia, a secas. Quedar en la agresión a los genitales nos impide analizar el hecho violento que es en definitiva lo más importante de analizar en este caso. 

Las agresiones, algunas realmente graves, ya no son noticia en este mundo sobregenitalizado. Más que la violencia, llama la atención el hecho de que la agresión haya sido llevada a cabo sobre el aparato masculino. Claramente, el concepto de genitales está por encima del concepto de violencia y de seres sexuados. Deberíamos hablar más de hombres y mujeres y no tanto de penes y vaginas en este tipo de hechos. Tampoco tendríamos que limitar la violencia al concepto de los genitales. En este caso es una verdadera metonimia, ya que estamos tomando una parte del hecho violento por el todo. 

La falta de conocimiento lleva a que, muchas veces, patologicemos situaciones de la vida cotidiana dando origen a un estado de morbosidad colectiva, entendiendo por el concepto de morbosidad a lo mórbido, a lo patológico, a lo enfermizo. Este es un concepto que me lleva a reflexionar si el hecho morboso reside en la agresión genital por parte del actor del hecho o la morbosidad que le otorga y le genera a quien la lee. 

Como vemos, siguen siendo los genitales el tabú, lo prohibido, cuando en realidad lo verdaderamente importante tendría que ser la violencia en sí misma. La sombra que los genitales arrojan sobre estos hechos ubican a la violencia en una zona oscura, oculta al análisis de la noticia, impidiéndonos ver que en realidad lo importante es el hecho agresivo que ejercen los seres sexuados. 
Dando un paso más adelante, es el hecho no solo de los genitales, sino la relación que hacemos con ellos del concepto de virilidad. 

No deberíamos confundir el hecho como una reacción feminista, sino como una respuesta salvajemente hembrista en respuesta a un presunto machismo viril y genital, que anida en el pensamiento colectivo.

*Médico sexólogo. Matrícula 17700