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CóRDOBA
RENTABILIDAD EN PICADA

Estacioneros, “patos de la boda” en la cadena de los combustibles

En 10 meses de 2017, la facturación de las estaciones de servicio de Córdoba estuvo casi ocho puntos por debajo de la evolución de la inflación. Presión impositiva y competencia desleal erosionan sus márgenes.

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Este aumento de la empresa estatal es el tercero en cuatro meses. | Cedoc

Están en la línea de fuego que implica la relación directa con el consumidor pero al fondo de la fila a la hora del reparto de las ganancias en la cadena de valor de los combustibles. Más o menos en estos términos se traduce la sensación que viven los empresarios de las estaciones de servicio.

A días del último aumento anunciado para las naftas (6%), las firmas cordobesas nucleadas en  la Federación de Expendedores de Combustibles y Afines del Centro de la República (Fecac) salieron a mostrar los números con los que están cerrando el año. “Definitivamente, no somos formadores de precios; representamos el eslabón de una cadena que no tiene que ver con el precio que llega al surtidor”, afirmó Pablo Bornoroni, presidente de Fecac.

Los datos avalan la definición: la facturación total de las estaciones de servicio de la provincia por venta de combustibles líquidos (gasoil y naftas) y GNC, durante los primeros 10 meses de 2017, fue de $18.236,6 millones (sin impuestos); esto es un 18,9% por encima del monto facturado durante  el mismo periodo de 2016, pero por debajo del 26,4% de inflación registrada en Córdoba en igual lapso. 

“Esto es consecuencia de incrementos de precios de combustibles por debajo de la inflación y caída en los volúmenes comercializados”, explica el economista Gastón Utrera, de Economic Trends y responsable de la confección del Sistema Estadístico del Expendio de Combustibles, presentado por Fecac.

El negocio de las estaciones de servicio está operando en medio de un esquema donde la inflación y la carga impositiva erosionan sus márgenes, a la par de que el precio internacional del petróleo recorrió un trayecto a la baja, durante el cual el gobierno nacional fijó un “valor sostén” pero sólo para las petroleras. 

De un precio de algo más de US$100 el barril Brent en 2014 se llegó a US$63 en la actualidad; y el ministerio de Energía espera en 2018 dejar de auxiliar a las petroleras. Vale decir, que se produzcan vasos comunicantes con el mercado internacional “para que no haya diferencias entre el precio local y el de importación”, al decir del ministro Juan José Aranguren.

Llegado ese escenario, el conjunto de la cadena dependerá del precio internacional y de la ecuación que consiga  a escala doméstica para ser competitiva y rentable. Hoy por hoy, esta situación encuentra a las estaciones de servicio de Córdoba arañando una rentabilidad del 3%, “aunque de las 600 que integran Fecac, el 50% está por debajo del punto de equilibrio (vendiendo menos de 300.000 litros mensuales)”, aseguran desde la entidad.

Distorsiones impositivas.  De acuerdo a lo que muestran las estadísticas elaboradas por Economic Trends, durante los últimos 12 meses hasta octubre de 2017, las estaciones de servicio de la provincia de Córdoba tributaron más de $700 millones en concepto de Impuesto a los Ingresos Brutos. A la actividad le corresponde una alícuota que está en 3,81% (entre tasa más fondos especiales), “cuando en Santa Fe ya están estudiando bajarla del 2,75%”, señalan en Fecac.

En aquellas provincias donde el gobierno está llevando a la baja Ingresos Brutos, algunas empresas están estudiando también reflotar el llamado “servicio de playa” (50 centavos por litro vendido) para, entre ambos factores, recuperar rentabilidad y volver a invertir.

 Si el foco se pone en la incidencia de los impuestos nacionales, se comprueba que  durante octubre de 2017, los consumidores cordobeses pagaron, en promedio, en concepto de tributos nacionales $504 por cada tanque de 55 litros de nafta Premium; $387 por cada tanque de 55 litros  gasoil Grado 3 y $38 por cada tanque de 14 m3 de GNC.

Según los estacioneros, esta realidad hace que a la hora de enfrentarse al surtidor, el consumidor tenga la percepción de que los aumentos son responsabilidad del expendedor cuando en “el backstage  de la historia” hay una serie de costos que no tiene bajo control. Hoy, Argentina tiene la segunda nafta más cara de América Latina, sólo superados por Uruguay.

COMPETENCIA DESLEAL

Al combo de costos operativos que están afectando los ingresos y la sustentabilidad de las estaciones de servicio, los empresarios del sector agregan dos factores “que son de gran preocupación”, según definen en la Fecac. Uno es la competencia desleal que le plantean las empresas petroleras y distribuidoras que venden directo al consumidor –un 25% más barato–  sobre todo en el campo, abasteciendo la demanda de los establecimientos agrícolas.

Por otro lado, la irregular situación que se vive en los mercados limítrofes del sur de la provincia colindante con La Pampa. Por cuestiones impositivas vinculadas al Impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC), en la zona se produce una distorsión por menores precios finales que se consiguen al cruzar el límite con la provincia vecina. Tal distorsión implica que los precios de los combustibles son mayores en Córdoba en un 8,7% en el caso del gasoil, del 8,6% en GNC y del 29,5% y 30,3% en naftas premium y súper, respectivamente.  

La Pampa fue favorecida con la eliminación del ITC, un tributo nacional que no tienen provincias patagónicas. “La Pampa no está en la región Patagónica, pero a ella el problema se lo plantearon las jurisdicciones sureñas; entonces, lo que habría que plantearse es su eliminación porque vienen transmitiendo la distorsión hacia el norte”, reclaman los empresarios cordobeses.