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Educación superior

“Invertir en investigación es una decisión política”

Gustavo Mesch es cordobés, sociólogo y rector de la Universidad de Haifa en Israel, una de las más destacadas del mundo. Aconseja acortar las carreras para frenar la deserción. Posibles acuerdos con la UNC.

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SOCIOLOGO. Mesch es rector en Haifa desde el 2016. Tiene 18 mil estudiantes y un cuerpo docente muy enfocado en la investigación. | Cedoc

Gustavo Mesch nació en Córdoba capital y cuando terminó el secundario, en 1973, decidió viajar a Israel para estudiar. Se licenció en sociología, hizo posgrados en Estados Unidos y se radicó en tierra hebrea. Desde 2016 está al frente, como rector, de la Universidad de Haifa, una casa de altos estudios que integra los rankings más prestigiosos, pese a tener menos de 50 años de vida. Un dato: cuenta con 600 profesores de los cuales 550 son investigadores.

-La Universidad de Haifa es muy joven y, aún así, está entre las más reconocidas en el mundo, ¿Cómo lo trabajaron?
-Sí, nació en 1972 e integra el top 600 global. Está en el norte del país donde hay una característica social muy importante: refleja el mosaico de la sociedad israelí, con una población judía, árabe y de nuevos inmigrantes. Tenemos 18 mil estudiantes, nueve mil de grado y nueve mil de posgrado, Además, lideramos el Consorcio Nacional del Estudio del Mar Mediterráneo y el del Estudio de la Educación del Siglo 21. La ciudad de Haifa es un modelo de convivencia, completamente separado a lo que pasa en Medio Oriente, coexistimos a pesar del ruido externo.

-¿Es una universidad pública con financiamiento del Estado?
-Es pública pero no está directamente financiada por el Gobierno, sino por el Consejo Nacional de Educación. Con una estructura parecida a la de la Universidad de Córdoba, con la diferencia que no hay representación de los partidos políticos.

-¿Entonces es apartidaria?
-Existen movimientos políticos, pero no son representados en los cuerpos de profesores ni de estudiantes. Los profesores son elegidos por sus méritos, no por sus pertenencias políticas. 

-¿Qué se debe mirar para entender los buenos resultados de una universidad?
-La llave es fomentar la investigación, la innovación en investigación y la inserción en las ciencias a nivel global. Jugar en el sistema de publicaciones internacionales. De nuestros 600 profesores 550 son investigadores. Para que sean buenos investigadores hay que capacitarlos y nosotros fomentamos que sean capacitados en los mejores laboratorios del mundo. Hay que llevarlos a la frontera de la investigación mundial. Con esa capacitación vuelven y capacitan a una nueva generación de investigadores. Ese es el proceso que hemos hecho a través de los años.

-Hay una decisión política de invertir en investigación.
-Sí, desde el primer día es una decisión política invertir en investigación, sin descuidar la capacitación de los estudiantes.

-¿En qué hay que trabajar para ir hacia una educación universitaria de calidad?
-El Siglo 21 nos presenta muchísimos desafíos, pasamos un proceso de computarización del trabajo y de la investigación. La inteligencia artificial está entrando. En ese sentido, las universidades tienen que cambiar, pensar cuáles son las necesidades del estudiante y del mercado del trabajo actual. El gran desafío que tenemos es capacitar a gente que pueda salir al mercado y estar por encima de la tecnología existente. Hay lugar para la filosofía, la historia, la psicología, la sociología, las ciencias políticas, pero esta gente tiene que salir también con capacitación para poder insertarse en puestos de dirección en empresas donde sepan manipular datos y ordenarlos para tomar decisiones.

-Aquí hay mucha resistencia cuando se habla de acercar las currículas a las demandas del mercado por la mercantilización de la educación. 
-Sí, pero parte de esa discusión es histórica porque antes los que estudiaban eran los aristócratas. Y la aristocracia no necesitaba profesión. Entre el siglo pasado y la actualidad los países hicieron accesible la educación a todos y el motivo es económico, los que tienen una mano de obra educada tienen un ingreso nacional bruto más alto. Educar a las masas no es sólo crear gente crítica, sino también darles los elementos necesarios para el mercado, que hoy es global. Si no educamos a nuestros pueblos vamos a tener que importar empleados de otros países.

-La deserción es un problema aquí, ¿cómo es allí?
-Nosotros tenemos menos. Voy a decir por qué. Las universidades en Argentina tienen carreras de entre cinco y seis años. Nuestro sistema tiene carreras que concentran la educación más crítica. La carrera de grado es de tres a cuatro años, entonces la deserción es menor porque el período de estudio es menor.

-Estuvo con el rector Hugo Juri, de la UNC, ¿están pensando en programas en conjunto?
-Sí. La educación está pasando por un proceso de internacionalización, hay que calificar a nuestros estudiantes con certificación mundial. Hay interés en el intercambio de estudiantes y de docentes, y de explorar investigaciones conjuntas. Está claro que las universidades tienen que cambiar y ponerse más al día con los cambios tecnológicos tan fuertes y la necesidad tan grande de capacitar a la gente.