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Fútbol, nazismo y holocausto

No fue un juego

Una de las tragedias más grandes de la humanidad contada en clave deportiva. Un proyecto educativo que fue premiado en Alemania y se exhibe en Córdoba.

No fue un juego
Premiada. La muestra recibió la distinción Julius Hirsch por su contribución a los derechos humanos. | Fino Pizarro

“Circulan los rumores más disparatados, nos informan que en la provincia de Güeldres se ha jugado un partido de fútbol entre un equipo de escondidos y la policía”. Diario de Ana Frank, 28 de enero de 1944.

Prisioneros pateando una pelota en un campo de concentración, el equipo completo del Shalke 04 haciendo el saludo nazi antes de jugar un partido, las tapas del periódico deportivo Fussball Sonntag instando a votar por el “sí” en el plebiscito que legitimó la anexión de Austria al Tercer Reich. Las imágenes son impactantes y forman parte de “No fue un juego”, la muestra sobre fútbol, nazismo y holocausto que el año pasado fue reconocida en Alemania y que este mes se exhibe en Córdoba en Aleph Espacio Cultural.

El proyecto pertenece al periodista Leonardo Albajari, quien trabaja en el canal televisivo Fox Sports y también se desempeña como voluntario en el Museo del Holocausto en Buenos Aires. “Se cuentan historias que son fáciles de relacionar con temas vigentes como discriminación, racismo e intolerancia. La idea es usar al fútbol para educar y concientizar. Para tratar de frenar un poco esa locura de que si vas por la calle con una camiseta de Talleres o de Belgrano tu vida puede correr peligro; o si llevás un pañuelo verde o un pañuelo celeste te pueden decir cualquier cosa”, señala Albajari.

Los relatos son sorprendentes. Hablan de futbolistas perseguidos, como el austríaco Matthias Sindelar, “el Mozart del fútbol”, quien se negó a jugar el Mundial de 1938 para Alemania y meses más tarde apareció muerto en su casa. También de jugadores que terminaron sus días en Auschwitz: el alemán Julius Hirsch, el primer seleccionado de origen judío de su país; el polaco Antony Liko, quien se unió a la resistencia y fue capturado por la Gestapo; y el holandés Eddy Hamel, la estrella del Ajax.

De casos como el de Saturnino Navazo, el español que gracias al fútbol logró sobrevivir en Mauthausen y adoptó a un niño huérfano en ese centro de exterminio. O de los torneos en Terezin, que eran parte de una puesta en escena para mostrar a la Cruz Roja “las buenas condiciones de detención” de los prisioneros.

La "arianización" del deporte

Otro capítulo de la muestra hace alusión al “Castigo de no pertenecer”, que recayó sobre clubes como Bayern Múnich (el presidente Kurt Landauer y el técnico Richard Kohn fueron echados por sus orígenes semitas),  Borussia Dortmund (fue intervenido por su “tendencia judía” y su principal dirigente, Egon Pentrup, fue obligado a dimitir), Austria Viena (le confiscaron sus bienes apenas consumada la invasión) o Ajax de Holanda, perseguido por su vecindad con la comunidad hebrea.

Esto fue parte de un proceso de “arianización” del deporte, que empezó en 1933 con la toma de la Federación Alemana de Fútbol y que se intensificó tras los Juegos Olímpicos de Berlín 1936. La idea era “un deporte libre de judíos”, como pregonaba Otto Nerz, seleccionador de Alemania entre 1926 y 1936. Según datos del gobierno germano, más de 300 futbolistas judíos fueron asesinados durante el régimen que encabezó Adolf Hitler.

“El fútbol no tapa nada. Lo hacen quienes lo utilizan para tratar de validar otras cosas. Pasó en Argentina en 1978, pero no olvidemos que el último Mundial de la Fifa se jugó en Rusia, un país que persigue a los homosexuales, y que el próximo será en Qatar, un lugar donde nunca se eligió una autoridad en forma democrática”, apunta Albajari.

El halo de “Emérico”

Puesto a elegir la historia que más lo conmovió, el periodista no duda en destacar la del húngaro Imre “Emérico” Hirschl, el primer entrenador extranjero que dirigió en el fútbol argentino: “Me impactó ese halo de humanidad del tipo, que ayudó a ingresar al país a muchos exiliados de origen judío, aun corriendo el riesgo de terminar en la cárcel”.

Hirschl fue DT de Gimnasia y Esgrima La Plata, Rosario Central, San Lorenzo, Banfield y River Plate, donde fue seis veces campeón e hizo debutar a glorias del club “millonario” como José Manuel Moreno y Adolfo Pedernera. “Fue una persona que no se quedó en sus 90 minutos”, destacó.

“No fue un juego” ya se exhibió en el Museo de River Plate, la Universidad de La Plata, el Museo de la Esma, el Centro Social Israelita de Concepción del Uruguay y colegios públicos y privados de la Ciudad de Buenos Aires. Incluye acuarelas del artista Omar Panosetti, audios de la época y más de 10 pelotas intervenidas por ilustradores y escultores de nuestro país.

Muestra abierta

La muestra “No fue un juego. Historias de fútbol durante el nazismo y el holocausto” puede visitarse hasta el 7 de mayo en Aleph Espacio Cultural (Alvear 254).

Está abierta al público los martes de 10 a 12 y los jueves de 16 a 18, y los grupos y/o contingentes escolares pueden gestionar sus visitas –que serán guiadas por futbolistas juveniles de Talleres, Belgrano e Instituto y alumnos del Colegio Israelita San Martín– a través del mail [email protected]. La entrada es libre y gratuita.