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Entrevista con Mario Alberto Kempes

"Talleres le está sacando las papas del fuego al fútbol cordobés"

El máximo ícono del seleccionado campeón mundial de 1978 presentó en La Docta su libro "El Matador". Analizó la realidad de los equipos locales y las chances de Argentina en Rusia 2018.

Kempes
Mario Kempes regreso a Córdoba después de cinco años para presentar su autobiografía. | CEDOC PERFIL
No fue un día de miércoles. Más bien, todo lo contrario.Para Mario Alberto Kempes, el regreso a Córdoba después de más de cinco años de ausencia (la última visita había sido
en 2012, con motivo del fallecimiento de su padre), significó una experiencia que no olvidará por mucho tiempo. La presentación de “El Matador”, el libro autobiográfico que escribió en colaboración con el periodista Luciano Wernicke, fue el disparador de un reencuentro que tuvo de todo: un intenso raid mediático de la mano del librero Alberto Mateu, representante de editorial Planeta; un homenaje de la Agencia Córdoba Deportes en el estadio que lleva su nombre y una firma de libros que le permitió comprobar en carne propia que, a casi cuatro décadas de la obtención del Mundial ‘78, su idolatría se mantiene intacta.

Kempes, de 63 años, fue genio, figura y goleador de aquel seleccionado argentino que ganó la Copa del Mundo de la Fifa en tiempos complejos para el país. “La verdad es que ya estoy un poco cansado de seguir explicando que aquella vez nosotros no jugamos para los militares. Me parece injusto que, a casi cuatro décadas de aquel torneo, tengamos que seguir dando explicaciones y rindiendo cuentas sobre ese asunto, y que nos sigan criticando como si fuéramos cómplices”, afirma el bellvillense. “En aquel campeonato jugamos por nosotros y por la gente, y tuvimos la suerte de darle al fútbol argentino la primera estrella para su escudo. Puedo decir que de lo que pasaba afuera de la cancha sabíamos lo mismo que la gran mayoría de los argentinos, porque los que no estábamos atravesando por todo ese infierno, no conocíamos absolutamente nada”, precisó el exdelantero.

Daniel Valencia, Luis Galván y Miguel Oviedo fueron los otros campeones del ’78 que se plegaron a un homenaje al que no le faltaron emociones y presentes. En el caso de Kempes, hubo camisetas de Instituto y de Talleres, un cuadro con su imagen en tiempos de jugador y hasta un carné de socio honorario de “la Gloria”. “No fui yo solo ‘el culpable’ de aquel logro, y por eso siempre les agradezco a todos los que formaron parte de ese grupo. Aquella fue una selección que nunca tuvo problemas, sin egoísmos, y por eso cada vez que nos juntamos la atmósfera es espectacular”, enfatizó el exjugador, quien registra 43 partidos y 20 goles con el representativo albiceleste, incluidos tres mundiales (Alemania ’74, Argentina ’78 y España ’82) entre el debut de 1973 y la despedida de 1982.

Entre los que se acercaron a saludar al ilustre invitado, hubo mayoría del Instituto de los ’70, el primer equipo profesional que integró Kempes: Alberto Beltrán, Miguel Olmedo,
Américo “Meco” Gutiérrez, Washington Areco y hasta Atilio Pedraglio, el dirigente que promovió la llegada a la entidad de Alta Córdoba del otrora juvenil artillero del Club Bell de Bell Ville. “Recibir el cariño de tanta gente, a esta altura del partido, es muy gratificante para mí. Esto demuestra que nunca hay que separar al futbolista de la persona, porque el futbolista pasa y lo que queda es la persona”, sostuvo “el Matador”, quien además de libros firmó posters, revistas, banderas, camisetas de Argentina, Instituto y Valencia, y hasta algún souvenir con los colores de Rosario Central, y se sacó fotos a más no poder.

—¿Qué va a encontrar la gente en “El Matador”?

—Ahí cuento todo. Es un libro que me dijeron que se lee muy fácil. Principalmente es para futboleros, pero los que no son futboleros también lo pueden entender. Y a los chicos que pregunten por qué está eso en una vidriera, también se les puede explicar muy fácilmente de qué se trata. El disparador fue la proximidad de los cuarenta años de la obtención del Mundial ’78, un logro del que muchos somos parte, más allá de que algunos nos atrevamos a hacer una biografía para contarlo.

—Como palabra autorizada en la materia, ¿cómo analizás el presente de la selección argentina de fútbol?

—A la selección la veo flojita. Se clasificó de milagro al Mundial 2018 y depende demasiado de un solo jugador, que es Lionel Messi. Pero hay tiempo para curar esas heridas que provocaron los grandes errores que se han cometido. El trabajo soluciona muchas cosas, así que hay que trabajar. Ahora empieza otra etapa y (Jorge) Sampaoli tendrá varios meses para arreglar el equipo. El desafío del técnico, de ahora hasta junio próximo, será definir una forma de jugar y encontrar los jugadores adecuados.

—¿Por qué el equipo depende tanto de Messi?
—Porque todos sus compañeros le dan la pelota y esperan que se convierta en el salvador. Sucede distinto en Barcelona, donde ‘la Pulga’ tiene jugadores con los que puede tirar una pared e ir a buscar una devolución. En la selección nadie se hace cargo. Pareciera que, salvo a Messi, al resto los citan porque son lindos, porque tienen los mejores autos o porque usan los celulares más modernos. ¡No! Se tienen que dar cuenta de que los llaman porque se destacan todos los fines de semana en los grandes equipos de las grandes ligas del mundo.

—¿Dybala y Messi pueden jugar juntos?

—Claro que pueden. Sucede que hay periodistas que se pasan de la raya, que toman las palabras de una persona y las tergiversan, y eso trae problemas. Cuando Dybala dice que le cuesta jugar con Messi, no lo hace con maldad ni mucho menos. Me imagino que ahora el pibe se debe sentir mal porque lo sacaron del equipo titular, pero yo le diría que siga disfrutando de ‘la Juve’.

—¿Y los otros cordobeses? Están Rigoni, Pavón…

—Rigoni está jugando hace poco en el fútbol europeo y me parece que anda bien. A Pavón lo tengo visto un poquito menos. Me parece que los dos recién están saliendo del cascarón. Habrá que ver si llegan como para jugar un Mundial.

—¿No los ves como para estar en Rusia 2018?

—La verdad es que no te lo sabría decir. Imaginate que acá están en duda Icardi, Agüero, Higuaín… Todos están en duda, excepto Messi, al que muchos siguen criticando porque dicen que nunca ganó con la selección.

—¿Creés que “Leo” necesita ser campeón para validar su “chapa” de ídolo?

—Para nada. Ojalá se le dé, porque tres veces consecutivas (Mundial 2014, Copa América 2015 y Copa América 2016) se quedó en las puertas de ganar un título. Pero de ninguna manera considero que su grandeza como jugador dependa de cómo le termine yendo al equipo en Rusia.

—¿Qué puede pasar con Argentina en el Mundial 2018?

—Cualquier cosa, porque la clasificación fue con mucho sufrimiento en ese último partido de eliminatorias con Ecuador. De todos modos, Argentina nunca es un equipo fácil y menos en los mundiales, donde siempre va de menor a mayor. Ojalá que el equipo se recomponga y logre sacar adelante al fútbol argentino.

—¿Cómo ves al fútbol de Córdoba?

—Y… Talleres es el que hoy le está sacando las papas del fuego al fútbol de Córdoba, porque Belgrano no está funcionando bien y a Instituto lo tenemos ahí abajo. Esperemos que todo se componga… Y que ‘la Gloria’ esté en Primera División el próximo año, cuando el club cumpla 100 años.

Estás tuiteando, "Matador"

En su cuenta de Twitter (@ESPNMarioKempes), “el Matador” tiene 521 mil seguidores y varias polémicas acumuladas en lo que va de 2017. La primera fue el 4 de febrero, cuando criticó el rendimiento futbolístico del Valencia FC, el club donde jugó y es ídolo, tras una dura derrota (0-4) ante el Eibar, por la Liga española: “Señores, lamentablemente estamos en presencia de un equipo que está perdido. No hay juego, no hay dirección y son pocas las ganas que se ven”. La respuesta del magnate singapurense Peter Lim, principal accionista de la entidad desde 2014, no se hizo esperar y al día siguiente Kempes dio cuenta de ella en sus redes sociales: "Hoy oficialmente se me ha comunicado que no soy más el embajador del Valencia, pero mis sentimientos para este club no cambiarán y seguiré dando mis opiniones sobre lo que no considere correcto".

Más adelante, el 8 de agosto, Kempes cuestionó el alineamiento de otro de los máximos referentes del fútbol argentino con el presidente venezolano Nicolás Maduro: “Diego Maradona, ¿cómo puedes apoyar la muerte de 124 jóvenes por defender la libertad y democracia de su país? No a la dictadura. Venezuela libre". 

Y como no hay dos sin tres, el campeón del mundo del ’78 disparó munición gruesa contra el seleccionado argentino, luego del empate 1-1 ante Venezuela, el 6 de septiembre, haciendo una comparación con el tenista Juan Martín del Potro, quien acababa de ganarle al suizo Roger Federer en el US Open: "Dos o tres con el corazón de Delpo en la Selección y no tendríamos muchos problemas ni críticas en contra". 

“Yo no tengo problemas a la hora de expresarme. Lo que veo lo digo y listo, le guste a quien le guste”, se defiende Kempes al hablar de aquellas tres polémicas que animó en formato
de 140 caractéres.

—¿Y cómo estás ahora con el Valencia?
-Bien… Bien lejos. Hoy el Valencia está lejos de mi vida.


“No comment" sobre Trump

Ya hace varios años que Mario Alberto Kempes está radicado en el estado de Connecticut, en la costa este de Estados Unidos. Sus vecinos de Bristol, uno de los suburbios más tradicionales del condado de Hattford, no conocen demasiado sobre su pasado de futbolista exitoso y de entrenador trotamundos, pero sí lo identifican por su presente como comentarista deportivo de ESPN, la cadena televisiva que tiene su sede en ese mismo lugar. “El Matador” también es muy popular entre los jóvenes y los fanáticos de “la Play”, ya que desde hace un lustro es uno
de los narradores de los videojuegos FIFA. “Hoy tengo un trabajo que disfruto mucho, pero no descarto volver a ser director técnico algún día”, afirma el bellvillense. 

Cuando la inquietud del periodista pasa al campo de la política y se le pide una evaluación del primer año de gobierno del presidente estadounidense Donald Trump, Kempes se sorprende como quien recibe un rebote inesperado al borde del área contraria pero enseguida acomoda el cuerpo y para la pelota con rapidez de delantero y un gesto de picardía: “¿Qué querés que te diga, hermano?… Yo no sé hablar inglés”.