CULTURA
GUTEMBERG VS. GOOGLE

El falso retorno del apocalipsis

¿Cómo afectarán las bibliotecas on line al libro? La polémica Updike-Kelly

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En 2004 Google anunció su proyecto de escanear libros y ofrecerlos en la web. La única diferencia con las bibliotecas virtuales vigentes es la dimensión: hoy se habla de incluir 50 millones de libros; y la empresa acaba de cerrar acuerdos con importantes universidades y bibliotecas anglosajonas.

Todavía son más las cuestiones indeterminadas que las conclusiones. ¿Cómo afectará esto al mercado editorial? ¿Qué papel ocuparán los autores en el proceso? ¿Qué sucederá con los derechos de autor? ¿Habrá realmente una democratización del saber, o Google planea nuevos mecanismos de comercialización?

El suplemento "Babelia" del diario El País publicó un artículo sobre el tema, firmado por el escritor norteamericano John Updike. Un ejemplo más de lo que suele suceder ante la aparición de una novedad de indefinidas consecuencias: los apocalípticos alzan sus precámbricas protestas, siempre plagadas de retóricas añoranzas.

El artículo polemiza con Kevin Kelly, periodista de la revista Wired; lo interesante es la puesta en escena de dos paradigmas extremos: por un lado, Updike y su temor por la pérdida de la romántica individualidad moderna, y la figura del autor. Por otro lado, Kelly, con un optimismo próximo a la fe en el progreso indefinido de la mano de la evolución tecnológica, exalta como valores supremos "los vínculos, la conexión y el compartir".

Kelley afirma que estas bibliotecas "sería verdaderamente democráticas." Predice que los libros podrán fragmentarse y que "se mezclarán de nuevo en libros reordenados y estanterías virtuales. Al igual que los oyentes ahora hacen malabarismos y reordenan canciones para concebir nuevos álbumes, la biblioteca universal alentará la creación de estanterías virtuales que se editarán e intercambiarán en espacios públicos comunes. De hecho, algunos autores empezarán a escribir libros para que se lean como fragmentos, o para que se remezclen".

Updike ve aquí "un panorama espeluznante". Como los copistas medievales que temían por la desaparición del gremio, el escritor se preocupa por la desaparición de libreros y autores. Su futurología da por sentado –entre otras cosas– que todo se corromperá, incluidos los lectores. Sin fundamentar demasiado, parte del famoso "todo pasado fue mejor" para afirmar: "El libro impreso, encuadernado y pagado era –y de momento sigue siendo– más riguroso y exigente con su creador y el consumidor."

Lo que olvida es que un avance tecnológico no siempre arrasa con un formato anterior, sino que, como viene sucediendo, abre el camino de la convivencia. En una época se pensaba que el cine iba a matar la radio, y luego la TV a todo lo anterior, el VHS al cine y, bastante antes, Platón temía que la escritura aniquilara la memoria.

La incómoda incertidumbre acerca del futuro siempre dio lugar a respuestas apresuradas y extremas. Pero, como se dijo tantas veces, los errores tampoco impiden la repetición.