“Les recordará su infancia, su juventud, quiénes fueron y
quiénes no debieron dejar de ser nunca”, afirmó José Saramago al presentar “Las pequeñas memorias”, su nuevo libro
autobiográfico en el que invita a descubrir los primeros años en su pueblo natal de Azinhaga y su
adolescencia en Lisboa.
Después de veinte años de intentar terminar esta obra, el premio Nobel de Literatura dijo
sentirse satisfecho con el resultado porque le permitió “resucitar” a su familia, especialmente a sus
abuelos, del paulatino olvido que implica la muerte. “Al escribir sobre ellos, los recuperé para otra forma de
vida”, señaló al diario español La Vanguardia.
“Si yo no hubiera vuelto al pueblo, hoy sería otra persona. Ese pueblo, con sus gentes analfabetas que parecía que no tenían
nada que transmitir, hizo de mí la persona que soy. Ellos me inculcaron nos valores que he
mantenido a lo largo de toda la vida. Como también me enseñaron el frío y el hambre, el agua helada
dentro de los cántaros que había que romper cada mañana”, agregó al evocar su infancia de
niño callado y melancólico en Azinhaga.
“Las pequeñas memorias” (Alfaguara) fue traducida por su esposa Pilar del Río y
agrega una atractiva novedad para los seguidores de Saramago: 17 fotografías de su álbum personal,
con comentarios de su puño y letra.
En la presentación del libro en Madrid, el autor de "La Caverna" afirmó que su intención fue “hacer memorias de niño y me he sentido niño
haciéndolas”. “Quería – agregó – que los lectores supieran de dónde
salió el hombre que soy”.