CULTURA
entrevista a Ian Manook

“El rol del autor es desestabilizar al lector”

Periodista, editor y escritor francés, Ian Manook (pseudónimo de Patrick Manoukian) es el autor de “Yeruldelgger, muertos en la estepa” (Salamandra). En diálogo con PERFIL, este excéntrico narrador todo terreno cuenta cómo compuso al protagonista de la serie, una suerte de Holmes... pero mongol.

20170225_1181_cultura_Manook,IanFrancoise_Manoukian_01
Ian Manook. El autor nació en Meudon, Francia, en 1949. Ha escrito guiones para cómics de humor, dos libros de viajes y también una premiada novela juvenil. | Gentileza editorial
En un original juego de palabras, Patrick Manoukian eligió un seudónimo que lo identifica quizá más que su propio nombre. Ian, ese morfema que se agrega a cada apellido de origen armenio significando “de la tribu de” y haciendo siempre referencia a un pueblo, a una profesión, a alguna caraterística, es la clave identificatoria de los descendientes de este pueblo. Manouk: “pequeño” en armenio, “niño”, mejor; “el hijo del pequeño”. Así, el sufijo se transforma en prefijo, et voilà, Ian Manook, el autor francés. “Un pueblo nómade a partir del gran genocidio padecido”, dirá Manook en la entrevista con PERFIL, “como los mongoles de mi novela”.
En Yeruldelgger, muertos en la estepa hay alusión directa a Horatio y su CSI; de hecho, son los mongoles quienes refieren a él en cuanto encuentran el ticiclo, primero, y el cadáver de la niñita, luego. Así, todo predispone a un viaje visual a lo largo de la narrativa; la geografía elegida contribuye también al formato cinematrográfico.
“Visitamos Mongolia con mi esposa y mi hija Zoé, quien apadrina a un niño y fuimos a conocerlo en 2008, viajamos poco más de un mes y me enamoré del lugar”, empieza contando Manook, “Aunque la novela la escribí tres años después y decidí colocarla en esa geografía. Me interesan esos paisajes. Su belleza y la de la gente de Mongolia me decidieron a ubicarla ahí”. Es su hija justamente quien oficia de intérprete durante el reportaje aunque él entiende bastante el idioma español.
—¿Cómo se las arregla con las traducciones?
—Como el traductor de español es un autor reconocido en España y en Francia, confío en él. No queda otra... (Risas) Con el italiano, checo, griego, alemán y más idiomas a los que fueron traducidos ya no me quedó más que la confianza.
—¿Qué le gusta del estilo?
—El género policial permite recuperar lo novelesco y poner la intriga como protagonista, lo mío es más novela que novela negra, creo. Mi género es más novelesco. Creo que hay una vuelta a la novela negra en estos momentos, hay una red enorme de librerías especializadas en Francia, y eso da la oportunidad al lector de acercarse y al autor, de mostrarse.
—Las muertes del libro tienen caratcerísticas muy violentas, ¿hace terapia?
—No, ¿debería? (Risas). La violencia es un lugar común entre los nómades, no porque lo sean sino por las condiciones que deben afrontar en sus traslados. Construyo una técnica, la parte violenta es técnica simplemente. El rol del autor es desestabilizar al lector. Lo trabajo de modo tal, con contradicciones, dudas, que le dejo la responsabilidad al lector.
Tras una vida dedicada a la edición, decide dedicarse a la narrativa: “Trabajo como editor de revistas de viajes y para niños; he hecho, de todo: desde cómics, incluidos sus guiones para la TV, hasta monografías de rock”.
Nacido en la localidad de Meudon en 1949, Manook tiene dos licenciaturas de la Sorbona: una en Derecho y otra en Ciencias Políticas, además de una tercera en Periodismo. “Leo mucho y de todo, no puedo estar sin leer, aunque generalmente no termino nada: libros, revistas, lo que sea. Me encantan las décadas del 70 y del 80 de Estados Unidos en la literatura, Salinger a la cabeza. Cuando escribo, no leo. ¡Sobre todo para no leer alguna idea mejor que la mía! Cuando empiezo todavía no conozco a mis personajes. Uso varias computadoras, la Mac más grande, donde ver las maquetas, otra con el primer borrador y de ahí voy pasando el texto de un lado al otro”.
Se queda hasta el 10 de marzo y visitará Uruguay y Brasil. El último de la trilogía salió en octubre, el segundo está en traducción y el tercero ya está comprado para publicar aquí por Salamandra. Esta primera parte de la saga tiene peso propio, contundente, con todos los ingredientes que se precien en una novela del género: corrupción política, un comisario atormentado, duro y frágil, no muy simpático (el propio Yeruldelgger), policías corruptos, mafias, más las coloridas y lejanas tradiciones del yamanismo local.
Ganador de los premios Guli, el SNFC du Polar, de las lectoras de Elle, el elegido de los lectores de Quais du Polar/20 Minutes, entre otros, el autor no supo digerir estos reconocimientos: “Recibí todos los premios juntos, uno atrás del otro, no me di cuenta de nada. Los tres premios más grandes otorgados por los lectores me los dieron sin respiro, nunca lo procesé, realmente. Me siento muy halagado”.
—¿Qué viene luego de “Yeruldelgger”?
—La trilogía de Yeruldelgger está terminada aunque vendrán sus herederos. Ahora trabajo en una nueva novela alejada del género, transcurre en Brasil, quiero ubicar a Buenos Aires también, otra en Islandia, veremos. Sí, ya tengo firmado un compromiso de narración de una saga histórica sobre Armenia, novelaré la historia de mi abuela, sobreviviente del genocidio gracias a ser vendida como esclava en Aleppo.n