Su vida es un
cuento de hadas; cuando pasaba su peor momento y su destino parecía maldecido por
una brujería, llegó la magia de un niño que la sacó del pozo y la lanzó a la fama mundial.
Si alguien le hubiera dicho a Joan Rowling que la historia del niño mago que escribía en una cafetería de Manchester, el único lugar donde podía disfrutar de un poco de calefacción, sería la solución a todos sus problemas, seguramente ella se hubiese reído tímida y habría tomado un sorbo más de ese café que le permitía vencer el sueño durante las largas noches. Sin embargo, así fue cómo se forjó el inicio de la novela que hoy fanatiza a millones de personas alrededor del mundo, entre noches de sueño y cafeína.
Esa misma historia mágica fue la que sacó a Rowling de la miseria absoluta y la catapultó a ser una escritora de renombre internacional.
Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Joan Rowling nació el 31 de Julio de 1965 en Yate, Escocia; hija de una madre amante de la lectura y un padre maestro, su primer recuerdo es el nacimiento de su hermana Diana, con quien le encantaba recorrer el cementerio de al lado de su casa. Era una niña insegura y angustiada, muy similar a Hermione. Su pasión por la escritura comenzó en esa época: pasaba horas delineando cuentos en los que sus amigos superhéroes y cuyo final era siempre “continuará...”.
Su adolescencia fue fugaz, pero rica. Los buenos recuerdos inspiraron situaciones y personajes de sus novelas, mientras que los feos momentos sirvieron para personificar la maldad de mundo mágico de Hogwarts.
Luego de graduarse en idiomas, viajó rumbo a Francia para enseñar inglés. Al año siguiente, regresó a Inglaterra y trabajó para una compañía de espías industriales y para Amnistía Internacional. Esos puestos eran sólo contingentes, Rowling quería vivir como una escritora, pero aún no era el tiempo.
Durante un viaje a Portugal conoció al periodista Jorge Arantes, con el que se casó al poco tiempo. Su relación no fue la ideal y se separó de su marido al que no volvió a ver jamás. Antes del divorcio, quedó embarazada de Jessica, a quien crió sola poco tiempo después de la muerte de su madre, un golpe que la afectó mucho.
Sumida en la pobreza, apenas tenía dinero para alimentar a su hija, se internó a escribir la historia de un joven mago en una escuela de brujería, una idea que la había asaltado tiempo atrás durante un viaje. Su manuscrito fue rechazado por varias editoriales hasta que, por una casualidad del destino, una empleada de Bloomsbury vio el material, justo antes de que fuera desechado, lo leyó y se lo mostró a su jefe, que quedó asombrado por la novela.
El resto es historia conocida, el joven mago, cuyo nombre era Harry Potter, explotó la imaginación de grande y chicos alrededor del mundo y se convirtió en un fenómeno editorial sin precedentes. Hoy, J.K. Rowling (adoptó la K. de Kathleen –el nombre de su abuela– por un consejo editorial) ya no debe preocuparse por sobrevivir a duras penas: es una de las mujeres más ricas de Gran Bretaña, tiene incluso más dinero que la Reina de Inglaterra, vive en una mansión y, lo más importante, es una escritora consagrada. La única dueña de la magia .
