CULTURA
recambio en la biblioteca nacional

Las verdaderas razones del portazo de Manguel

Aunque se va aduciendo “razones de salud”, motivos presupuestarios, burocráticos y de ajuste serían los motivos reales de la renuncia de Alberto Manguel a la BN. Su reemplazo por Elsa Barber y lo que vendrá.

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Escándalo en la BN. Alberto Manguel acompañado de Pablo Avelluto. | cedoc

Esta semana se concretó algo que, acaso, parecía ser solo una cuestión de tiempo: Alberto Manguel abandonó su cargo de director de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. La renuncia, sin embargo, no fue motivada –o al menos así lo aseguró el mismo Manguel y el ministro de Cultura, Pablo Avelluto– por el creciente malestar que venía manifestando, incluso en público, por el bajo presupuesto y las trabas burocráticas, sino por motivos de salud. Cinco años atrás había padecido un cáncer y ahora dijo que su oncólogo le recomendó abandonar el trabajo.

No obstante, dentro de la Biblioteca Nacional circulan otras versiones. Tanto la gente del gremio como otras fuentes importantes dentro de la institución aseguran que es muy probable que Manguel se haya ido para no tener que despedir trabajadores, lo que ocurriría en los próximos meses. Recordemos que el Ministerio de Modernización ya había planteado la posibilidad de “avanzar” con los entes autárquicos y que Elsa Barber, la actual subdirectora que dirigirá la institución a partir de agosto cuando Manguel abandone el cargo y el país, no había tenido prurito alguno en despedir 240 trabajadores a principios de 2016, cuando estuvo como directora interina. En ese momento, recordemos, Manguel había pospuesto su asunción aduciendo que tenía que dar algunos cursos con los que ya se había comprometido, pero la conjetura era la misma que ahora: que no quería ser él quien despidiera gente.

En cuanto a su gestión, algunos de los ejes –además de “despolitizar” la Biblioteca– fueron trabajar en la digitalización del acervo y adquirir manuscritos de distintos escritores, sobre todo de Borges.

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Pero siempre se encontró con el mismo obstáculo: el dinero.

De hecho, en los últimos meses era usual verlo quejarse del poco presupuesto que tenía. Recordemos que al principio de su gestión tenía un presupuesto de 417 millones. El kirchnerismo, a fines de 2015, lo había aumentado en un 60%. Sin embargo, al año siguiente, y según datos del Ministerio de Hacienda, el primer presupuesto que hace Cambiemos contempló un aumento de 13,48%, pero en un contexto donde la inflación bordeó el 25%, con lo cual hubo una reducción de casi 12 puntos en el poder adquisitivo real de la institución. En 2018 el aumento fue de 37% y se calcula que la inflación va a rondar ese porcentaje, o tal vez un poco menos, pero el número, en cualquier caso, estará lejos de compensar la pérdida acumulada.

Avelluto desmitió que existan "razones ocultas" tras la renuncia de Manguel

De todos modos, y a pesar de que a estos números tal vez habría que sumar la subejecución presupuestaria de la que hablan algunas personas con cargos importantes dentro de la institución, los problemas económicos de la Biblioteca Nacional, hay que decirlo, son más bien estructurales; no empezaron hace dos años, si bien en este tiempo se acrecentaron.

Una de las diferencias con la gestión anterior es que, según comentaron a este diario fuentes cercanas a Horacio González, el ex director solía pedir partidas extras de dinero directamente al Ministerio de Economía y, de ese modo, podía mantener la institución más o menos en orden.

Manguel, por supuesto, no ha tenido esa posibilidad, y por eso muchos de los logros de su gestión los alcanzó sin invertir dinero del presupuesto: tenía que arreglarse como podía. Para la adquisición de la biblioteca de Bioy Casares, por ejemplo, habilitó un mecanismo que la Biblioteca no venía utilizando –la exención de algunos impuestos a los donantes– y salió a buscar sponsors. También consiguió que Microsoft donara un paquete de software por un valor de un millón ochocientos mil dólares, y recientemente logró la adjudicación de una beca Fonplata, que permitirá adquirir maquinaria para avanzar con el proceso de digitalización, que por cierto, y como dijimos, era uno de los ejes de su misión, según le había dicho a PERFIL en la primera entrevista concedida a un medio local luego de conocerse su nombramiento al cargo que ahora abandona.

En esa misma entrevista también había dicho que no conocía la política del Gobierno y que no iba a adherir a cualquier idea política que se le presente. Ideológicamente, podría decirse que nunca estuvo cercano al PRO/Cambiemos y en los últimos tiempos, según allegados a él, estaba cada vez más lejano. Todavía no se puede afirmar que su renuncia tenga que ver con esto, ni con probables despidos, pero lo cierto es que la designación de Elsa Barber –que viene de la gestión González– causa preocupación, y hasta malestar, en mucha gente de la Biblioteca.