En la mañana de ayer, a los
81 años de edad,
murió el destacado pintor argentino Carlos Gorriarena, mientras estaba de
vacaciones
en La Paloma, Uruguay.
Gorriarena sufrió una
hemorragia masiva y fue trasladado de urgencia a una
clínica de Rocha, donde falleció a causa de un
paro cardíaco. Estaba acompañado por su mujer, Silvia Vesco, y el menor de sus
tres hijos, Gerónimo.
Sus restos arribarán al país mañana jueves. Será
velado en el Palais de Glace y sus restos, inhumados en el
cementerio de la Chacarita.
Gorriarena
planeaba comenzar a pintar una serie de trípticos de gran tamaño que formarían
parte del envío a la galería paulista Thomas Cohn, en arteBA 2007, feria en la que todos los
años exhibía su producción. En estos días también se exponían obras suyas en Mar del Plata, en
Villa Victoria.
Gorriarena fue un
activo militante político y en su pintura quedaron plasmado su compromiso y su
visión progresista. Estuvo afiliado al
Partido Comunista, del cual fue expulsado en la década del 60 .
Su actitud de denuncia y su
impronta irónica y mordaz, fueron características destacadas de su obra. Retrató
en un tono
satírico y grotesco a “íconos de la barbarie”, militares argentinos de
rostros anónimos, y a líderes políticos, eclesiásticos y artísticos.
Sus lienzos
reflejaron los problemas sociales y políticos y entendía a la pintura como una
herramienta de transformación social. El genial pintor se destacaba por su
paleta de color encendida, de contornos difusos y deformantes.
Su obra también estuvo impregnada de un
fuerte sustrato psicológico, que subrayaba gestos y actitudes humanas que
desnudaban ciertos hábitos y costumbres decadentes, alejados de la moral.
Ricardo Carpani, Antonio Berni y Carlos Alonso son algunos de los grandes nombres junto a los
que se puede ubicar la pintura de Gorriarena.