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Bati, al que lloraron Newell’s y River

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Ya había sido aquella furia de goles en Boca, en torneo trampolín que lo llevó directo a Italia. Ya había sido el gran goleador del Calcio, en un club que jamás lo olvidará: en Fiorentina convirtió 207 goles, una cantidad imponente que le sirvió a ese club para ganar, por ejemplo, el título de la Serie B, la Copa de Italia y la Supercopa de ese país.
Ya había sido campeón con la Roma, su segundo club en Italia; en su primera temporada en él marcó 21 goles en 31 partidos.
Después cerró su ciclo en el fútbol grande con la camiseta del Inter; paso corto: en doce partidos convirtió dos  goles.
Ya había sido el máximo goleador de la Selección argentina. Además de ganar las Copas Américas de 1991 y 1993, gritó 56 veces. Messi es el único que, en el corto plazo, tiene chances de desplazarlo de esa cima.
Ya habían pasado también sus 26 goles en 26 partidos en Al-Arabi, suexperiencia en Qatar. Ya había pasado todo eso y sin embargo, Gabriel Batistuta no se olvidaba: “Passarella tendría que haber dicho ‘me equivoqué con Batistuta cuando lo limpié en River’, y listo”.
Además del Káiser, también lo lloró Newell’s, el club donde se formó. Y que también lo dejó ir, sin más.