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Emocin azul y oro

Boca despidió a Basile con una vuelta olímpica

Nadie quiso estar ausente. El equipo de la Ribera festejó la Recopa obtenida el jueves en Brasil y así saludó al "Coco".

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El festejo de los xeneises por la Recopa | AFP
Eran casi las dos de la tarde y el estadio de Boca Juniors ya estaba repleto. La gente se mostraba ansiosa, eufórica y con un dejo de emoción. Media hora después, la imagen del capitán xeneize, Hugo Ibarra, saliendo del túnel con la ansiada Recopa Sudamericana hizo estallar la Bombonera. Y esta vez latió más fuerte que nunca.

De a poco fueron asomándose todos los protagonistas que lograron poner a Boca arriba en la tabla de los ganadores del mundo. Pero la mayor ovación fue cuando apareció él, Alfio Basile, o el “Coco”, porque ésta no era una tarde más ni para los hinchas ni para el ex entrenador boquense.

Una vez más, sonó por los parlantes “We are de champions”, el himno del recordado grupo Queen, que sale a la luz cada vez que alguien se corona campeón y lentamente todos los jugadores que pusieron a Boca en la historia comenzaron a dar una prolija, pero emocionada vuelta olímpica.

Encabezada por Fernando Gago, Hugo Ibarra, Claudio Morel Rodríguez, Martín Palermo, Guillermo Barros Schelotto, Neri Cardozo y Rodrigo Palacio, recorrió todo el estadio que, en ese momento, primero se lo dedicó a Basile, pero después no podía faltar la dedicatoria a su archirrival, River.

“Vení, vení cantá conmigo que un amigo vas a encontrar, que de la mano de Alfio Basile, todos la vuelta vamos a dar”, sonaba desde todos los sectores de la Bombonera y el grito era cada vez más fuerte, aunque no tanto como la emoción del Coco –vestido con una camisa rayada, un saco negro y lentes oscuros-, y la de sus ayudantes, el “Panadero” Díaz ,el “profe” Carlos Dibos y el “Ruso” Jorge Ribolzi.

La vuelta terminó y en el círculo central que iba a pisar por última vez, al menos como entrenador de Boca, Basile levanto la Recopa conseguida el pasado jueves frente al San Pablo y se llevó su gran ovación por el quinto título conseguido en la institución de la Ribera.

Para los jugadores, para la gente, para los dirigentes y para el Coco y su cuerpo técnico no fue una tarde más. Se festejó un nuevo logro, pero también se despidió a un gran entrenador. Nadie se quiso perder la despedida, porque el que se fue, ya es un amigo de la casa.