DEPORTES
FLOJO EMPATE ANTE TEMPERLEY

Este River no pega ni despega

Otra vez jugo mal, y ni siquiera aprovecho haberse puesto en ventaja contra un equipo humilde. Volvio saviola al monumental. El martes, por la semi de la copa.

Para abajo. River sintió el empate como si fuera una derrota. Kranevitter, Boyé, Cavenaghi, Saviola y Vega son pura tristeza.
| AFP
El fútbol sigue siendo de los futbolistas. La tarde en que los hinchas de River iban a reencontrarse con Javier Saviola terminó siendo el momento ideal para la gran presentación de Gabriel Esparza, uno de los tantos ignotos que presentó Temperley ayer. Y fue su zurda picante (así lo definió Ramiro Funes Mori) la que se ganó la admiración de un público teatral, más expectante por lo que pasará el martes que por lo que ocurre con el equipo en el campeonato local.
Y lo que sucede es que juega mal. Con una formación remendada, de la que saldrán uno o dos jugadores para la semifinal contra Guaraní, River fue una sombra deambulante, un equipo parsimonioso, sin sociedades efectivas ni individualidades que marcaran la diferencia. A Saviola lo esperaron con ovaciones por su pasado (“Bienvenido Javier” se leyó en el cartel electrónico) y deseos por el presente. Pero el Conejo, que no jugaba de titular desde el 7 de febrero –para el Verona–, demostró que necesita tiempo. En el primer tiempo casi no intervino; y en el segundo, con la salida de Cavenaghi, se movió más, pero no dispuso de ninguna oportunidad para rematar.
Ni siquiera el golazo de Funes Mori de tiro libre sirvió para que River se desentumeciera. La dupla Solari-Mayada dejó de funcionar cuando el uruguayo se cerró; del otro lado, Driussi pesó poco y Boyé, menos. En el centro del ataque, Cavenaghi volvía a sentenciar lo que se sabe de él: sus épocas doradas ya pasaron. Lento, participó poco en el juego y no tuvo ni una jugada para definir, su verdadero fuerte.
Lo más atractivo del juego lo mostraron Esparza, fue dicho, y Fabián Sambueza (como su hermano Rubens, pasó por las juveniles de River). Uno por izquierda y el otro por derecha, hicieron ancha la cancha cada vez que Temperley recuperó la posesión. La estadística mostró que River tuvo más la pelota (el 72% del tiempo), pero fue el visitante quien tuvo más claro qué hacer con ella. Con Grbec de pivote, Esparza y Sambueza fueron hábiles para avanzar con la gambeta como escudo e inteligentes para ubicar los espacios vacíos. Fue Esparza quien explotó más esa virtud: tras un desmarque suyo ante Solari recibió la asistencia de Di Lorenzo y definió suave, con los ojos bien abiertos, para gritar el 1-1.
Si Temperley no ganó fue porque le faltó resto físico para terminar bien sus insinuaciones del segundo tiempo, cuando River chocaba sin cesar y no encontraba pausa ni con Lucho González, otro regresado. La foto final al mejor de la cancha, al cabo, fue para Esparza. Porque el fútbol sigue siendo una cuestión de futbolistas.