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Habla "mamá ogra" Fabbiani: "Cristian me vuelve loca para que le haga ravioles de carne y verdura"

La madre del jugador de River es cocinera desde hace 25 años en un restaurante de Aldo Bonzi. Por qué asegura que su nene no está gordo.

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| Nstor Grassi

De la soga que está en el jardín cuelgan cuatro camisetas de River. Cristian Fabbiani perfectamente podría recurrir al servicio de lavandería del hotel en el que vive, pero prefiere viajar desde Puerto Madero hasta Aldo Bonzi para que la ropa se la lave a mano su mamá Mirtha, chef profesional y señalada como la principal responsable de los kilos de más que ostenta la nueva estrella de River. Aunque ella dice que no está gordo y jura que le prepara ensaladas. “En la heladera siempre tengo chauchas, remolachas y huevos hervidos”, asegura.

Tiene 50 años y 25 de trabajo en Los Portugueses, un restaurante familiar del barrio. “Cristian tenía ocho meses cuando empecé –recuerda–. En ese momento mi marido estaba con poco trabajo y surgió ir a cocinar allá. Era para traer algo más de plata a la casa. ”Cuando quedó viuda ocho años después, tuvo que duplicar los turnos en la cocina y el jugador se acostumbró a verla siempre entre sartenes y cacerolas:

“Se venía a almorzar casi todos los días, aunque yo le decía que mejor no viniera porque estaba ocupada. Después de comer se ponía a cuidar coches en la puerta para juntar plata y comprarse una pelota. Si me habrá roto zapatillas...”, se ríe de lo que hoy es apenas una picardía. “Yo nunca pensé que iba a llegar a ser tan famoso, tan ídolo. River estaba caído y parece que él llegó para darles fuerzas a todos.”

—¿Dónde ve los partidos?

—Acá en casa, los compramos. Yo no puedo ir a la cancha, me hace mal, me pongo muy nerviosa. Me agarran unos dolores de cabeza que me tengo que dar una inyección para que pasen. El querría, pero no puedo. Así que me junto con la familia, hacemos bizcochuelo y tomamos mate.

—¿Cuál es su mejor plato?

—Todos. Cristian es de los ravioles, me pide caseros de carne y verdura. Y siempre me está diciendo: “¿Cuándo me vas a hacer en casa los ravioles tuyos?” Me vuelve loca, en las vacaciones me decía: “Hacés de todo, pero no los ravioles”. Yo le hice ñoquis, canelones... pero al final no le di el gusto.

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