Todo lo que cosechó en su paso anterior está al borde del olvido. Tres derrotas consecutivas hacen
peligrar la continuidad de la estatua.
¿Habrá derrocamiento?
Las ovaciones a Merlo se convirtieron en silbidos y cuestionamientos. |
Tlam
El fútbol es así. El límite que divide el amor y la idolatría del odio y las más extremas críticas
es muy delgado, y parece que Reinaldo “Mostaza” Merlo viene coqueteando con pasarlo, o
ya lo quebró.
Quien alguna vez fuera Dios por devolverle el honor a la "Academia" con un título luego de 35
años en el Apertura 2001, hoy es despedido de la cancha con una serenata de silbidos y reproches
por un esquema indefinido, planteos “mezquinos”, flojas actuaciones y la falta de
triunfos. La hinchada es así, vive el día a día.
La situación por la que está pasando el técnico de Racing, evidentemente, no es la mejor. A
pesar de que el torneo comenzó con las mayores expectativas al vencer a River por 3 a 1, con un
director técnico que consagró al club y a quien lo recompensaron con una estatua, toda la fe puesta
en la figura de Merlo se diluyó con las últimas 3 derrotas.
Pero no todo se juega en el campo de juego. Merlo se volvió irascible, enfrentó a varios
integrantes del club –fueron conocidas sus peleas con el delantero Facundo Sava, a pesar de
las desmentidas, y la pelea con Hector Castilla que terminó con su alejamiento– y nunca
estuvo conforme con los jugadores que Blanquiceleste SA consiguió para la temporada.
Además, circuló la versión, varias veces desmentida por los dirigentes, que su amigo Alfio
Basile se lo llevaría a la selección. Pero Merlo sigue firme con la idea de sacar adelante a la
Academia, con lo que tiene, como pueda. Sin embargo, menudo favor le haría el flamante conductor de
la Selección al sacarlo del centro de las críticas, y evitar que a la estatua de
“Mostaza” le terminen cortando la cabeza.
