DEPORTES
Automovilismo

¿Por qué no hay argentinos en la Fórmula 1?

Desde que en 2001 Gastón Mazzacane se bajó de su Prost-Hacer sin generar ni la más mínima repercusión, ningún piloto del país volvió a competir en la máxima categoría. Y no es todo: ni él ni sus inmediatos antecesores lograron, aunque más no fuera, pelear por un lugar en los diarios. ¿Ausencia de talentos? Definitivamente, no. Si bien sería una aventura afirmar que los pilotos de acá están al nivel de los mejores del mundo, es la falta de recursos económicos (léase, sponsors) la mayor traba para dar el gran salto. El más cercano, hoy, sigue siendo José María López.

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Pasaron cinco años, ocho meses y 23 días de la última participación de Gastón Mazzacane en la Fórmula 1. Aquella tarde, en Imola, el platense abandonó a bordo de un Prost-Hacer (apenas completó 28 vueltas) y, unos días después, fue reemplazado por el brasileño Luciano Burti.

¿Genera impacto esta noticia? No. A lo sumo, algo de nostalgia. Mazzacane nunca pudo demostrar su talento en ninguna otra categoría y hoy, tras una inevitable curva descendente, es apenas un animador del Top Race V6. Era previsible que el paso del tiempo encontrara a Gastón fuera de la máxima categoría. El dato que sí conmueve es que aquélla fue, nada menos, la última competencia de Fórmula 1 en la que participó un argentino.

La realidad indica que, desde esa temporada 2001 hasta hoy, el panorama para los pilotos locales se ha oscurecido. Y no porque Mazzacane haya sido un mal embajador, sino por una cuestión más profunda que nadie se atrevería a refutar: el automovilismo es un deporte en el que los recursos económicos caminan a la par del talento deportivo. A partir de este postulado, la ecuación podría simplificarse: no es que falten buenos proyectos, lo que faltan son buenos sponsors. “Esto no es de ahora: el automovilismo argentino nace cuando (Juan Domingo) Perón invierte mucho en el deporte como promoción. Si no, Fangio o Froilán González no podrían haber venido a Europa”, aclara Enrique Scalabroni, el ingeniero argentino que trabajó en Ferrari, Williams y Lotus, y que hoy dirige un equipo de GP2.

Vil metal. “La Fórmula 1 es un negocio millonario, y para entrar ahí no alcanza con talento. Creo que acá hay muchas cosas que se están haciendo mal desde lo dirigencial. Hoy por hoy, para mí, Pechito López está para correr, pero acá nadie pone la plata. Habría que crear un ente fiscalizador como es el ACA para que busque los patrocinantes, como por ejemplo YPF. Esto ya lo sufrí yo en su momento: con respaldo económico me habría mantenido en la F1. Si llegué sin poner un peso...”, explica Norberto Fontana, actual campeón de TC, y ex piloto de Sauber en 1997.

Mazzacane coincide: “ El problema es de raíz, los chicos que corren en Europa llegan por proyectos individuales, no hay organización a largo plazo ni respaldo de nadie. El panorama es complicado sobre todo por la plata, el euro está 4 a 1 respecto del peso argentino y eso te mata. Incluso, muchos chicos de acá tienen posibilidades de correr afuera y se truncan por eso”.

Mariano Werner, último campeón de la Fórmula Renault y unos de los principales proyectos del país, sufre como nadie por esta angustiosa realidad: “Un año en la Fórmula Renault europea cuesta 250 mil euros. Y para mí eso es imposible. Ir allá está muy complicado. Muchos ya se han tenido que volver. La plata no alcanza y hay que adaptarse. Hoy por hoy, pienso más en el TC 2000 que en una oportunidad fuera del país. La única opción posible sería si dos o tres empresas argentinas fuertes se juntaran para llevar un par de pilotos, como hace Brasil”.

¿Creer o reventar?
Todos lo saben: el país de Lula banca a los pilotos jóvenes destacados, los respalda a través de empresas petroleras y los cobija en el Viejo Continente durante un tiempo. Los resultados están a la vista (ver recuadro). Y nadie mejor que Rubens Barrichello, representante de Honda en la máxima categoría, para graficar el contexto: “Hay dos factores determinantes que son influyentes: por un lado, en Brasil hay una competitividad muy fuerte que nos permite sacar buenos proyectos, y por el otro, tenemos un mayor soporte económico. Por eso llegan tantos corredores de acá. Para el resto de los sudamericanos es muy difícil, no tienen apoyo de nadie. Yo no creo que esta ausencia momentánea de argentinos en la Fórmula 1 se deba a una falta de talento, sino más bien a un tema financiero. Algunos de los jóvenes que están en Europa tienen mucho futuro.”

Hay un punto en el que todas las fuentes consultadas coinciden: desde lo deportivo, los pilotos locales están a la par de muchos de los que corren en la elite. “Yo no tengo dudas de que hay chicos con potencial para estar en la categoría. Somos igual de rápidos que ellos, sólo que los sponsors europeos ponen plata en competidores europeos, algo lógico”, asegura Fontana. Para Mazzacane, tanto José María López como Esteban Guerrieri y Ricardo Risatti están en condiciones de llegar. En ellos tres, por el momento, se reduce la esperanza argentina. Son jóvenes, talentosos y con proyección. Y, aun a pesar de que largan con desventaja, mantienen viva la ilusión. Una ilusión que, hoy por hoy, está infectada por la utopía.

Seguir “pecheando”. Nadie duda de que, por estos días, José María López es el argentino que está más cerca de la Fórmula 1. El cordobés de 23 años lleva varias temporadas en Europa y, a pesar de que no pudo pegar el salto de tester a segundo piloto de Renault, todavía conserva las esperanzas de alcanzar la máxima categoría. “El mundo de la Fórmula 1 es muy frío, depende mucho de lo económico. Hay que estar en el momento justo y en el lugar indicado, y no se puede fallar en las elecciones. También hace falta apoyo político y de algunas empresas grandes. Yo hice mucho sacrificio, me fui de mi casa de chico... tal vez no haya alcanzado todavía”, comenta el hombre, un tanto decepcionado. Y agrega: “Hay una clara diferencia con los europeos en cuanto a gastos y a distancias geográficas. Tampoco es sencillo conseguir auspiciantes. Pero no me reprocho nada; además, todavía soy joven y no quiero resignarme a volver. Hay que seguir ‘pecheando’”.

Para Enrique Scalabroni es clave el apoyo de las empresas: “Pechito es un piloto con una capacidad impresionante, que va más rápido que la mayoría, que se exige, que conoce muy bien el auto campeón de la Fórmula 1, pero que terminará frustrado si no lo ayudan”. E insiste: “Tal vez, el gobierno nacional debería influir para que haya un argentino en la categoría. El deporte es fundamental para la imagen que da un país”.