DEPORTES
la chance de jugar en rosario

Presión a la AFA del Gobierno y de Messi por las sedes

Grondona quiere cumplirle el deseo al 10 de ir al estadio de Newell’s. El kirchnerismo se resiste por sus choques con la gestión socialista.

Bienvenida. La Selección, otra vez en el Monumental, donde no jugaba desde junio. Hubo guiños políticos K con banderas a favor de Chávez y de Cristina.
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Ni gritos ni golpes sobre la mesa; tampoco una amenaza. Se sabe: los modos de Leo Messi no tienen nada que ver con eso. Pero arrastra un deseo que, por viejo, de a poco se va convirtiendo en un capricho: que la Selección juegue en la cancha de Newell’s, allí donde él nunca lo hizo como profesional. Para que esa pretensión se cristalice deben acomodarse un rompecabezas manipulado por tres partes: Julio Grondona, la FIFA y el Gobierno nacional.

El sí del presidente. Grondona repite en su círculo íntimo la necesidad de que Messi llegue al Mundial “contento y feliz”. Cree que encolumnar la dinámica de la Selección detrás del capitán sólo puede traer beneficios. Por eso le dio vida a una gestión que empezó por la vía rosarina: Jorge, el papá de Leo, le transmitió el pedido de su hijo a Guillermo Lorente, el presidente de Newell’s. En palabras menos diplomáticas: “El pibe rompe los huevos, y es difícil decirle que no”, grafican en la AFA. Lorente escucha lo que le dicen desde Barcelona y deja la pelota en el sillón presidencial de Viamonte. Pero no hace comentarios públicos sobre el tema, para no incomodar a nadie; igual, en el club reconocen que la posibilidad les encanta: “Leo nos da una mano importante al hablar del tema en los medios”, cuenta un dirigente. Pero, a su vez, la misma fuente observa que en los últimos días se cruzaron algunas piedras en el camino: “Se puso más difícil, veremos si se destraba la semana que viene”.
El ni de la FIFA. El problema reside en las benditas normas FIFA. Ya pasó en 2009, cuando para acceder a la imposición de Maradona de salir de la cancha de River se reacondicionó el estadio de Central, todo a cargo de la chequera de la AFA. Al final, Brasil ganó 3-1 pero ya nadie se acordaba del supuesto frío del Monumental. En este contexto, poco importa que hoy haya seis estadios habilitados por FIFA en el país: el Monumental, el Ciudad de La Plata, el Mario Kempes de Córdoba, el de Colón, el Padre Martearena de Salta y el Malvinas Argentinas de Mendoza; para recibir a la Selección, Newell’s debería darles espacio y comodidades en la tribuna y las cabinas a setecientos periodistas, ubicar dentro de la cancha a más de cien fotógrafos, además de establecer una zona de calentamiento para cada equipo y una sala de conferencias de prensa en la que puedan trabajar ciento veinte personas. ¿Podrá el club realizar esas obras antes del 7 de junio, fecha del partido contra Colombia? En Rosario dicen que sí, pero que necesitan la confirmación “ya mismo”. La última chance en Eliminatorias sería en octubre, cuando el visitante sea Perú.

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¿Y el Gobierno qué? El año pasado, Grondona le advirtió al gobernador cordobés, café por medio en la sede de Viamonte: “El partido es de fútbol, no de política”. Se refería al Argentina-Paraguay que se iba a jugar (y se jugó) en septiembre, en Córdoba. Y De la Sota, que ya se había enemistado con el Gobierno, armó una tribuna con dirigentes del PRO y el peronismo opositor, que aprovecharon la atención mediática del día para salir en una cadena nacional paralela a la oficial. La movida le trajo un dolor de cabeza al presidente de la AFA.
Es que la sociedad con el Gobierno hace que Grondona mida cada movimiento. Por eso, por ejemplo, nunca le entregó a Scioli un partido en estas Eliminatorias, a pesar de que el estadio platense es el más moderno del país. “La relación del Gobierno con los gobernadores inclina la balanza”, explica un allegado a Grondona. ¿Eso incluye a Santa Fe, donde manda el socialista Antonio Bonfatti? “No”, amplía la fuente, “ahí la carta Messi tiene peso propio”.