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en avellaneda

Racing se relajó y Colón le sacó del bolsillo dos puntos clave

La Academia ganaba, era mejor que el equipo santafesino y recuperaba la ilusión. Pero no lo definió y terminó pagándolo caro.

Ni tuya ni mia. Villar forcejea con Luque, durante el primer tiempo. Fue un partido entretenido.
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El fútbol no siempre paga. En eso, quizás, reside buena parte de su encanto. Racing tejió los méritos suficientes para ganarle a Colón: pelota al piso, salida limpia con Bolatti, utilización de todo el ancho de la cancha y asociaciones productivas de sus chicos talentosos en ataque. Lejos de ser brillante, ese combo le bastaba para imponerse y empezar a soñar con darle un envión a sus pretensiones. Pero ayer le faltaron los goles que le habían sobrado contra San Lorenzo y Colón le facturó la falta de contundencia. Ahora le queda un fin de semana de lamentos.

Para bien y para mal, el proyecto de Racing para lo que resta del campeonato está en manos de su cantera. Los últimos dos partidos mostraron la cara más amable de esa dualidad: la de los rendimientos en alza, que les permiten a los hinchas ilusionarse con pelear de verdad, con establecerse como un candidato con real peso específico. Anoche, la sociedad Vietto-De Paul se ratificó como una usina de buenas ideas; los dos, cada uno con su estilo, condujeron a la Academia a una victoria necesaria. Había que ratificar el 4-1 del Nuevo Gasómetro para que aquello no quedara en un espejismo. Y los chicos, con el aporte de otro sub 20 como Zuculini, se buscan siempre. Cuando se encuentran, cunde el peligro. El gol de Camoranesi, el viejito que suele ponerle pausa a tanto vértigo juvenil, cerró la combinación que nació en el buen pie de Rodrigo y continuó en la lucidez de Luciano, el asistidor de Mauro.

El gol sacó a la Academia de un momento de pesadez, cuando empezaba a pagar no haber capitalizado los merecimientos que había juntado en el primer tiempo. Ya Colón se acomodaba mejor a un partido más previsible, en el que las llegadas escaseaban. El grito del 16 de Racing fue un cobro retardado; después, vino un tiempo de sopor en el juego, en el que no pasaba demasiado. Y eso, con una ventaja corta en el resultado, siempre admite poner el triunfo en peligro.

Esa latencia se cristalizó con una apertura de Curuchet a la derecha que Achucarro y Moreno y Fabianesi –recién ingresados– transformaron en el tanto del empate. Quedaban cinco minutos para intentar recuperar la diferencia, pero no hubo tal cosa: Colón vovlió a agruparse en defensa y terminó contando el punto a su favor.