DEPORTES

Román, otro líder nacional y popular

Desde que se retiró Palermo, Riquelme es el capitán y único referente. Clima más distendido.

Riquelme sonríe junto a Viatri.
| CEDOC

Juan Román Riquelme es el músculo de Boca que no corre; piensa, escupe, mueve la mano, ordena, escupe, sabe lo que sus compañeros piensan y lo que sus piernas le permiten hacer. Riquelme es el cerebro. Uno que, cuando extiende el brazo, ahora exhibe una cinta negra. Es el color que eligió para simbolizar su capitanía, menos estridente que el amarillo que lucía Martín Palermo. Su estilo sobrio no tiene competencia; ya no. Quienes lo conocen dicen que Román “está igual”. Lo que cambió es el vestuario. “Ahora hay más música, es un clima familiar”, le confía a PERFIL un allegado al plantel. Riquelme, el líder, marca el pulso. Se ve. Hasta se huele; la parrilla es un indicador. Los asados de los jueves no son ahora potestad del club. Desde que Riquelme es el capitán, la carne es exclusividad de los jugadores; un ambiente íntimo, sin cuerpo técnico. Julio Falcioni respeta el territorio. El entrenador no compite; no es como era Palermo, un par de Román. La convivencia de ambos se encuentra subordinada al objetivo de un título que desde hace casi tres años ni siquiera merodea por La Boca.

Alguna vez el enganche y el técnico se cruzaron fuerte. Saben los dos que se necesitan. Falcioni lo mima en público: “Es nuestra referencia, nos da la pausa y lee muy bien el juego. Román no es reemplazable”. Y lo refrenda: el técnico, que entendió que no puede competir con el jugador bandera, le entrega el equipo para que lo conduzca. “Es inteligente y conoce enteramente el juego”, justifica ante este medio Javier Sanguinetti, uno de los ayudantes de Falcioni. Se nota, sobre todo, en los tiros libres. Antes de patear, Riquelme agita sus brazos, mira, escupe, da indicaciones. Quiere asegurarse que, después de su tiro, el equipo no quedará mal parado. El capitán tiene quien lo escuche.