DEPORTES

Sobre el fondo de pantalla

Trotar, caminar, saltar y hasta arrastrarse: todo vale para avanzar en las carreras de aventura, donde el ritmo lo dicta el camino. como en Tandil, eje de un calendario cada vez mas cargado.

En espejo. Los atletas no conocen el camino hasta que lo recorren. Todos están obligados a llevar una mochila y abundante líquido para combatir el calor de enero.
| Diego Winitzky

Desde Tandil

Caca de vaca!”, exclama la señora, más divertida que horrorizada, tan preocupada en avanzar como en esquivar esas manchas verdes que se le van cruzando en el camino. Entusiasta atleta +40 llegada de la gran urbe, la buena mujer probablemente ni sepa que eso que señala se llama “bosta”. A secas.
Esa porción de materia orgánica es sólo uno de los escollos que los 1.500 corredores del OSDE Cruce Tandilia encuentran a su paso. El desafío no tiene nada que ver con el asfalto sobre el que la señora se entrenó: se trata de una carrera de aventura de 42, 21 o 10 kilómetros, las distancias en las que es posible anotarse. Según lo que el cuerpo aguante.
La escenografía es imponente: las sierras de Tandil ofician de pista gigantesca, demarcada por pequeños señuelos que los atletas persiguen para no perderse. ¿Atletas? Es una manera de presentarlos: en el camino conviven profesionales y amateurs, jovencitos y veteranísimos. En equipo o solos. Todos sudan lo indecible con tal de cruzar la meta, ubicada con vista directa al Lago del Fuerte. En la huella también anda este periodista de PERFIL, invitado a participar. Y lo primero que se aprende es que el cronómetro no importa nada: más vale disfrutar. De los senderos, de las piedras, de los yuyos, de los bosques, de las subidas empinadísimas, de alguna caída. De las vistas que en la redacción sólo aparecen en un fondo de pantalla. Del público, cómo no: abuelos que aplauden a sus nietos, nietos que aplauden a sus abuelos, señoras con delantal de cocina, chicas en bici.
Charly Centineo y Marcelo Palahi, responsables de Kumbre, la empresa organizadora, remarcan cuánto les gusta hacer las cosas así, a pulmón: van y vienen en motos por todo el trayecto, levantan un cartel en la llegada, vigilan el camino; y siempre enfundados en esas remeras chillonas (¿se las sacarán para dormir?). La edición de este enero, llamada “Reto al Precámbrico”, fue la quinta de una carrera que cada año tiene más inscriptos que el anterior. El mes elegido añade una dificultad: los que se anotaron en las dos distancias más largas corrieron la primera mitad el sábado a la tarde y la segunda el domingo a media mañana, con un sol impiadoso.
Para Tandil, el acontecimiento marca el disparo de salida de un calendario frondoso: durante 2015 habrá más de cuarenta carreras. Hay variadas: cross, correcaminata, ultra trail, desafío. Y en el medio de la lista aparece la reina del lugar, la Tandilia, que pasa por los puntos emblemáticos de la ciudad y este año se realizará el 15 de noviembre.
Será cuestión de comprar oxígeno, entonces. Y volver.