ECONOMIA
Exclusivo del Diario Perfil

Broda: "Al empresario le diría que sea cortesano"

En una entrevista de Jorge Fontevecchia, el dueño del mayor estudio económico de la Argentina analiza la crisis económica mundial desde una perspectiva local. El repaso de sus errores y lo que se viene.

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| Enrique Abbate / Diario Perfil

—Usted fue el economista emblemático de los 90; su estudio, el de mayor prestigio, y sus vaticinios, los más respetados. Con la caída de la convertibilidad, los economistas, en general, quedaron desprestigiados frente a la sociedad y luego, con la llegada de Kirchner, usted en particular fue elegido para canalizar las críticas a los economistas por sus errores de cálculo. ¿Se siente un chivo expiatorio sobre el que se descargó una frustración?

—Sí, y siento que vivo en un país donde lo que se dice puede caerle mal al poder de turno, que es muy poderoso.

—¿Cuáles fueron sus errores de previsión?

—La convertibilidad estalla por la inconsistencia entre el régimen cambiario y la política fiscal, y fui uno de los que más insistió sobre esa inconsistencia. La segunda razón es que hubo un abrupto cambio de las condiciones externas. La probabilidad de que la crisis de Asia arrastrara a Rusia, se produjera un brutal cambio de los flujos de fondos hacia los países emergentes, que Brasil devaluara con éxito, que el dólar se valorizara en el mundo, que al mismo tiempo cayeran las materias primas que vendíamos… Era una en diez mil la probabilidad compuesta, pero sucedió, lo que fue un error de previsión. Quizá mi mayor error haya sido no predecir ese abundante cambio de condiciones externas negativas que enfrentó la Argentina. Habría que haber devaluado con anticipación y fue un error de pronóstico no enfatizar en la necesidad de salir de un cambio fijo.

—Menem le ofreció ser ministro de Economía cuando echó a Cavallo en 1996 y usted, después de pensarlo una semana, no aceptó. Si hubiese sido ministro, ¿habría hecho los cambios como para no dejar la herencia que terminó explotándole a De la Rúa?


—Tomé la decisión en veinte minutos, y fue muy simple. Tuve la convicción de que Menem estaba jugado a la re-reelección, y a mí me parecía que después de Cavallo había que hacer una reforma estructural del Estado, la antítesis de lo que se hace hoy, y para eso se necesitaba mucho poder político y arriesgarlo… Y la decisión del presidente fue otra.

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