ECONOMIA
Cambio en el Gabinete

Cuáles son los tres desafíos de Lacunza en Economía

Al flamante ministro le tocará administrar una "papa caliente". Dólar, inflación y deuda, un combo difícil de manejar en el final de un mandato.

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El flamante ministro de Economía, Hernán Lacunza. | Cedoc

Al nuevo ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, le toca arribar al lugar que cualquier economista sueña, pero la oportunidad le llega en el momento menos deseado. Luego de una nueva devaluación, que seguramente traerá aparejada un correlato inflacionario, el exfuncionario del gobierno de María Eugenia Vidal deberá afrontar tres batallas para llevar el barco a buen puerto en diciembre: contener el dólar, evitar que se dispare la inflación y cerrar el programa financiero de 2019. 

Y, para colmo, estos tres objetivos deberán ser cumplidos sin descuidar una de las principales batallas de este Gobierno, sino la principal: llevar el déficit fiscal primario lo más cerca posible al 0. Para lograr oxígeno, será clave la negociación con el Fondo Monetario Internacional.

  • Dólar:

El valor de la divisa estadounindese fue, quizás, la madre de todos los males para la administración de Mauricio Macri. A poco de asumir este Gobierno, su primer ministro de Economía, Alfonso Prat Gay, tuvo que pagar el costo de liberar el cepo al dólar y, para colmo, con un tipo de cambio que estaba por demás atrasado.

Pero quien debió cargar con los costos de las megadevaluaciones más duras fue Nicolás Dujovne. Las primeras corridas se iniciaron allá por abril de 2018, aparentemente, cuando muchos inversores decidieron salir de Argentina debido a la puesta en marcha del impuesto a la renta financiera para tenedores extranjeros. Más allá de este hito, Dujovne asumió con un dólar a $16,33 y dejó su gestión con la divisa a $58,12. 

Si bien esta depreciación del peso permitió una mejora en los términos comerciales, ya que Argentina logró reducir el déficit entre lo que exporta y lo que importa, la crisis en la balanza de pagos desató la mayor inflación en 27 años, disparó la pobreza y ahuyentó todas las esperanzas de crecimiento del PBI. De hecho, se espera que la economía nacional se achique en 2019 y también en 2020.

Lacunza deberá trabajar duro para frenar la volatilidad cambiaria y, para ello, contará con las subastas diarias de 60 millones de dólares que le habilitó el FMI al Tesoro. ¿Parece poco? Lo es. Por eso deberá tener un trabajo coordinado con el Banco Central y aguardar que la autoridad monetaria intervenga en los momentos de zozobra. 

También, dependerá de los gestos de la oposición. Si Alberto Fernández, quien para los mercados se encamina a ser el próximo presidente, vuelve a señalar que el tipo de cambio está atrasado, es muy probable que los inversores decidan huir del peso. Si, por el contrario, el líder opositor vuelve a transmitir tranquilidad como lo hizo a mediados de esta semana, al decir que hay un equilibrio, posiblemente haya paz.

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  • Inflación:

Esta variable está muy atada a la de arriba. Argentina suele ser un país que sufre más que cualquier otro el pass through, es decir, el traslado a precios de las devaluaciones. De hecho, el derrumbe de la moneda de la última semana, seguramente, se traslade a precios, principalmente en los productos transables, es decir, en aquellos que son más exportables, como los alimentos. 

Cada punto de inflación es un cuchillo que se clava en la medición que más le duele al Gobierno: la pobreza. Por más cloacas y obras viales que haya en el Conurbano, las mediciones por ingresos están atadas casi de manera lineal a los aumentos generalizados de precios.

Una de las tareas de Lacunza será calmar las expectativas de inflación. Por lo demás, está atado a que las estrategias del Central surtan un poco de efecto: las tasas altas que congelan la actividad y el crecimiento cero de la base monetaria que retira pesos en circulación.

  • Deuda y programa financiero

El golpe sufrido por el Gobierno en las PASO impactó negativamente en el mercado y dificultará la refinanciación de la deuda de corto plazo del Tesoro. En una nota publicada hoy en Diario Perfil, analistas aseguraron que es muy difícil lograr el 46% de renovación necesaria para cerrar el programa financiero del año.

Para no caer en un incumplimiento, el Gobierno deberá recurrir a las reservas del Banco Central para cancelar las obligaciones. Por eso, argumentan los economistas, la entidad monetaria fue “cautelosa”, y no salió más agresivamente a frenar el dólar. Una vez más, el perro se muerde la cola. La deuda impide actuar sobre el dólar, el dólar se dispara y arrastra a la inflación.

Una ruta de vencimientos que se presumía factible de cumplir con financiamiento del mercado, ahora, ante el revés electoral oficial, luce preocupante si los inversores optan por no renovar y cobrar las Letes en dólares.

“El principal desafío que tiene el Gobierno dentro de la transición es cumplir con las obligaciones de corto plazo que principalmente están concentradas ahí, hay que esperar baja tasa de rolleo, tal vez del 25%, y la utilización de reservas, porque no creo que los mercados mejoren tanto de acá a octubre como para estar dispuestos a renovar al 2020", acotó a Diario Perfil Leonardo Chialva, de Delphos Investment.

Frente a este panorama, un informe de Consultatio, destacó la importancia de la quinta revisión del acuerdo con el FMI, que sería alrededor del 15 de septiembre. “En términos financieros, la aprobación de los US$ 5.400 millones resulta clave para poder cerrar el programa financiero de este año: sin ese aporte, debería liquidar el 30% de las reservas netas del Banco Central para poder atender a los pagos de deuda previstos, aun renovando el 30% de los vencimientos de Lecap en pesos”, estimó. Por las dificultades para obtener financiamiento, las agencias calificadoras de riesgo Fitch y Standard&Poor’s bajaron la nota de la deuda argentina y ven peligro de default. La expectativa está puesta en cómo repercutirá sobre el dólar.

MF/JPA/MC