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Diversificar productos para llegar a Asia

Especialistas argentinos y chinos debatieron cómo se puede intensificar el intercambio Asociativismo, tratados de libre comercio y contrucción de cadenas de valor, las claves.

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Tecnología, recursos humanos y naturales parecen no entrar en discusión al analizar cómo la Argentina puede proveer de alimentos al continente asiático que se estima seguirá creciendo sin pausa en los próximos 16 años, tema de un encuentro realizado ésta semanacoordinado por representantes de las embajadas de China, Japón, Corea del Sur, Tailandia, India y Vietnam y fue organizado por el Programa de Agronegocios y Alimentos y la Cátedra de Agronegocios de la Facultad de Agronomía de la UBA.

Fernando Vilella, director del Programa afirmó que “estos países representan el 40% de la población del planeta, y que hacia 2030 crecerán aún más. Por lo tanto, se convertirán en fuertes demandantes de alimentos. Sólo en Asia, mil millones de personas necesitarán ser alimentadas con producciones externas y sólo algunos países podrán conceder esos alimentos: América, Australia, Nueva Zelandia y Ucrania”, indicó.

La Argentina no puede permanecer al margen de esta realidad. “La interpretación —dijo— es que estamos en el país adecuado, en el momento preciso”. De ahí la importancia de que el sector productivo, el empresario y el académico confluyan para generar estrategias que permitan desarrollar estas oportunidades de producción y comercio con vistas al futuro.

“En China, la tendencia de los últimos 50 años es consumir aquellos alimentos que tienen mayor calidad nutricional. El consumo de legumbres bajó y los tubérculos cayeron, mientras que subió la ingesta de hortalizas, cítricos, carne y huevos. En tanto, la tendencia global marca una merma en el precio de los productos a razón de una tasa del 1 % anual”.

Entre 1961 y 2010 “aumentó la producción de cereales, aparecen los organismos genéticamente modificados que en la Argentina, tienen actualmente, bajo nivel de toxicidad, y merced a los cambios sociales, la clase media pueda acceder a proteínas más baratas”.

Afirmó que “en un contexto mundial en el que la autosuficiencia restringe las posibilidades de desarrollo, la Argentina cuenta con las oportunidades para producir una diversidad de productos aprovechando el potencial de cada región y estimulando su crecimiento”.

Precisó que “pocos países tienen la posibilidad de cubrir la demanda. Y la Argentina, cuidando sus suelos, puede ser no el granero el mundo sino el supermercado”.

El Panel de la República Popular China fue coordinado por Guillermo Santa Cruz, quien residió en ese país entre 2004 y 2013 Dijo que, por un lado, la expansión del país asiático “continúa en avance porque sabe dónde quiere llegar”, y por otro, que se generaron cambios estructurales en materia tecnológica, en los que la Argentina puede aportar en torno a la seguridad alimentaria.

En tanto, el Agregado comercial de la Embajada de la República Popular China, destacó que la Argentina y su país son socios importantes y que “en los últimos 5 años las relaciones económicas y comerciales tuvieron un desarrollo enorme”.

 

Los subsidios que ayudan

Li Ninghui, de la Academia Nacional de Ciencias Agrarias de China, anticipó que la población de ese país llegará en unos años a los 1.500 millones de habitantes. Para la nación asiática, la producción agrícola es muy importante porque la mitad de su población se localizada en zonas rurales, y sus ingresos provienen en un 50% de esa actividad. En ese sentido, la producción china cumple dos funciones: asegurar los alimentos a la población y mejorar el valor agregado para que se incrementen los ingresos de los productores.

En ocasiones, debido a que la producción agrícola es una actividad de riesgo, el gobierno nacional o local recurre al otorgamiento de subsidios con el objetivo de que se produzca lo suficiente para garantizar la seguridad alimentaria de la población, estimulando a los agricultores. En el caso de los destinados a la maquinaria agrícola, las autoridades abonan el 50% y el resto lo paga el productor. Gracias al “subsidio a los precios más bajos” para arroz, trigo o maíz, si el valor baja más allá de cierto nivel, el gobierno repone la diferencia al productor tomando el precio mínimo del mercado.

Entre 2000 y 2012, los seguros agrícolas se expandieron rápidamente. Un tercio de la prima es abonada por el gobierno central, el otro tercio por la administración local y el resto por el productor.