ECONOMIA
Una decada de ‘plata que quema’

El Gobierno cree en otros hábitos y desafía a la ‘generación financiada’

Incorporadas por completo a la planificación de los gastos familiares, las cuotas sin interés que parecen ver de cerca su fecha de vencimiento fueron durante los últimos años el punto clave para “ganarle” a la inflación, pero también para acceder a bienes y viajes que de otra forma habrían quedado fuera de la lista de posibilidades de muchos hogares.

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Incorporadas por completo a la planificación de los gastos familiares, las cuotas sin interés que parecen ver de cerca su fecha de vencimiento fueron durante los últimos años el punto clave para “ganarle” a la inflación, pero también para acceder a bienes y viajes que de otra forma habrían quedado fuera de la lista de posibilidades de muchos hogares.

Se trata de una forma de consumir que se hizo parte de una cultura, y cuya eventual desaparición es un tema de debate entre los analistas.
Consultado por PERFIL, Guillermo D’Andrea, profesor de Marketing y Retailing de la Escuela de Negocios de IAE, aseguró que, en términos de cambio de era, “esto ya pasó”.

“En principio, sabemos que la capacidad de adaptarse a nuevos escenarios macroeconómicos de la sociedad es muy grande. El caso más extremo tal vez sea la hiperinflación en los 80, que culminó con la convertibilidad en forma brusca”. Tal como recuerda D’Andrea, con la crisis de 2001 también se observaron “comportamientos de rápida adaptación: clubes de trueque, compras comunitarias”. Recién en 2004 se comenzó a ver cierta recuperación, y la industria de consumo y los planes de cuotas cobraron fuerza años después.

“En total, fueron 12 años de un modelo que fomentó el consumo. Somos expertos en compras, y esto nos lleva a pensar que los menores de 25 años sólo conocen eso, sin haber incorporado alternativas de ahorro, un verdadero desafío para la generación que está ingresando en la etapa laboral”, remarcó el especialista.
Para Mariano Otálora, director de la Escuela Argentina de Finanzas Personales, el cambio también será gradual. “Las familias tardan entre tres y cuatro meses en adaptarse a un nuevo contexto”, dijo, y remarcó que “transitamos un año de consumo cauteloso por la caída del salario real”.

“No volveremos a ver un boom de consumo por el menor poder adquisitivo, un menor financiamiento sin interés y la aparición de alternativas de ahorro para un sector más reducido o el acceso a créditos hipotecarios”.
La idea de que las cuotas pueden empezar a desaparecer también llega en un momento muy especial para el Gobierno. “Si cumple con las expectativas de los votantes en los próximos meses, tiene grandes posibilidades de ganar las elecciones legislativas el próximo año”, aseguró Otálora.