ECONOMIA
EL PACTO DE ARANCELES CERO ENFRENTA A BODEGAS

Estalló la guerra del vino por el acuerdo Mercosur-UE

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La posible firma de un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, que algunos allegados a la negociación señalan factible para julio, ha desatado una insólita guerra en la industria del vino que sirve como caso testigo de los debates que se vendrán por el impacto del tratado en distintos sectores.

De un lado, las principales bodegas exportadoras de la Argentina, que incluyen desde Grupo Peñaflor, de la familia Bemberg, hasta Nieto Senetiner, del Grupo Molinos, pasando por firmas como Catena, salieron esta semana a respaldar a través de la cámara Bodegas de Argentina el cierre de la negociación. Del otro, la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), un ente mixto del sector privado y el sector público que integran múltiples cámaras, incluso Bodegas de Argentina, pero que emitió otro comunicado para advertir los perjuicios del pacto entre bloques. La postura de Coviar quedó representada por la bodega Zuccardi y también por la cooperativa Fecovita.

En el capítulo del vino, el acuerdo Mercosur-UE implica bajar a cero los aranceles del intercambio entre ambos bloques. Hoy, la Argentina paga entre 4 y 4,5% para ingresar al Viejo Continente, mientras la importación de vinos europeos, un 20%.

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Los críticos al acuerdo hacen hincapié en las “asimetrías” entre ambas políticas vitivinícolas y piden “convergencia arancelaria progresiva”. Se refieren a que Europa, el mayor productor de vinos del mundo con 12.500 millones de litros al año, subsidia la producción. Italia, por caso, vuelca 308 millones de euros al año, España, 304 millones y Francia, 280 millones. En la Argentina, en cambio, se cobran retenciones a las ventas externas.

Los defensores del acuerdo aseguran que más allá del apoyo europeo a sus productores, las bodegas pueden competir de igual a igual y que la firma del acuerdo multiplicaría por 12 las exportaciones de vino argentino al mercado europeo, “el principal mercado de exportación luego de los Estados Unidos”, dice Bodegas de Argentina en un comunicado. Además, subrayan que la Argentina tiene con Sudáfrica los mayores aranceles del mundo.

La cadena vitivinícola exporta unos US$ 200 millones anuales y emplea unas 100 mil personas según datos de la consultora Abeceb. “Hay bodegas más tecnificadas, más integradas verticalmente y con más inserción exportadora que ven con buenos ojos el acuerdo”, explica Hernán López Toledo, analista del rubro en esa consultora. “Pero hay otras que en el corto plazo tendrían que acomodarse demasiado, porque no se ve una competencia pareja”, asegura.

Un punto de debate central, además, tiene que ver con el Reino Unido. Ese destino hoy es el tercero de las ventas argentinas, pero se lleva entre el 50 y el 60% de todo lo que hoy llega a Europa. “Si el acuerdo termina siendo con la Unión Europea pero por el Brexit termina siendo sin el Reino Unido, sería peor”, explica López Toledo. “Se abrirían los mercados de la Argentina, Paraguay y Brasil, y se perdería el principal mercado nuestro”, añade. En Bodegas de Argentina rechazan esa lectura: dicen que Sudamérica nunca sería un gran mercado para Europa. “Chile tiene acuerdo y no lo inundaron de vinos”, dicen.

Con todo, la batalla de Coviar versus Bodegas de Argentina se ha transformado en una especie de River-Boca, con acusaciones que suben de tono: unos dicen que hay “motivaciones políticas”  detrás de las críticas a un acuerdo supuestamente beneficioso ya cerrado; otros, que hay “lobbistas que no son de la industria” que están tratando de copar la representación del sector. Parece que están lejos del brindis.