ECONOMIA
DESPUES DEL DLAR A 8 PESOS

Evalúan los peligros de relajar más el cepo al dólar

El Banco Central pretende enviar nuevas señales de normalización. Sincronizarían menos controles con la vuelta a los mercados. Cuál sería el impacto en la economía real.

Estudio. El jefe del BCRA analiza cómo seguirá el mercado del dólar.
| Cedoc Perfil

El cepo cambiario, que nació en octubre de 2011 como respuesta a una fuerte fuga de capitales, podría levantarse a lo largo de 2014. Tal es el objetivo de una parte del Gobierno y que, según los economistas, podría ser factible en la medida en que se cumplan ciertos requisitos que pueden asegurar la normalización de la economía y evitar una corrida bancaria.

Según pudo saber PERFIL, dentro del Banco Central la idea es clara sobre la necesidad de avanzar en relajar aun más las restricciones a la compra de dólares (flexibilizadas en parte en 2013) pero sólo si las condiciones están dadas. “La postura de su titular, Juan Carlos Fábrega, será la de la prudencia y tomando todos los recaudos. En el trimestre que recién comienza se buscará sumar reservas para trabajar en eso en lo que resta del año con pequeños pasos”, resumió un técnico de la entidad. En igual sentido, cerca de Fábrega comparten que podría haber alguna nueva “sintonía fina” en torno a las condiciones de acceso a la divisa, pero coinciden en que “nunca se levantará por completo si no está la certeza de que no habrá una corrida”.

En este sentido, los especialistas reconocen méritos en las medidas que la entidad tomó desde diciembre para equilibrar el mercado de cambios desde la devaluación de enero a la suba de tasas, y otros retoques que permitieron recuperar reservas. Todas estas determinaciones se tradujeron en una “pax cambiaria” necesaria, pero con límites en el tiempo, y son justamente los plazos y las medidas faltantes donde los economistas ponen el acento, al igual que en la llegada de crédito externo.

Escenarios. Maximiliano Castillo Carrillo, director de la consultora ACM, señaló que “levantar el cepo es necesario y se podría hacer relativamente rápido, pero se debería llevar a cabo con cambios adicionales, porque la inflación acumulada desde enero ya representa casi la mitad de la devaluación y es eso lo que marca los tiempos para tomar decisiones”.

Con respecto a las medidas que se tomaron hasta el momento, Agustín D’Attellis, economista de La Gran Makro, evaluó: “Puede decirse que levantar el cepo sería una buena noticia, pero los efectos dependerán del convencimiento de la gente sobre ciertos aspectos clave de la economía”, y consideró clave que antes de tomar la decisión existan expectativas de tipo de cambio estable, se alcance un nivel de reservas superior –que estimó en US$ 30.000 millones o por arriba de eso, en lugar de los US$ 27.700 millones actuales–, que la cosecha se liquide con normalidad y que se avance en la quita de subsidios.

El consenso es que una relajación mayor de los controles sobre el dólar está en estudio porque se irá administrando a medida que lleguen buenas noticias del frente externo.

Pendientes. El déficit fiscal es el aspecto más delicado para el conjunto de los economistas. “Si bien estamos un poco mejor que antes por las medidas cambiarias, se sigue gastando más de lo que se recauda”, sintetizó Luis Palma Cané, director de Fimades, por lo que levantar el cepo de inmediato sería “contraproducente”, y apuntó que se debe tener un gran poder político y un alto grado de confianza en el equipo económico.

Entre los beneficios que supone avanzar en un levantamiento del control sobre el dólar, los economistas destacan no sólo la reactivación del mercado inmobiliario y la posibilidad de acceso a la compra de divisas por parte de los individuos, sino, desde el punto de vista macroeconómico, “la prioridad debe ser que se permita el giro de utilidades de las empresas para atraer inversiones y se mantengan las señales de los últimos meses como el acuerdo con Repsol, el nuevo índice de precios (Ipcnu) y el diálogo con el Club de París, entre otros”, destacó Gastón Rossi, director de LCG. Además, con una brecha del 30% entre el dólar oficial, estable en $ 8, y un paralelo en torno a $ 10,40, una relajación extra podría derivar en una eventual mayor reducción camino a la reunificación del tipo de cambio.