Facundo Gómez Minujín es el CEO en la Argentina de JP Morgan, un nombre –cómo él dice– símbolo del capitalismo financiero internacional. El banco, uno de los que trabajan hoy con el Gobierno en la colocación de US$ 15 mil millones en bonos para cerrar el litigio con los fondos buitre (aunque no puede hablar del tema), se prepara para lo que será, asegura, un flujo impresionante de créditos en dólares que saldrán a tomar tras el arreglo en Nueva York el Tesoro, las provincias y varias empresas. El banquero, hijo de la artista plástica Marta Minujín, sostiene que la inversión financiera será la primera en llegar en la nueva etapa de relaciones con Estados Unidos que se está abriendo y quedará cristalizada con la visita de Barack Obama a fin de mes. “Es una señal importante”, subraya, mientras trabaja en la Cámara de Comercio Argentino-Estadounidense (Amcham) en el armado de la agenda que discutirá la delegación de 400 lobistas y hombres de negocios durante una jornada que tendrá lugar el 23 de marzo en La Rural. Sobre la coyuntura, dialogó con PERFIL al término de un encuentro con la prensa, en el que manifestó “inquietud” por la suba del dólar y pidió que se anuncie “un plan antiinflacionario”.
—El ministro Alfonso Prat-Gay planteó metas de inflación. —Hay que explicarlo mejor para que le llegue a la población. Lo importante con la inflación es la tendencia. Este mes fue 4. Fue un número alto. Se trasladó menos la devaluación a precios de lo que se hubiera trasladado si los precios no hubieran venido siguiendo el blue, porque si no, es imposible una devaluación del 50% y una inflación de 15%. Pero tiene que haber una tendencia. Hay que comunicar mejor y tienen que aplicarse medidas ortodoxas y no ortodoxas. Clásicas medidas monetarias y medidas de control de precios. Gómez Minujín asegura que “la inversión va a venir, pero más adelante”. Distingue entre inversión extranjera directa, inversión de servicios e inversión financiera, que es la que llegará antes. —¿Cuánta deuda se puede colocar este año en la Argentina? —Muchísimo, cerca de US$ 30 mil millones. El Gobierno, cuatro o cinco provincias, más algunas empresas. Puede pasar que no haya flujo para todos. —¿En qué cambia a las empresas que venga Obama? —Es una señal muy importante para empresas que están fuera del país. —¿Qué cambia para vos en lo cotidiano? —Si no hubiera ocurrido este cambio de tendencia, el REPO de enero (N. del R.: crédito al BCRA) no se hubiera hecho, porque los bancos ahora ya no financian a gobiernos con plata propia. —¿Cómo ven los bancos al país? —Nuestro CEO global no para de hablar bien de Argentina. Hay una esperanza de que el país se trate de normalizar. Y eso no es ni de izquierda ni de derecha.
