ECONOMIA
DIERON EL OK EN REUNIONES UNO POR UNO

Grandes empresarios respaldan el plan de emergencia oficial contra la inflación

Accionistas y gerentes de las principales empresas de alimentos y supermercados fueron llamados por el Ejecutivo. Se comprometieron a mantener los precios de bienes básicos.

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Sala de guardia. El presidente Macri y la gobernadora Vidal, ayer en un hospital en Saladillo. Lanzarán medidas en conjunto para aliviar los bolsillos en plena disparada de precios. | PRESIDENCIA DE LA NACION

Todo empezó hace poco más de una semana. Fueron llamados uno por uno los dueños y números uno de las principales empresas del país, los que manejan las partes más populares de las góndolas. La convocatoria no revelaba el motivo, pero sí que los recibiría el ministro de la Producción y Trabajo, Dante Sica. Lo descubrirían al llegar: les pedían apoyo para el flamante paquete de emergencia antiinflacionaria oficial. Y la mayoría transmitió su apoyo. Tal vez el gesto final durante este mandato.

Allí pasaron durante los últimos días de la semana pasada por los ascensores de la cartera las principales figuras del empresariado argentino, los que están detrás de los fideos, la harina, el arroz, los tomates en lata, el aceite, el azúcar como Luis Pagani, el principal accionista de Arcor y con un creciente porcentaje de Mastellone, o Luis Perez Companc, referente de la familia que controla Molinos. Ahí se sentaron también Miguel Acevedo, hombre fuerte de Aceitera General Deheza, cuñado de su dueño, Roberto Urquía, y titular de la Unión Industrial Argentina. Se acercó también el CEO de Ledesma, Javier Goñi, en representación de los controlantes, la familia Blaquier. También fue el núnero uno en el país de Pepsico Alimentos, Martín Ribichich.

Negocian de cuánto será el último aumento antes de congelar productos hasta octubre

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Más tarde fue el turno de los supermercadistas, pero no de cualquiera: de los que tienen capacidad de decisión plena. Como los dueños de las firmas locales, Alfredo Coto, de la cadena homónima, y Federico Braun, de La Anónima. También se acercó Rami Baitieh, el francés que maneja con total libertad Carrefour Argentina.

No se trató de reuniones de detalles ni de lápiz fino. Lo que PERFIL pudo comprobar era que Sica, que evitó hacer comentarios para la nota, informó y pidió apoyo político o hasta compromiso personal de los decisores del mercado de alimentos y bienes básicos sobre una medida que el Gobierno no siente genuina pero sí necesaria: congelar, aunque sin decirlo así, los alimentos, que están subiendo arriba del 50% en los últimos 12 meses, según datos del Indec. La búsqueda es conseguir por voluntad propia, quizá como último gesto de acompañamiento político del establishment, que al menos la inflación de un grupo de bienes de primera necesidad se tranquilice.

Salchichas, nugget's de pollos y crema dental, en el podio de los aumentos de marzo

La negociación fina vendría después, con los técnicos y lobbistas de cada compañía. El mensaje fue político. Y la respuesta de los dueños en líneas generales fue de respaldo. A lo sumo negociarán algún aumento en la entrada en vigor del programa para después sostener esos bienes sin cambios y, sobre todo, presentes en las góndolas. “El clima general fue de acompañar”, comentó uno de los participantes de los encuentros, que no ocultó su sorpresa por el llamado.

Algunos, como Braun, habían vivido el día de los dos mensajes, el lunes pasado en la cena del centro de estudios Cippec, en La Rural. Mientras ya les empezaban a pedir el apoyo a la contención oficial en las góndolas, el propio jefe de Estado, Mauricio Macri, despotricaba contra los controles de precios a lo largo de la historia. Pero poco a poco, comentando entre sí y comprobando que todos estaban siendo convocados, comprendieron que, más allá del mensaje con el que la conducción política y económica estaba intentando preservar la “identidad de Cambiemos” para diferenciarse de las medidas de la gestión anterior, el Gobierno les compartía una necesidad: que dejen de traspasar aumentos para recomponer márgenes de ganancias al menos hasta los comicios. Que se comprometieran a que una remarcación puede esperar. Al menos seis meses.