ECONOMIA
ARMANDO CARO FIGUEROA, MINISTRO DE TRABAJO en los 90

“Hay que cambiarle el nombre a la flexibilización”

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AYER Y HOY. Referente laboral del gobierno de Carlos Menem, defiende revisar los convenios y el derecho a huelga. | CEDOC PERFIL
El que fue ministro de Trabajo de Carlos Menem, José Armando Caro Figueroa, llevó adelante la flexibilización laboral en los 90, aunque hoy asegura que “no es bajar la indemnización y el salario”. También defendió la revisión de los convenios colectivos de trabajo y del derecho a huelga que persigue Mauricio Macri.

“La flexibilidad puede ser una ideología, un argumento de la patronal para reducir costos y magnificar ganancias, o puede ser una herramienta para generar empleo. Son dos visiones”, explicó en diálogo con Perfil. “En todo caso habrá que cambiarle el nombre porque está medio desgastado, pero hay que adecuar las condiciones de trabajo a las nuevas tecnologías”, sostuvo Caro Figueroa, hoy consultor laboral en Salta.

El acuerdo con los petroleros para Vaca Muerta fue rescatado como “un ejemplo”. En los 90 hubo un antecedente: un acuerdo automotor con Toyota, firmado por Smata, incluso antes de que los trabajadores estuvieran en sus puestos de trabajo, para garantizar la inversión. 

“Hay que retocar los pseudoderechos que encarecen la producción y nos sacan de competencia como los complementos salariales, tiempo de trabajo, hay que admitir la incorporación de nuevas tecnologías, la capacitación. Y eso se puede hacer mejor empresa por empresa”, sostuvo.

Con la premisa de que generarían empleo, durante el gobierno de Menem las reformas apuntaron a abaratar despidos. “Lo que no hay que hacer es segmentar a los trabajadores en el mercado. Ese fue un error de los 90. Tiene que haber condiciones homogéneas para todos los trabajadores e incentivos a la productividad que vayan por una vía paralela al mantenimiento del poder adquisitivo frente a la inflación”, sostuvo el ex ministro.

Ante la idea de negociar paritarias por productividad, señaló que mientras haya inflación no puede dejarse de lado esa compensación. Y que “las empresas deberían abrir sus números para negociar por productividad, algo que no están dispuestas a hacer”.

En la industria aspiran a revisar la antigüedad. “Es un complemento que era una forma de mérito de la administración pública. Pero es un incentivo sin contrapartida. Y hace que las empresas despidan al personal más antiguo”, sostuvo.  

También señaló que hay que revisar “el derecho de huelga, una de las causas de los problemas de competitividad”. “El pacto Kirchner-Moyano hizo que el transporte no fuese considerado servicio esencial. Hay que revisar los artículos sobre el derecho a huelga que van más allá de lo que permite la OIT, que marca que no se puede hacer huelga sin preaviso, por ejemplo”, sostuvo.