ECONOMIA
EL ATLAS DE LA CARNE

La crianza responsable, el ‘nuevo viejo’ método para los ganaderos

La Fundación Heinrich Böll, con sede en Alemania, revela cómo se puede modificar la producción para satisfacer los cambios en la demanda del consumidor.

Pastizales. Crece la necesidad de trabajar en una producción más amigable con el ambiente y el ganado.
| Cedoc Perfil
El Atlas de la Carne es un texto de la Fundación Heinrich Böll recientemente publicado que apunta al productor ganadero y a los consumidores. “Nosotros, y ese nosotros incluye a muchos latinoamericanos, vemos con preocupación un cambio muy brusco en la producción de una carne de pastizales a una producción intensiva. Y este cambio brusco tiene mucho que ver con la transformación en el campo y con la sojización de la agricultura”, explica a PERFIL Ingrid Wehr, representante de la fundación en el Cono Sur. Según dijo, la extensión del cultivo de soja dejó muy poco margen para la ganadería de pastizales y dio pie a la consolidación del sistema de feedlots. En este marco, con el Atlas, la fundación enumera aquellos problemas que acarrea la industrialización y concentración de la producción de carne, que incluyen animales sometidos a dietas casi exclusivas a base de soja y otros forrajes, la aplicación mayor de medicamentos para combatir enfermedades muchas veces surgidas del mismo encierro, la desaparición de los pequeños y medianos productores –con lo que aumentan los índices de desempleo, pobreza e indigencia– y las consecuencias nocivas al medio ambiente: aumento en la cantidad de estiércol no tratado, desaparición de especies autóctonas –aves y ganado silvestre– y contaminación de cursos de aguas, entre muchas otras.
Este libro, entonces, propone una vuelta a la ganadería de antaño. “Sería volver un poco a modelos anteriores, en pastizales, con mayor respeto por la criatura. Eso lo que implica es una crianza responsable de animales”, señaló Wehr. En ese sentido, desde la fundación trabajan con ganaderos de todo el mundo, con la intención de revertir de a poco esta situación. “Estamos en contacto con muchos productores, no solamente en la Argentina sino también en otros países, que les interesa mucho ese cambio. Pero lo que reclaman son dos cosas: por un lado, una demanda diferente de los consumidores. En eso ya hay cambios, no solamente en Europa sino también aquí en la región. Y por el otro, apoyo e incentivos por parte de la política pública a los productores que estén dispuestos a modificar su forma de producción. Necesitamos de la política y de una presión por parte de los consumidores para que se logre”, opinó.
La producción total de carne está creciendo de manera más lenta que años atrás. Sólo aumenta la porcina y aviar, gracias a la posibilidad de criar a estas especies en espacios más pequeños: se estima que para 2022 casi la mitad de la carne adicional consumida por la población planetaria será de pollo. En tanto, el productor cárnico estrella hoy es la India gracias al búfalo: actualmente, el 25% de la carne vacuna que se consume a nivel planetario es de este animal. El desafío, entonces, es concientizar al consumidor, para que pueda optar por la mejor alternativa tanto para su salud –la carne producida en pastizales tiene menor concentración de ácidos grasos que la carne de feedlots–; como para la sociedad y el medio ambiente. “El consumidor debe realmente demandar una carne producida de otra forma, y esto no tiene que ser un privilegio de una clase media adinerada, tiene que estar al alcance del bolsillo de todos”, concluyó la especialista Wehr de la Fundación Heinrich Böll.