ECONOMIA
AGENDA CONFLICTIVA PARA 2017

Macri prepara su reforma laboral con el petróleo como caso testigo

Para atraer inversiones a Vaca Muerta, el Presidente quiere reducir beneficios a los empleados. A fines de octubre se firmaría un nuevo convenio. Dudas por la viabilidad de los cambios.

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US$ 40.000. (SALARIO ANUAL DE UN PETROLERO) | Cedoc Perfil
El presidente Mauricio Macri se puso al frente de una negociación con sindicatos petroleros para reducir los costos laborales de esa industria –que paga los salarios más altos– con vistas a dinamizar inversiones en el negocio hidrocarburífero. La apuesta del mandatario, sin embargo, no se reduce a la energía.

Macri quiere extrapolar los lineamientos generales de ese acuerdo –que contempla la flexibilización de las condiciones de trabajo para elevar la productividad y competitividad– a otras industrias, como la automotriz y la de la construcción. Así lo explicitó esta semana el ministro de Energía, Juan José Aranguren, a los titulares de YPF, Miguel Angel Gutiérrez, de Pan American Energía (PAE), Marcos Bulgheroni, y de la francesa Total, Jean Marc Hosanski. En concreto, las principales petroleras del país están negociando con Guillermo Pereyra, líder del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de la Cuenca Neuquina, una adenda al Convenio Colectivo de Trabajo para introducir un marco laboral específico para los reservorios no convencionales.

La meta, en términos programáticos, es apalancar las millonarias inversiones que demandará la explotación de Vaca Muerta. En la praxis política, en cambio, se apunta a mostrar un acuerdo con un sindicato poderoso –como el de Pereyra–, que está dispuesto a acompañar un programa de mejora de la competividad argentina. Esa es la agenda que obsesiona a Gustavo Lopetegui, uno de los dos coordinadores de la Jefatura de Gabinete.  “El Presidente quiere firmar este acuerdo a más tardar a fines de octubre. La idea es replicarlo en otros sectores”, señaló Aranguren el miércoles en una reunión mantenida con ejecutivos petroleros y representantes sindicales. “El eje es mejorar la producitivdad para el largo plazo”, comentó también el jefe de Gabinete, Marcos Peña, en una reunión con economistas de diversos espacios en las últimas horas.

Documento. PERFIL tuvo acceso al documento que se está discutiendo en Energía. Es un acuerdo de 32 páginas que prevé un fuerte ajuste en los costos de operación en los yacimientos no convencionales, tanto los de Vaca Muerta (shale gas y shale oil) como los de tight gas (de arenas compactas). En los hechos, se eliminarán o reducirán remuneraciones adicionales que cobran los operarios petroleros y se reestructurarán formaciones operativas en pos de ganar eficiencia (se prevé una baja de las dotaciones de personal para equipos de perforación y completación de pozos). En el futuro inmediato, la iniciativa implicará un recorte del personal empleado por la industria y un ajuste de los salarios.
“El foco está en el largo plazo. Con el precio internacional del petróleo en torno a los US$ 50, la explotación de petróleo en Vaca Muerta sólo será rentable si logramos perforar con costos inferiores a los US$ 35 por barril”, explicaron desde una petrolera que participa de las negociaciones.

Macri descuenta que Pereyra –que esta semana fue reelecto por cuatro años al frente del gremio neuquino (que conduce desde 1984)– terminará firmando el nuevo convenio colectivo. “Al final de su carrera no se perderá la chance de quedar como el sindicalista moderno que destrabó con un gesto patriótico el desarrollo de Vaca Muerta”, confió un colaborador que lo conoce bien. Las partes volverán a verse el viernes que viene en Energía para intentar cerrar los puntos sobre los que aún existe discusión. No hay certezas sobre la viabilidad de la aplicación del acuerdo. “Por más que Pereyra firme, no será fácil que las bases del gremio acepten un recorte de sus salarios ni que haya despidos”, comentó un ejecutivo del sector.

Cambios. Pereyra aceptó eliminar las “horas taxi” que cobran los trabajadores por el traslado entre la ciudad y los yacimientos. La adenda prevé contratos de trabajo a plazos determinados con posibilidad de suspensión o cancelación en caso de que el proyecto lo demande. Se busca instalar un esquema similar al utilizado en la industria de la construcción con la libreta de aportes: las empresas sólo pagarán las horas trabajadas. Además, se regulará la “multifuncionalidad” en las operaciones en equipos de torre y en las actividades de operación y mantenimiento, que podrá ser exigida por los empleadores.