Hasta 1975 los gobiernos de Argentina se financiaban principalmente con inflación (emisión monetaria) algo de impuestos y aduanas (12% del PBI) y Las Cajas de Jubilaciones. La deuda Pública era más bien baja (14 % del PBI)
Esto cambió con la instauración de la dictadura (1976). La tasa de inflación no bajó (todo lo contario), descendió levemente la magra recaudación tributaria y previsional, pero la deuda externa creció al 47% del PBI. La influencia nefasta de éste coctel afectaría a toda la década del 80. A principios de los noventa, la deuda pública se redujo vía Plan Brady y el canje por privatizaciones. Con ello, se abría nuevamente el acceso a los mercados financieros internacionales.
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