ELECCIONES2017
Recorrida por la provincia

En el Conurbano, la pelea de los militantes por los votos es en la calle y cuerpo a cuerpo

PERFIL estuvo en distintos barrios de Quilmes, Lomas de Zamora, San Martín y San Fernando. Allí se buscan las adhesiones que los candidatos no pudieron conseguir en spots publicitarios y la TV.

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PER FIL estuvo en distintos barrios de Quilmes, Lomas de Zamora, San Martín y San Fernando. Allí se buscan las adhesiones que los candidatos no pudieron conseguir en spots publicitarios y la TV. | Marcelo Aballay

En la última semana de campaña electoral, los partidos políticos salen a buscar el voto en el territorio que terminará definiendo la elección. El frío y la alerta meteorológica no alteran la necesidad de los dirigentes locales de cada uno de los partidos políticos de pelear ese sufragio que su candidato nacional no pudo lograr en los spots publicitarios y la televisión. Se trata de una pelea cuerpo a cuerpo que se disputa en el conurbano bonaerense: 24 distritos de la provincia de Buenos Aires en donde vota el 23% del padrón nacional.

La costa del Río de la Plata se siente cercana el martes a las 9 de la mañana en la peatonal Rivadavia de Quilmes. A pesar del viento y la llovizna un grupo de mujeres intenta montar el primer gazebo de Cambiemos. Antes de colocar las sombrillas e inflar los globos, se empiezan a acercar los vecinos, todos con la inquietud de conocer su lugar de votación. Nora Saracco, directora de Turismo de Quilmes, está en cada elección en la misma esquina desde hace treinta años (antes repartía la boleta radical, ahora la de Cambiemos). “Yo sólo le doy boletas a quien la pide. En 2015 en esta esquina repartimos 40 mil boletas, ahora no está el mismo entusiasmo y hay un clima de violencia que nunca vi”, cuenta.

Elida tiene 80 años. A pesar de que a esa edad no tiene obligación de emitir su sufragio, quiere ir a votar. “Cada cual tiene su creencia política, así como su religión y lo importante es respetar al otro”, responde Elida cuando un señor pasa por la mesa de Cambiemos y dice en voz alta: “Vamos a cambiar, pero a cambiar de otro modo, no como hacen ustedes”. Al mismo momento, Graciela dice: “A mí no me gustan los políticos, pero me gusta María Eugenia”. Las militantes de la mesa le piden que para apoyar a la gobernadora, mañana lleve la boleta que encabeza Esteban Bullrich.

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A 10 kilómetros ya no existen las peatonales y el barro le gana al asfalto. En Francisco Solano, un barrio humilde de Quilmes, se multiplican las mesas de Unidad Ciudadana con las boletas de la candidata a senadora, Cristina Kirchner. Hasta allí se acercan los vecinos, a quienes se les indica dónde votar, información que los militantes buscan en sus propios celulares. Algunos son extranjeros, por lo que les explican que las únicas categorías que están habilitados a votar son las nacionales. “Antes, los fines de semana disfrutábamos del asadito. Hoy vengo a comprar alitas a la carnicería”, dice Julio, quien acaba de salir de la carnicería de la calle 835 y 893 de Solano.

Cerca del mediodía empieza a salir el sol, pero la temperatura baja no afloja. Los afiches de “Cristina Kirchner, senadora-Federico Otermín, diputado-Martín Insaurralde, conducción” advierten que ya es Lomas de Zamora. En Temperley, en la calle Eva Perón aparece el primer local de Cambiemos que, en plena campaña electoral, tiene pintadas sus paredes con las iniciales “CFK”. También se nota un “chorra”, que fue tapado. “Así es la campaña en esta zona”, explica Sandra Ferreyra, segunda candidata a concejal. En el local, Ferreyra junto a otras mujeres doblan boletas que más tarde repartirán casa por casa. Al ingresar hay una imagen de Mauricio Macri junto a las de Perón y Evita, ya que se reconocen como la pata peronista del PRO. “Las PASO no me interesan pero vengo a averiguar dónde voto para octubre”, dice José. Las mujeres lo convencen de que vaya a votar mañana.

Ya en la peatonal de Lomas de Zamora, en las calles Laprida y España, pelean el voto Unidad Ciudadana y el frente 1País que lleva a Sergio Massa como candidato a senador. Héctor tiene 87 años, es de Paraguay, y vive hace 65 años en Argentina. El valor de la carne vuelve a la campaña: “A veces tengo que comprar en la carnicería de acá a dos cuadras que es barata. Antes comía carne buena, ahora compro ahí y en cada mordisco dejo un diente”, le dice Héctor a este medio cuando es interrumpido por Osvaldo, que vive en las calles de Lomas hace dos años (antes vivía en las cercanías al Obelisco pero se fue de allí, según relata, porque lo discriminaban por tener VIH). “Tengo tatuada a Cristina en el cuerpo, quiero la boleta”, cuenta mientras come lo que quedó de un sándwich de milanesa de pollo que encontró en un basurero. Cruzando la calle, en la mesa de 1País Claudia se acerca y dice: “A mí me gusta Massa pero no quiero votarlo para que acompañe después a Macri. Si voto oposición al Gobierno, no quiero que sea aliado”.

El Camino de Cintura lleva a Villa Albertina, donde vuelven a aparecer las calles de barro. Juan Carlos se baja del micro, se compra un choripán en la esquina y explica en una mesa de Unidad Ciudadana que viene de trabajar de una fábrica de zapatillas y, angustiado, cuenta que va sólo tres veces por semana porque le acortaron la jornada laboral y la paga. También detalla que se la rebusca gracias a que a pocas cuadras, desde hace un mes funciona un club del trueque al que asisten 900 vecinos.

Para salir de la tercera sección electoral (4.581.830 de votantes) y adentrarse en la primera sección (4.506.950 de electores) hay que atravesar el caos vehicular del Camino Negro, Puente La Noria y General Paz. En la peatonal de General San Martín, distrito gobernado por el intendente randazzista Gabriel Katopodis, Graciela pide la boleta y asegura que lo va a votar a Randazzo porque se animó a ir contra Cristina. Detrás, en una mesa reparten la boleta del Frente de Izquierda y se animan a asegurar que pelean voto a voto con el ex ministro.

En la estación de Villa Ballester se ve la proximidad de la elección con sus paredes repletas de afiches de todos los colores políticos. La gente pasa caminando rápido y pocos agarran las boletas. En este distrito, Massa también es fuerte (nació allí) y se nota la presencia de su partido en la calle, más que la de Cristina y Bullrich.

Otra es la realidad de San Fernando, en donde las palmeras, los semáforos con luces LED, contador numérico regresivo y señales con iluminación marcan una distancia con los distritos más pobres del Conurbano. Las mesas de 1País, Unidad Ciudadana y Cambiemos están en una de las esquinas más transitadas del centro comercial Virreyes pero la del massismo sobresale y hace juego con el distrito: sus militantes muestran camperas coloridas y filman videos para el intendente Luis Andreotti. Un jubilado sale de la farmacia y cuenta que ya no le cubren los medicamentos y pregunta si la intendencia puede hacer algo. Le quiere mandar un mensaje al intendente y la candidata a concejal Corina Ramírez lo graba. En estos distritos con la mayor cantidad de votantes volverán mañana a posarse todas las miradas cuando se conozcan los resultados de las PASO.


Preocupados por el bolsillo

En la recorrida que realizó PERFIL por el Conurbano, la mayoría de los vecinos de las zonas más populosas de la provincia de Buenos Aires se acercaba a las mesas partidarias con la inquietud de saber dónde votar el domingo, tomaba las boletas de las mesas a las que se acercaba y trataba de no develar a quién votará. Quienes se animaban a anticipar su voto, tanto para Cambiemos como para la oposición, sostenían que sus principales preocupaciones tienen que ver con la economía. Incluso, algunos que apoyaban al Gobierno se quejaron de las tarifas, pero eran ellos quienes motivaban a los militantes: “Hay que aguantar un poco más y vamos a salir”, repetían.