Pensar la Argentina en el mediano y largo plazo necesariamente demanda proyectar el ciclo político. El esquema económico que empezó a desplegar el gobierno en 2015 requiere tiempo. A diferencia del modelo anterior, éste busca poner en marcha los animals spirits inversores para generar crecimiento sustentable. Pero seducir al capital es complejo.
Hoy la pregunta del empresario es si el macrismo va a tener el tiempo que necesita para desplegar sus reformas y si puede seguir construyendo gobernabilidad en este escenario político. Los resultados de las PASO apuntan en esta dirección: el oficialismo cosecha éxitos parciales incrementales. Se instala la sensación de que en las elecciones de octubre pueden ser incluso mas favorables, cuando la actividad exhiba mayor vigor.
En este contexto es esperable que las variables financieras reflejen rápidamente el mayor optimismo a través de una menor presión sobre el tipo de cambio y una baja del spread de riesgo crediticio argentino. La inversión real probablemente quite su foco por un momento de la dimensión política y vuelva al plano económico. El ciclo de expansión es magro en términos de crecimiento por lo que se vuelve mucho más relevante avanzar decididamente en una agenda que ponga la competitividad en relieve. En este sentido hay dimensiones sobre las que existe consenso general como la necesidad de un salto en la inversión en infraestructura, pero otras requieren cierto consenso político y destreza en la implementación. Por caso, una reforma laboral y avanzar una modificación tributaria que incluya a más sectores y que comprometa a las provincias.
La sociedad aprobó la gestión oficial a pesar de una economía que no brilla. El gobierno tiene ahora una hoja de ruta más despejada hacia 2019 y aumentan las probabilidades de que el ciclo político se extienda más de un mandato. Pero conocer el camino es distinto a recorrerlo.
*Economista. CEO de Analytica.
