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COMODORO RIVADAVIA

Cómo seguir después de la inundación que se llevó todo

Psicólogos reclaman que se traten los episodios de estrés postraumático, enojo y depresión. Lo que más duele perder son las mascotas y objetos preciados.

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AYUDA. En los centros de evacuados, hay al menos 300, se reciben donaciones. Lo que más se necesita ahora es agua potable y productos de limpieza. En las últimas semanas, fueron cientos de casas y comercios los que se llevó el barro. Ahora las redes de vecinos se ayudan unos con otros en las tareas de limpieza y recuperación de las viviendas que siguen en pie. | Cedoc Perfil
¿Qué viene después de perder todo? El impacto emocional en las personas que sufrieron un desastre natural, como las inundaciones en Comodoro Rivadavia, llega después, cuando uno vuelve a su casa y se da cuenta de que perdió todo. Especialistas lo atribuyen al shock que se sufre por haberse salvado y por la pérdida de cosas que llevó tanto tiempo conseguir.
Los trastornos más comunes son estrés postraumático, ansiedad, enojo y depresión. Aunque aclaran que todo depende de los recursos psíquicos de cada persona, insisten en la importancia de generar un espacio terapéutico para que la gente se pueda desahogar.

“Es muy importante hablar luego de estos episodios. Cuando uno se encuentra con lo adverso, es cuando más ayuda necesita. Por cada herido físico, hay dos heridos psíquicos. Y hay que estar atentos al factor espejo. Se suele tener un 70% de probabilidades de que una persona haga lo mismo que la que tiene enfrente. Por eso, el sostén emocional previene depresiones y hasta suicidios, explica Paula Saavedra, quien ofrece una línea de ayuda emocional para vecinos en Comodoro que funciona en su casa de Trelew como iniciativa propia.

“Por favor, ayudame que tengo miedo. Estamos viendo cómo están entrando a la casa del vecino que está vacía y no sabemos qué hacer”, le dijo una pareja de ancianos hace unos días a Paula, del otro lado del teléfono. “Llaman personas en shock que muchas veces no saben qué hacer. Y desde acá tratamos de guiarlos”.
“Ellos necesitan hablar de lo que pasó porque cuando ocurre algo disruptivo en la vida de las personas, el relato hace que lo puedan incorporar a su propia historia, su identidad”, agrega la licenciada Ana Paula Canudas, quien formó parte del Equipo de Intervención en Catástrofes perteneciente al Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires, en las inundaciones de Santa Fe en 2004.

Pérdidas. Según la psicopedagoga, “lo que más duele perder son las mascotas. Se hace un duelo como si muriera un familiar. Y las cosas materiales por las que la gente llama más preocupada son los documentos más preciados que pierden, como la libreta de casamiento, libros. Muchos están angustiados por sus mates. Se preguntan dónde estarán. Hay muchos tristes por perder las camperas de sus hijos. Por no poder volver a usar la cama. Pero se entiende que estos objetos sean los que más pena generan porque son los relacionados con el cobijo, con la protección”.
Para Ana Paula Canudas, “a la gente lo que más le dolía perder eran los recuerdos, las fotos. Eso nos pasó en Santa Fe en 2004”.

Salir adelante. Bety tiene 80 años y vive en el barrio Juan XXIII, mientras hablaba con PERFIL estaba con el barro hasta las rodillas. “Tirá todo, tirá los sillones. Ya no sirve nada”, le decía a sus nietos que la estaban ayudando. Ella estaba viendo la tele, cuando de golpe ve cómo “una cascada de lodo entra por debajo de mi puerta”. En ese momento, lo primero que hizo fue desenchufar todo, trató de salvar algo de sus libros, colchones, ropa. Pero no pudo. Lo único que pudo salvar fue a Ñeca, su Rottweiler de cuatro años. “Perdí todo. Estoy viviendo en casas de amigos, familiares. La primera noche la pasé en un gimnasio. Pero no me importa, tengo lo que más me importa. A mi perra. Es lo único que me queda. Mis seis hijos ya están grandes y viven solos. Yo esto lo veo como una oportunidad de tomar fuerzas y no bajar los brazos. Lo único que pido es que nos ayuden. Hoy te están cobrando $ 20 mil por limpiar una pared. Así que nos ayudamos entre todos los vecinos. Y como somos viejos tampoco nos dan créditos”.

Datos generales. Según estimaciones de la Cámara local de Comercio, cincuenta comerciantes perdieron “todo”. “Lo que implica que además de las 250 casas que se llevó el barrio, muchas personas perdieron sus trabajos”, detalla Saavedra.  
El periodista local David Mottura da un pantallazo de la situación: “en línea generales, en Comodoro hay barrios destrozados, todavía con barro acumulado de más de un metro y los centros de evacuados siguen abiertos. La ayuda de Nación parece inauficiente y tardía. Los barrios más afectados son Laprida (al norte) y Juan XXIII y sus alrededores. Entre el Colegio de Arquitectos, la Universidad y funcionarios armaron una mesa de reconstrucción de la ciudad”.
El Jefe de la Unidad Regional, el comisario Claudio Cretton le informó a PERFIL que hasta el momento hay 300 evacuados y que no se da a basto porque “nunca se vivió algo así. La gente lo que pide es una casa y eso lleva tiempo. Ahora el Banco de la Provincia está ofreciendo préstamos de hasta $100.000 y la gente está todo el día haciendo fila”.
Por su parte, la psicopedagoga agrega que Comodoro es una ciudad muy desigual. Pero que ahora “están todos en la misma”. Lo que más conmueve es el grado de solidaridad. “Cuando se rompió la Ruta 3 fue el momento de mayor aislación. No hay nada oficial desde el gobierno relacionado con salud mental y es importante que lo haya”.  
Por su parte, Marcelo Hirschfeldt, creador de una de las webs solidarias más importantes de la zona, Ayuda para Comodoro, destacó la colaboración por parte del Ejército y Gendarmería. El informa que para ayudar desde Buenos Aires, “una buena vía de comunicacion es la Casa de Chubut y lo que se necesita es agua potable y productos de limpieza”.

CONTACTOS PARA AYUDAR

Casa de Chubut. Sarmiento 1172, CABA.  Tel.: (5411) 4382-2009
www.ayudaparacomodoro.org Línea de Ayuda Emocional  Tel.: (0280)15-401-0273.