ELOBSERVADOR

El turismo del terror

default
default | Cedoc
Lugares con pasado trágico se transformaron en escalas obligadas para los turistas, como los campos de concentración de Auschwitz o Dachau. Más allá del sobrecogimiento y el dolor que producen estos sitios, no existe otra consecuencia.
¿Qué sucede con Chernobyl? Se transformó en un centro de turismo radiactivo. Con base en la ciudad de Prypiat, el gobierno de Ucrania decidió satisfacer la demanda de quienes querían conocer la central. Cada turista recibe un traje especial contra la radiación si así lo desea. Hay opciones grupales, con un costo de alrededor de US$ 100, o individuales a unos US$ 500, con guías.
Al traje se suma una restricción de tiempo: no se puede permanecer en la zona –que continúa emanando radiactividad– más de seis horas, ni hacer contacto con ningún residuo.
 
Más allá de la energía. Lo nuclear, sin dudas, es un tema más dentro de la geopolítica. El uso del uranio para fines militares está en la agenda de las principales naciones. El 2 de abril de este año, en un acuerdo histórico, el presidente estadounidense Barack Obama acordó con el gobierno iraní y representantes de la Unión Europea que el programa de enriquecimiento de uranio de Irán sea limitado y supervisado por un período de hasta 25 años. Y, además, que el 95% de uranio ya producido sea diluido o enviado al exterior. Las sanciones contra Irán, impuestas por la ONU, la UE y los Estados Unidos, serán levantadas.
Apud agrega el vínculo de todas estas cuestiones con la pata local: “Los acuerdos de Argentina con China y Rusia, y la relación con Irán y Venezuela son geopolíticos. No es sólo un tema de energía”.