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Grieta en el judaísmo

La ortodoxia judía tiene una “lista negra” de rabinos progresistas

Elaborada por el Rabinato Superior del Estado de Israel, incluye 160 miembros de la diáspora, entre ellos reconocidos religiosos argentinos, como Abraham Skorka, muy cercano al papa Francisco.

Mujeres. Rezan en su sector en el Muro de los Lamentos, uno de los temas de la polémica.
Mujeres. Rezan en su sector en el Muro de los Lamentos, uno de los temas de la polémica. | AFP

“Esta lista negra dista mucho de herir el buen nombre de nuestros colegas, sino más bien habla de la bajeza del Rabinato Superior, que continúa con sus acciones dividiendo a los judíos del mundo entero y principalmente generan una brecha entre Israel y la Diáspora”, publicó en un comunicado la Asamblea Rabínica Latinoamericana, brazo regional de la Asamblea Rabínica mundial, al tomar nota de que se encuentran muchos de sus rabinos del Movimiento Conservador entre los 160 afectados.

Los argentinos en el listado son: Paul Hirsch, Alejandro Bloch, Arieh Stockman, Daniel Goldman, Ernesto Yattah, Mordechai Levin, Fabián Skornik, Shimon Mogilevsky, Abraham Skorka, Salomon Nussbaum, Ari Bursztein, Alejandro Bloch, Marcelo Polakoff y Gabriel Frydman.

Historia. El judaísmo no es vertical como la Iglesia católica. No existe una figura que sea equivalente a la del Papa. El Rabinato israelí no es autoridad para los rabinos de la diáspora. Cada rabino responde a su propia comunidad. “La idea de tener un Rabinato central en Israel fue algo que comenzó formalmente en 1921 cuando el Mandato Británico de Palestina tenía la soberanía de la zona. Por una cuestión administrativa los ingleses decidieron crear esta institución. Los primeros que ocuparon esos roles eran muy respetados por todo el pueblo judío”, explica Marcelo Polakoff, rabino del Centro Unión Israelita de Córdoba. La Ley de Retorno, aquella que establece que todo judío que así lo desee pueda obtener la residencia y la ciudadanía israelí, no se ve afectada por estas diferencias. Con el certificado de judeidad que da un rabino, el Estado de Israel recibe a la persona. Por lo tanto, el único problema que puede presentarse sería que la persona que migra con un certificado de un rabino de la lista, no pueda casarse en territorio israelí.

“En Israel las leyes de familia, es decir de casamiento y divorcio, están manejadas por un ministerio que está dominado por los rabinos ortodoxos. No existe el casamiento civil o laico. Se reconocen casamientos no religiosos realizados en el extranjero, pero no pueden realizarse en Israel”, cuenta el rabino Fabián Skornik, de la Comunidad Lamroth Hakol, uno de los señalados en la lista.

El problema puntual es que el Rabinato Principal rechaza las credenciales de algunos rabinos de la Diáspora y por lo tanto, no permite que muchos inmigrantes se casen en Israel.

“Lamentablemente, en Israel hay muchas parejas que por el maltrato deciden hacer un casamiento civil en Chipre. Allí pueden tener una boda con un rabino conservador de la línea tradicionalista no ortodoxa”, cuenta Abraham Skorka, quien también figura en la lista negra.

El problema global más allá de la coyuntura es que se avivan las diferencias entre la comunidad judía. “Hace unos años se empezó a debatir y presionar al gobierno de Israel para que reconozca conversiones no ortodoxas. Si alguien se convierte de modo no ortodoxo y migra a Israel, cuando se quiere casar allá, como el rabino es ortodoxo no reconoce la conversión y no le permite el casamiento”, aclara Skornik.

De todos modos el reclamo no se focaliza en que el Estado de Israel reconozca los rituales hechos por rabinos no ortodoxos. El pedido de muchos rabinos de la diáspora es que haya mayor pluralidad.

“La lista solo trae odio gratuito, divisiones internas y manifestación de miserias. Para mí es un honor estar allí. Me hubiera preocupado ser bien visto por ellos”, enfatiza Skornik. En este sentido, Polakoff opina: “En realidad a mí no me faltaron el respeto al colocar mi nombre en la lista, sino a las miles de familias que me consideran su rabino”.

Muro. El listado se difundió en un contexto, donde parte de la comunidad judía pedía que se habilite un sector en el Muro de los Lamentos para que hombres y mujeres puedan rezar juntos. Eso estaba encaminado para implementarse y hace unas semanas el gobierno israelí dio marcha atrás en ese acuerdo. “No podemos admitir que se considere al Kotel (Muro de los Lamentos) propiedad exclusiva de algunas corrientes siendo que pertenece al judaísmo en su conjunto, su variedad y su pluralidad. (…) Con el respeto que corresponde, pedimos que se reconsidere esta decisión que solo contribuye a separar y segregar dejando en manos de unos pocos lo que, por derecho, historia y tradición nos pertenece a todos”, publicó Fundación Judaica en sus redes sociales.

En línea con la coyuntura Skornik opina: “Consideramos que hay más de una forma de vivir el judaísmo y que el Rabinato Israelí no es el dueño de la verdad. Ellos actúan como si hubiera una sola forma. Queremos cambiar hacia un pluralismo. No nos dejaron avanzar hacia el cambio e hicieron un contra ataque inútil porque la lista negra no tiene ninguna implicancia”.

El Rabinato israelí no pasa por su mejor momento en relación a la opinión pública. “Esta institución pasó de ser un foco de espiritualidad y conocimiento a un foco de corrupción”, señala Polakoff. Esta calificación del rabino tiene que ver con que por ejemplo, Yona Metzger, ex gran rabino ashkenazi de Israel, fue declarado culpable de fraude y su destino fue la prisión.

Según Skorka, a partir de los años 70, las religiones tradicionales volvieron a jugar un rol importante. Aclara: “No se dio un retorno a la religiosidad que sabe nutrirse de las fuentes del pasado y recrearse a través de un dialogo con los avances de la ciencia, sino que fue directamente volver a tiempos pretéritos de una manera fanática. Allí donde no hay dialogo, hay verdades indiscutibles e impuestas. Todo lo contrario a la esencia del judaísmo. El Talmud se formó a partir del diálogo”.

En Argentina. En nuestro país también está este debate. dentro de la comunidad. “La diferencia principal es que acá los ortodoxos no son parte del gobierno, pero ellos tienen la conducción de la AMIA. Las políticas que llevan adelante, por ejemplo, repercuten en quienes pueden ser enterrados en Tablada”, explica Skornik.

Skorka cree que no hay una labor mancomunada entre las distintas expresiones religiosas judías en nuestro país. Comenta: “En el pasado y aún en el presente suelen verse agravios y situaciones que afectan a muchos”.

Según Skorka no solo se debe trabajar en el dialogo interreligiosos. También se debe dedicar esfuerzo al dialogo intrareligioso para poder pulir las diferencias.

Es de conocimiento público la relación de amistad entre el Papa Francisco y el rabino Skorka. que cuenta que “cuando el Papa me eligió para que prologue el libro de su biografía autorizada fue un acto de enorme valentía por parte de él. Por otro lado, siendo el gran canciller de la Universidad Católica Argentina, me otorgó un Doctorado Honoris Causa”.

“Después de dos mil años de tantas desavenencias entre judíos y cristianos esos actos significan fuerza de espíritu, convicción y valor de querer construir una realidad dialogal y de respeto. Las religiones no pueden ser factores de separación y de pelea entre la gente. Tienen que servir para que cada uno pueda nutrirse de la espiritualidad del otro”, concluye uno de los rabinos argentino incluidos en la lista negra.