ELOBSERVADOR
luigi zoja, psicoanalista italiano

“Los medios no deben crear paranoia”

De visita en el país, con los linchamientos como tema de la semana, dice que una forma de paliar la conducta colectiva es difundir buena información.

Experto. Luigi Zoja recorre hechos históricos a través de la paranoia y los miedos colectivos inducidos.
| Juan Obregon

Alrededor de cien personas quedaron fuera del auditorio del Malba durante la presentación de Paranoia, la locura que hace la historia, el libro del psicoanalista italiano Luigi Zoja que se acaba de lanzar en el país (ver recuadro). No es para menos: en tiempos en los que la inseguridad fue la excusa para la comisión de homicidios colectivos mediante linchamientos callejeros de presuntos delincuentes, conocer los alcances de la paranoia resulta fundamental.
Por eso, PERFIL conversó con Zoja sobre estos tópicos para intentar saber, también, cómo pueden actuar la sociedad y el Estado para enfrentar el fenómeno. Acerca de si la paranoia es un rasgo constante de la historia, Zoja dice: “Puede surgir en algunas etapas como ‘paranoia hard’, es decir, en períodos históricos muy intensos; o como ‘paranoia soft’, de no tanta intensidad, pero siempre es muy plausible de ser manipulada desde el poder, sin necesidad de que sea una dictadura la que intente manipular a la sociedad a través de ella. Pero sin duda la manipulación de información, propiciada por los medios de comunicación, es una constante. En Italia, esto ocurrió, por ejemplo, con el ex primer ministro Silvio Berlusconi, que no sólo era dueño de las grandes cadenas de comunicación sino que, al estar al frente del Estado, lo estaba también de los medios públicos. Desde esos medios manipuló la información y pretendía tener problemas con la Justicia porque ‘existía un complot de jueces izquierdistas’, algo que nunca fue comprobado. No tenía la necesidad de ser un dictador: era un líder democrático.
—¿Cómo se produce esta manipulación comunicacional en la vida cotidiana?
—En Italia, cada canal de televisión tiene cuatro noticieros diarios. Cada noticiero tiene por lo menos dos hechos criminales, asesinatos o robos peligrosos. En Alemania, en todos los medios de comunicación en una semana tienen dos hechos criminales. Hay una especie de autocensura, porque esos hechos son como vender al público una droga: así funcionan la violencia y el sexo en los medios. No es que Italia sea un país particularmente criminal, pero la difusión excesiva de este tipo de noticias, de crímenes, crea un miedo social, provoca una paranoia latente y permanente en el público.
Y esa situación ¿crea también un sujeto criminal? “Hoy no hay un racismo oficial, pero si el sujeto es un inmigrante pobre y de piel de color, el adjetivo está. Si es un italiano, no se indica su origen, pero si es un colombiano, se señala ese origen. Ahí linda el racismo. Hay mala prensa antiinmigrante. Así se puede ir creando un sujeto que produce ese temor. Esto, a pesar de que haya una tasa de criminalidad mayor entre los inmigrantes sin papeles, pero ésa es otra cuestión. Esto crea un miedo social que puede producir que cierto sector pida permiso para tener armas o que las tenga de un modo u otro, que ese sector diga ‘hay que hacer algo, la policía no es suficiente, hay que actuar’. Es una situación peligrosa, tenemos el antecedente del fascismo y sus grupos paraestatales armados”, explica el psicoanalista.
—Otro fenómeno recurrente en la historia es el de los “pogroms”, esas turbas que atacaban a ciertos sectores étnicos determinados. ¿Es un fenómeno que puede ser actual?
—Es un instinto. Se trata del lado animal del ser humano. Si se tuviera la oportunidad de pensar un ataque de esta naturaleza, en un pogrom o un linchamiento, de preguntarle a cada sujeto del ataque las razones de esa agresión o la responsabilidad real del objeto de la violencia, probablemente no sabría qué responder. En sociedades de modernización imperfecta hay espacio para este tipo de sucesos. Era el caso de la Rusia zarista, cuando se enfrentaban las tensiones sociales y la revolución se realizaban pogroms de manera algo espontánea, pero la policía secreta del zar aprovechaba para incentivarlos. Es decir, son fenómenos que también se pueden manipular.

De linchamientos y crímenes colectivos. A propósito de lo ocurrido en las últimas semanas en el país, Zoja sostiene que cabe la categoría de paranoia para pensar estos hechos: “El principio del Estado de derecho requiere que existan pruebas para cualquier tipo de condenas, en estos casos no sólo las pruebas no existen, sino que se llega incluso a matar como condena colectiva. Llegando del exterior también se ven hechos criminales que se repiten de manera extrema y sin control. Ayer un amigo me contaba que fue robado en su casa cuatro veces en dos años. Desde una perspectiva psicológica se entiende el temor, lo cual no justifica por nada la decisión de actuar en grupo para agredir a un supuesto criminal. Se trata de una pseudoespeciación”, asegura. “Todos los animales tenemos mecanismos de inhibición. Tenemos una inhibición para matar a alguien de nuestra especie. Los animales, en general, matan a animales de otra especie, el gato al ratón, y así. Los seres humanos no tendríamos que matar a otro ser humano, pero cuando los percibimos como un otro demasiado otro, deja de ser humano. Los animales perciben si el otro animal es de su especie mediante el olfato. Los seres humanos lo hacemos mediante la visualización. Eso promueve que las diferencias en el color de piel, en la vestimenta, ayuden a percibir al otro como un no humano, como un otro radical. Esto también se puede producir en términos de clase social. Diferencias de raza, cultura y clase social promueven que se perciba al otro como no humano, y se abandone la inhibición de no matar”.
—El psicoanálisis también plantea una cura. ¿Cómo se puede pensar en una sanación colectiva para estos síntomas sociales?
—Colaborar con los medios de comunicación para paliar estas cuestiones. Difundir buena información y no información paranoica, tratar de incentivar una programación educativa. No emitir tantas noticias paranoicas es hacer una buena televisión, contra la tendencia a mostrar más violencia y más simplificación. Debe haber una intervención de poderes públicos para brindar comunicaciones de buena calidad. Por mi experiencia en este país, donde voy al cine mucho cada vez que vengo, sé que el Incaa financia películas que no son tan comerciales. Eso demuestra que se puede promover la realización de este tipo de comunicaciones sin depender sólo del mercado.

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Constante histórica
De la formación jungiana, el italiano Luigi Zoja se propuso utilizar sus herramientas teóricas para que las categorías psicoanalíticas ayuden a comprender el mundo y la historia. Así se lo plantea en su libro Paranoia. La locura que hace la historia, que editó Fondo de Cultura Económica. “La más grande contribución de Carl Jung fue la de ‘inconsciente colectivo’ hace ya más de un siglo –explica Zoja–. El psicoanálisis es muy productivo para analizar sucesos culturales e históricos, cosa que hoy se está olvidando en Europa y en Estados Unidos, donde el psicoanálisis reduce su objeto a uno un tanto demasiado clínico. Por eso estoy dedicando más mi tiempo a investigaciones de esta naturaleza que a pacientes”. En su libro, Zoja recorre grandes hechos históricos a la luz de los síntomas de la paranoia, de los sistemas de la sospecha y del miedo colectivo inducido, muchas veces, desde el poder del Estado. Dedica grandes capítulos a analizar los regímenes autocráticos de Hitler y Stalin a la luz de estos conocimientos, y también a explicar el carácter de los progroms, esos ataques violentos y colectivos que hoy podrían relacionarse con los linchamientos que se pusieron a debate en la sociedad argentina