ELOBSERVADOR
2019, Año Internacional de las lenguas indIgenas

Salvar del olvido a las palabras es una deuda con pueblos ancestrales

Una parte del patrimonio cultural del país puede perderse si no se asumen políticas activas que lo preserven. Un proceso similar al que se da en todo el mundo, y sobre el que Unesco puso su foco.

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Social. Los pueblos originarios suele aparecer en los medios por la pobreza. Pero también hay que reconocer sus idiomas y cosmovisiones. | shutterstock

“La palabra es lo que nos queda cuando todos los objetos se nos han perdido”, señaló la lingüista Ivonne Bordelois en una inolvidable conferencia TED Puerto Madero en Buenos Aires, en la que expuso sobre el valor y el poder de las palabras. Pasó tiempo de esa magistral conferencia, pero la frase es contundente y oportuna para referirse a los motivos que llevan a las Naciones Unidas a definir a 2019 como el Año Internacional de las Lenguas Indígenas.

Mañana habrá una ceremonia en la sede de la Unesco, en París, para dar el puntapié inicial a una serie de foros, encuentros y actividades que se harán en todo el mundo para impulsar “el acceso y la promoción de las lenguas indígenas”, según el sitio oficial de ese organismo internacional. En concreto, ¿qué significa esto? Principalmente un llamado de atención a la comunidad internacional, a la dirigencia política y a la sociedad en su conjunto sobre el valor de salvaguardar la cultura y los conocimientos de los pueblos ancestrales. La historia y la memoria son valores a resguardar en tiempos en los que mandan los objetos descartables y las emociones efímeras.

Aportes. ¿Qué nos aporta lo indígena? ¿Qué significa salvaguardar el medio de expresión de esos pueblos ancestrales en tiempos impregnados de mensajes mediados por la tecnología?, en medio de una cultura en la que reinan los íconos y emoticones, cuando las imágenes sonrientes nos transmiten sus mandatos e ideales de felicidad desde el muro de Instagram mientras mantenemos diálogos intermitentes y fragmentados con la familia y los amigos vía WhatsApp o llamadas con videoconferencia para sentirnos más cerca.

Son lenguas que traen la historia, pero también llegan desde la realidad cotidiana actual de miles de personas que viven no tan lejos de los centros urbanos y siguen comunicándose a través de sus modos diversos de decir, en lenguas prácticamente desconocidas por la mayoría de los argentinos.

Un puñado de personas que hablan en günün o en tapiete, en chulupi o en chorote, en charrúa o en aymara desde lugares recónditos del territorio argentino. Un fenómeno ignorado por millones de coterráneos.

Sin embargo, las lenguas son parte del patrimonio cultural y se enriquecen en el día a día con las migraciones. Desde las comunidades indígenas o los pueblos originarios (ver recuadro) se asegura que hay 26 de esas lenguas que aún se hablan en el país.

Información. Las fuentes oficiales tienden a reducir los idiomas y desconocer los procesos de los pueblos con respecto a sus idiomas. Sin ir más lejos, mi idioma (günün a yájüch, idioma de los pampas antiguos-tehuelches septentrionales) no figura en ningún mapa lingüistico oficial, dice a PERFIL Wüsüwül Wirka a Pana, integrante del pueblo günün a küna de pampa-Patagonia. Junto a su mujer, la abogada del pueblo koya Nina Jaramillo, Wüsüwül Wirka a Pana, trabaja activamente en territorios indígenas, recopilando información y promoviendo las culturas y las lenguas de las comunidades. “Todo nuestro trabajo es recopilado por nuestros propios hermanos”, aclara.

Lo indígena no es algo exclusivo del interior del país. Las migraciones del interior hacia los centros urbanos aumentaron considerablemente a fines del siglo XX, lo que llevó a que en la actualidad la población indígena en la Ciudad de Buenos Aires ascienda a unas 66 mil personas, precisa la lingüista María Cristina Messineo, miembro del Instituto de Lingüística de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

El problema de la desaparición de las lenguas es mundial. Hay 6.700 idiomas vigentes en el planeta, de los cuales 4 mil son hablados por pueblos indígenas y 2.680 están a punto de desaparecer, según Naciones Unidas. En México, uno de los países americanos donde más lenguas indígenas se habla, en el siglo XIX el 70% de la población usaba alguna lengua de ese origen y actualmente solo lo usa el 6,5% de los mexicanos. Las lenguas están en riesgo de extinción en forma constante.

Sin leyes. “Argentina no tiene políticas públicas de revitalización o preservación de las lenguas indígenas. A diferencia de países como Colombia, Perú o México, Argentina no cuenta aún con una ley nacional sobre lenguas nativas, aunque fueron presentados proyectos de ley, con el objeto de garantizar el reconocimiento, la protección y el desarrollo de los derechos lingüísticos, individuales y colectivos de los pueblos indígenas”, opinó Messineo, quien es investigadora principal del Conicet.

Existen en algunas provincias experiencias de fomento y protección de esas lenguas, precisa la especialista. En Chaco y Corrientes están reconocidas lenguas indígenas como oficiales.

Aparecen pintadas mapuches en un gasoducto en Chubut

El guaraní en Corrientes y el toba (qom), mocoví y wichi en Chaco. En Formosa desde la década del 80 rige un marco legal que garantiza el derecho de los pueblos indígenas a obtener educación en su lengua materna. “También se llevan adelante experiencias realizadas por las propias organizaciones indígenas o comunidades, especialmente por los jóvenes, preocupados por recuperar la lengua y cultura indígena, como ocurre con los tehuelches”, precisa Messineo.

Cristina Zárraga, nieta de Cristina Calderón, una mujer de 90 años que es la única hablante que queda del yagán, un idioma originario de una tribu nómada de la Patagonia, está elaborando, gracias al relato de su abuela, un diccionario de yagan, con la intención de que esa lengua sobreviva. Hace unos años editaron juntas el libro Hai Kur Mamašu Shis (Quiero contarte un cuento) que contiene historias y leyendas de los yaganes y está a la venta en el Museo del Fin del Mundo en Ushuaia.

Desde la investigación académica, Messineo asegura que “las comunidades indígenas en la Argentina iniciaron un proceso interesante de visibilización, reconocimiento social y político. El resto de la sociedad y el Estado deberían apoyar esos movimientos para que nos reconozcamos como una nación plurilingüe y multicultural, que es lo que realmente somos”.

Una polémica que no es tal: ¿originarios o indígenas?

¿Por qué las Naciones Unidas instauran el Año Internacional de las Lenguas indígenas, cuando hace años que el mundo académico, la escuela y las organizaciones de la sociedad civil se encargaron de borrar ese término y reemplazarlo por el de pueblos originarios?

El debate por los términos no parece tener demasiado sustento etimológico. Es más bien una cuestión de formas y cada una de las comunidades se siente más representado por uno u otra forma de llamarla.

La historia oficial está plagada de preconceptos falsos. Indígena no es una ofensa para muchos de los integrantes de las comunidades, que, en su gran mayoría, se reconocen con esa denominación. “Es una discusión más bien epistemológica, la utilización de ambos términos es correcta”, opina Wüsügül (comunidad günün). Quienes utilizan indígena lo hacen a partir de la terminología legal y quienes usan originario desde la reivindicación de los pueblos. El debate central pasa más por la oficialización de los idiomas indígenas y su implementación en el sistema educativo nacional que por la denominación que usemos, dice.

La lingüista Messino aclara que los términos aborigen, indígena y originario son etimológicamente similares. Aborigen fue rechazado por muchas comunidades por entender que quería decir sin origen. Y no es así, su correcta etimología es “desde el origen”, del latín “ad”, desde, y no viene de “a” que significa “sin”. Esta interpretación errónea lo cargó negativamente. El término “indio”, en tanto, se asocia a la India y la idea de que Colón creyó haber llegado a las Indias y no a América. Sin embargo, se usa hace siglos y el término cobró ya significado propio. Muchas personas de las comunidades se nombran a sí mismos con orgullo: “Soy indio”. Yo, desde el trabajo académico, uso lenguas indígenas por su continuidad con una tradición académica en Argentina, pero siempre creo fundamental respetar las decisiones de autodeterminación colectivas de los propios pueblos y comunidades.

Palabras indígenas que usamos en español.

  • Canoa: proviene del arhuaco, hablado en regiones colombianas.
  • Chocolate: es de origen nahuatl, la lengua indígena que más influyó en el español de México.
  • Gaucho: se cree que proviene del quechua wakcha, que significa huérfano.
  • Cancha: es de origen quetchua.
  • Cura: se usa para nombrar a los sacerdotes católicos, pero nació a raíz de un término quetchua que se utilizaba para designar al jefe de la comunidad del imperio inca. Viene de  kuraka o kuraq
  • Chicle: viene del náhuatl. La palabra original es tzictli, que significa goma para masticar.
  • Barbacoa: palabra que proviene de la lengua arawak, hablada por pueblos indígenas de las Antillas, indica la costumbre de cocinar carne sobre una rejilla (parrilla).

 

*Periodista y escritora.