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Opinión

Santos laicos de la patria

El director del Museo de Malvinas y la necesidad de darle un lugar a la memoria y al duelo.

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Saber dónde están los caídos es un momento esencial del duelo. | CEDOC

En Malvinas yacen 121 compatriotas bajo el nombre de “Soldado Argentino sólo conocido por Dios”. Muchos de los argentinos muertos en 1982 fueron enterrados inicialmente en fosas comunes. Los primeros en disponer de esas tumbas en un cementerio fueron los vencedores británicos. 

La Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas se hizo cargo de la construcción del actual camposanto y de su mantenimiento. Las cruces son la única presencia permanente argentina en las islas desde 1982. Los cementerios de guerra desempeñan un papel central en el culto a los caídos, parte del repertorio patriótico moderno de las naciones. 

Los caídos por la patria son los “santos laicos”: han realizado el mayor sacrificio, y a partir de su entrega deben ser recordados por sus conciudadanos. Saber acerca del lugar donde yacen nuestros seres queridos y las circunstancias de su muerte son esenciales para el duelo. Todos los muertos tienen historia hasta su último instante. Y la tienen después: pero al ser los vivos los que hablan por ellos, muchas veces, son objeto de disputas políticas.

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Los estudios de ADN, que facilitaron la identificación de decenas de víctimas de la dictadura militar, posibilitarán la identificación de nuestros muertos en Malvinas. El Equipo Argentino de Antropología Forense dispone de esa capacidad y tecnología. Hace poco, en el marco de un acuerdo con la Cruz Roja Internacional, concluyó el trabajo del cotejo de las muestras de sangre de la mayoría de las familias de los caídos con las muestras tomadas en las islas. 

Quienes se oponen a la identificación argumentan que el objetivo de los británicos era el regreso de los restos al Continente. Esto no fue así, pero al conocer sus identidades los tendremos más cerca. Lo que fueron y lo que podrían haber sido los 121 soldados desconocidos argentinos merece el esfuerzo de la identificación. Sería cumplir con el viejo pacto fundacional: muertos en nombre de todos, merecen que conozcamos sus nombres y sepamos qué pasó con ellos.

*Director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur