ELOBSERVADOR
70 AÑOS DE UNA DECLARACION HISTORICA II

Un humanismo vigente y con una agenda de urgencias

El embajador de Francia en Argentina cuenta cómo serán los festejos de esta semana en París y señala cómo los DD.HH. son parte esencial de las relaciones globales.

20181209_derechos_humanos_onu_ddhh_afp_g.jpg
Historia. El momento de la declaración, por las 58 países que por entonces conformaban la ONU. | afp

El 10 de diciembre celebraremos el 70° aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada en París por los cincuenta y ocho países que en aquella época constituían la Asamblea General de las Naciones Unidas. El Palacio Chaillot, que albergó la firma de esta declaración, será este lunes el escenario de un encuentro con ciudadanos, ONG y asociaciones, abierto por la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Michelle Bachellet y la intendenta de París, Anne Hidalgo. Al conmemorar esta fecha crucial, Francia reafirma el carácter fundamental de estos principios heredados de la filosofía de las Luces, en un mundo siempre amenazado por el oscurantismo.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 añadió una fuerza internacional a los derechos humanos y dio un paso adelante después de declaraciones nacionales fundadoras como la Declaración francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. Este texto fundador, que figura en la cúpula de la Constitución francesa, representó un progreso considerable en la historia contemporánea por proclamar la igualdad de todos los seres humanos ante la ley, o la imprescriptibilidad de cuatro derechos identificados por la filosofía de las Luces que son: la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión. Ya se había enriquecido de fuentes exteriores como la Carta Magna británica de 1215 o la Declaración de los trece Estados Unidos de América de 1776.

Francia y Latinoamérica. En este 70° aniversario, cabe recordar la convergencia constante que se hizo luz durante la negociación de la Declaración entre Francia y los países latinoamericanos, fruto de la adopción en Bogotá, en 1947, de la Declaración de Derechos Humanos Latinoamericanos. Esta convergencia permitió la fusión de las ideas dominantes a favor de los derechos humanos que abarcan, de ambas partes del Atlántico, tanto las libertades clásicas, aquellas de hablar y creer, forjadas en la divisa francesa Libertad, Igualdad, Fraternidad, como la promoción de los “nuevos” derechos económicos, sociales y culturales –y ahora ambientales también–. A lo largo de la redacción y de la negociación de la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1947 y 1948, fue clave la coincidencia total que se estableció entre Francia y los países latinoamericanos. Quiero destacar la convergencia entre René Cassin, redactor para Francia y mayor inspirador de este texto que quiso universal, y el redactor chileno Hernán Santa Cruz, quien defendió, junto con otros delegados latinoamericanos, la inserción en su artículo 3 de los derechos económicos, sociales y culturales sin los cuales las libertades políticas son fórmulas vacías de contenido concreto.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

“No habrá paz en este planeta cuando los derechos humanos estén violados en cualquier parte del mundo. El desconocimiento o el desprecio de los derechos humanos condujeron a actos de barbarie que duelen en el alma de la conciencia de la humanidad”, señalo René Cassin. Por lo mismo, el texto de la Declaración se impuso naturalmente después de la catástrofe de la Segunda Guerra Mundial. Todavía en el mundo aún más globalizado de hoy nos toca trabajar juntos para unir a los ciudadanos del mundo, luchar contra la tendencia actual al retroceso del multilateralismo y volver a poner en el centro los derechos humanos que están en peligro en diferentes partes del mundo, en escuelas, zonas de guerra, barrios descuidados... El respeto de los derechos humanos ya no es una cuestión de elección política, sino que es un imperativo jurídico internacional desde que se proclamaron declaraciones solemnes tal como la de 1948, seguida por los pactos internacionales de derechos civiles y políticos de 1966 y de derechos económicos y sociales de 1968. Esos tres textos formaron la Constitución Internacional de Derechos Humanos. Cada país, a través de los organismos multilaterales así como de su política exterior, tiene la responsabilidad de garantizar el respeto del derecho internacional para que logremos, como lo dijo el presidente Emmanuel Macron ante la comunidad francesa en Buenos Aires el pasado 29 de noviembre, un “nuevo humanismo” que permita que los derechos humanos sigan progresando universalmente frente a los numerosos retos que hoy enfrentamos.   

Contra la tortura. La tarea es inmensa, muchas antiguas batallas por los derechos humanos siguen vigentes: pienso, por ejemplo, en la lucha contra la tortura, la pena de muerte, la promoción y protección de la libertad de opinión y de expresión. Mientras seguimos buscando el cumplimiento de estos derechos en el mundo entero tenemos que considerar también otros retos que van a ser cruciales para que el siglo XXI sea un siglo de progreso y paz para la humanidad entera. El cuidado del planeta, nuestra casa común, con el derecho de vivir en un mundo sostenible; el sector digital y la inteligencia artificial, que plantean desafíos inéditos en materia tanto de libertad como de seguridad y de privacidad; la igualdad entre mujeres y hombres; la lucha contra el racismo y las discriminaciones basadas en género o identidad étnica; los derechos económicos y sociales; en un mundo globalizado, todos estos avances que generan tantas amenazas exigen una respuesta común de derecho internacional que haga avanzar los derechos humanos para todos.  

En este marco, quiero destacar el papel esencial de Argentina y Francia, a la raíz de cuya relación bilateral figuran los derechos humanos. Nuestros dos países, por sus tradiciones y sus historias, conocen la importancia del respeto de los derechos humanos y del progreso de valores progresistas y universalistas. En nuestras áreas regionales, tal como en las Naciones Unidas y los organismos internacionales, Argentina y Francia deben ser constantemente portavoces de la causa de los derechos humanos. De esta manera, quiero señalar el compromiso del gobierno del presidente Macri a favor de la cooperación internacional y de los derechos fundamentales, recientemente ilustrado por el éxito de la cumbre del G20 y la elección de Argentina en el Consejo de los Derechos Humanos para el período 2019-2021. El fortalecimiento de nuestra amistad es una señal muy positiva y un paso adelante significativo en nuestra acción mano a mano para que progresen los derechos humanos en el mundo entero.

*Embajador de Francia en la Argentina.