La AFIP, el avance de las causas y concursos judiciales, la falta de crédito y la crisis económica nacional. Todos esos factores afectan a las empresas del Grupo Indalo de Cristóbal López y Fabián de Sousa, que siguen detenidos en el penal de Ezeiza luego de que esta semana la Cámara Federal de Casación Penal rechazara una solicitud de excarcelación y el tribunal oral decidió no hacer lugar a los pedidos de suspensión del juicio por no haber tributado más de $ 8 mil millones que la petrolera Oil percibió de los automovilistas que cargaban combustible en sus estaciones.
En ese contexto, desde los trabajadores químicos de la fábrica Alpat de Río Negro hasta los periodistas deC5N cobran sus salarios en cuotas.
Mientras se desarrolla el juicio contra López, De Sousa y el ex titular de AFIP Ricardo Echegaray, las empresas del grupo siguen funcionando, aunque la mayoría entró en concurso de acreedores. Dos de las naves insignia, Oil y el banco Finansur, quebraron. En un remate, YPF se quedó con los activos más valiosos de Oil, mientras que Finansur pasó a manos del Banco Galicia.
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“Las medidas que tomó la Justicia causaron un gran daño reputacional y crediticio, y todo el grupo dejó de tener el sustento financiero de Oil Combustibles y del banco Finansur. Explotaron el corazón del grupo y el resto sufre las consecuencias”, dice el abogado de la firma Telepiu, que controla C5N, Eduardo Fabier Duvois. Definió las maniobras de la AFIP como "un ataque a Indalo". Es que en el esplendor del holding de Cristóbal, las empresas más rentables financiaban a las que no lo eran, pero con la intervención de la Justicia esa posibilidad se cortó.
Telepiu es una de las empresas que entró en concurso de acreedores. Su deuda previsional con los trabajadores del canal, que ahora son 350, asciende a los 100 millones de pesos. “Seguimos cobrando el salario en cuotas, nos deben toda la paritaria de 2017 y el aguinaldo de junio nos ofrecen terminar de pagarlo en septiembre”, cuenta la delegada del Sindicato de Televisión en C5N, Natalia Villegas. A lo largo de toda la semana en el canal hubo varios paros de una hora en reclamo por el aguinaldo. La situación es similar en los otros medios del holding, como las radios 10, Pop, Mega, Vale, el portal minutouno y el diario Ambito Financiero. En tanto, desde Telepiu pidieron autorización a la Justicia para vender un helicóptero por un monto cercano los 400 mil dólares. Además, el jueves C5N fue allanado por una causa en la que se investiga una supuesta defraudación en la compra original del canal.
Todos los medios del grupo, al igual que otras de las empresas, dependen de la Inversora M&S, de la que son dueños López, De Sousa, Nitzon Holding (de Panamá) y Fideicomiso CML II. Según publicó La Nación, la sindicatura de la causa busca extender la quiebra de Oil a M&S, lo que agudizaría los problemas de Indalo.
En cadena. Otro factor que afecta a varias de las empresas del grupo es la crisis económica nacional. De eso da testimonio el secretario general del Sindicato del Personal de Industrias Químicas y Petroquímicas de la Patagonia, Pablo Gutiérrez, que trabaja en la fábrica Alpat, de San Antonio Oeste, Río Negro. Esa es la única planta de Sudamérica en la que se produce carbonato de sodio, un insumo fundamental para fabricar vidrio y jabón. Allí hay unos 450 trabajadores. Pasaron de producir unas 20 mil toneladas de carbonato de sodio a, como mucho, 13 mil. Una caída aún más drástica observan en los Olivares del Sol de Catamarca, responsables de la elaboración del aceite de oliva Indalo. Allí producían alrededor de un millón de litros de aceite por año, mientras que la cosecha de 2019 no superará los 250 mil litros. De tener 400 empleados, quedan 14 en la planta-fábrica Promet y unos 20 en las 800 hectáreas de campo que tiene Indalo en el valle.
Otro de los pesos pesados del grupo era la constructora CPC, a la que el Gobierno le fue rescindiendo los contratos que tenía con obra pública y que también está concursada por la Justicia. Además, aparece mencionada en la causa de los cuadernos. Según López, el responsable operativo era Osvaldo de Sousa, hermano de su socio.
A López se lo conocía como “el zar del juego”, pero sus inversiones en ese rubro no estaban vinculadas al Grupo Indalo. Por eso logró vender su parte de la firma Inverclub, de la que tenía el 30%, a su socio y amigo Ricardo Benedicto en US$ 39 millones de dólares. Fue cuando dejó de reinar entre los que tienen suerte.
