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nancy duplaa

“Brandoni sabe cómo generar complicidad en el trabajo”

Actriz popular y de públicas convicciones estrena El retiro junto a Luis Brandoni. Habla de la desocupación en su gremio y que hay solo dos productoras de ficción: Polka y Underground.

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Elegida. Nancy Dupláa, desde hace años mujer de Pablo Echarri, es una hacedora de éxitos en televisión. | marcelo aballay

No hubo ninguna grieta con Beto. Somos dos profesionales que elegimos trabajar juntos en esta película. El sabe cómo generar complicidad en un proceso de trabajo. Tenemos ideas distintas sobre la realidad de la Argentina, pero eso es otro tema”, dice Nancy Dupláa sobre la experiencia de El retiro, película dirigida por Ricardo Díaz Lacoponi que se estrenará el jueves 5 de septiembre. Y así le baja definitivamente los decibeles al conato de polémica que en medios y redes sociales algunos quisieron avivar. “Es una película destinada a entretener. Luis interpreta a un hombre que vivió para trabajar y descuidó el tesoro más preciado, su familia. Es una historia simple, sin estridencias, que cuenta la transformación de este hombre a partir de la llegada de un niño que queda a su cuidado. Eso lo ayuda a reconectar con cosas lindas que tenía olvidadas”, completa la actriz, figura muy importante de la TV argentina.   

—Sos una actriz muy popular, pero no llegás a la decena de películas. ¿No te convocan tanto o no te interesa especialmente?

—Nunca tuve ganas de hacer más cine. La rueda de laburo siempre giró en torno a las televisión, donde tuve muchas experiencias largas y satisfactorias a lo largo de más de veinte años de carrera. El ritmo de la tele me encanta, el del cine es otro.

—¿No es más demandante la televisión?

—Puede ser, pero a mí me ordena. Sé que entro a un horario fijo a la mañana y me voy a la tarde, a veces, a la noche. Eso me permite ordenar mi vida familiar. Este año aparecieron dos películas casi juntas, El retiro y una que estoy por empezar a rodar, Diez palomas, de Tamae Garateguy, con Guillermo Pfenning, un actor que me encanta. Es una historia más oscura que las que suelo protagonizar.

—¿Y tenés proyectos para televisión en agenda?

—No, por ahora, nada en concreto.

—¿Hay una crisis de producción de ficciones nacionales?

—Claramente. No tenemos una ley que estipule que debe haber una determinada cantidad de ficciones nacionales en la televisión, y eso es un problema. Es una medida que debería haberse tomado hace mucho. Casi toda la ficción argentina está producida por dos empresas muy fuertes que además, tienen su canal de emisión, Polka y Underground. Ni siquiera ellos producen tanto hoy en día. Nuestro colectivo de trabajadores es uno de los más afectados por la desocupación. El porcentaje de gente de mi gremio sin trabajo es altísimo, impresiona. Yo tengo la suerte de que esas dos productoras me convocan, soy una beneficiada, pero no es el caso de la mayoría de mis colegas. Hay que conseguir una ley que impulse la producción de más ficciones argentinas. Tengo la esperanza de que el próximo gobierno escuche este reclamo.

—¿Te da lo mismo trabajar para Polka o para Underground?, ¿cómo fueron las experiencias en cada caso?

—Sería injusto decir que a Polka no la siento como una familia. Porque es así, de hecho: cuando voy, estoy tres horas saludando a toda la gente que trabaja ahí. Pero la verdad es que en Underground me abrieron unas puertas que nunca me habían abierto antes: me dieron la chance de compartir con ellos el armado de las historias, respetando a los autores, por supuesto, pero dejándome participar. Eso me encantó. Sebastián

Ortega y Pablo Culell siempre están muy atentos a tus necesidades y muy a mano para lo que precises. En Polka está Adrián, alguien a quien conozco hace años y quiero mucho. Tuve problemas con él por falta de comunicación, por no saber escuchar al otro, pero está todo bien.

—¿Montar una productora alternativa es difícil hoy?

—Es casi imposible. Telefe le dio espacio a Pablo (Echarri, uno de los fundadores de El árbol) con El elegido y La leona, pero eso fue en 2011 y en 2016, hace un tiempo ya. Las cosas cambian... No a todos les gusta abrir las puertas de su casa para que se luzca otro.    

—¿Las posturas políticas tuyas y de Echarri tienen algo que ver con esa falta de espacio?

—Me parece que no. Porque yo no paro de trabajar, me eligen siempre, por suerte. El árbol no tiene una estructura muy grande, somos una sociedad pequeñita dedicada a la creación de historias. Pablo y yo tenemos la idea de que la verdadera vedette de una producción televisiva es la historia que se cuenta, ese es el tesoro.

—¿Esa fue la clave del éxito de “La leona”?

—Claro, la muy buena historia que pudimos contar. Nos metimos en la profundidad del Conurbano y reflejamos algo de lo que ocurre en ese mundo. Fue una experiencia gratificante en todo sentido, muy particular. Tocamos un tema que hacía tiempo que no se tocaba: una heroína de clase obrera con una militancia gremial muy fuerte y su pelea con los poderosos. Pero también había muchas pasiones, amor descontrolado entre gente madura, la libertad sexual de las mujeres...

—Cambiando de tema, ¿cómo viviste el resultado de las PASO?

—Fue una descompresión. A medida que fueron apareciendo los números se empezaron a afirmar algunas certezas sobre nuestro líder y sobre el equipo que lo rodea. Empecé a valorar mucho la inteligencia emocional de Alberto Fernández, cómo lidera, cámo se comunica, cómo ataca todos los frentes, cómo se expone. Contesta con sinceridad y con firmeza, pero también con suavidad. Es el líder que necesitábamos para detener esta locura en la que vivimos. La jugada de Cristina fue magistral.

—¿Qué esperás de un posible gobierno de Alberto?

—Tengo muchas expectativas. Igual hasta diciembre habrá que seguir soportando esta opresión que sentimos hoy. No hablo tanto de mí, sino de la gente que se cayó del sistema y la está pasando mal de verdad. Alberto se va a encontrar con un panorama difícil, pero está muy preparado y tiene el mejor equipo, lejos. Estos cuatro años fueron horribles. Yo me podría encerrar en mi casa y decir ‘esta crisis no me afecta’, pero tengo la sensibilidad social como para ver lo mal que está muchísima gente. Aun siendo una privilegiada, lo percibo y me duele. Nos quisieron imponer la idea de que tener educación y salud gratuita y de calidad, comprarte un televisor y un aire acondicionado o irte de vacaciones era una fantasía. Yo tengo una enorme esperanza de que esto cambie. Y estoy contenta porque estos períodos oscuros de la Argentina duran cada vez menos.

“Yo vivo con la verdad y apoyo mi cabeza tranquila”

En la era de las fake news y los rumores malintencionados en las redes sociales, no es para nada extraño que circulen falsedades sobre un personaje popular. Le pasó en 2017 a Nancy Dupláa con un tema delicado y fue su pareja, Pablo Echarri, el que levantó temperatura con razón. Alguien inventó unas declaraciones muy ofensivas para los familiares de los tripulantes del ARA San Juan y el actor salió a desmentirlas indignado: “Hay una modalidad bastante canalla ahora, la de inventar noticias odiosas, crueles, falsas como éstas, que mucha gente replica sin chequear nada”, dijo.

“Yo tuve que hacer un trabajo muy intenso para vivir estas cosas como las vivo hoy, que veo y escucho algunas cosas que dicen de mí y no me afecta –explica Dupláa, por su lado–. Hay que hacer ese trabajo porque lo que está pasando es realmente muy contaminante. Evidentemente es necesario para mucha gente participar de esta manera desde el anonimato. Gritar a cuatro vientos todo lo que odian, envenenarse, difamar... Funciona como un ansiolítico, parece. Me llevó años que no me afecte, pero lo conseguí. Podés intentar aislarte, pero al final esas mentiras te llegan. Así que mejor aprender a vivir con eso. Lo paraban a Pablo por la calle para decirle: ‘¡Che, mirá lo que dijo tu mujer!’. Una locura... Y no hay muchas alternativas para cortar con eso. Hacés una denuncia por calumnias y no pasa nada. Yo vivo con la verdad. Puedo apoyar la cabeza tranquila en la almohada cada noche que me acuesto a dormir”.