ESPECTACULOS
Julieta Diaz - Pablo Echarri

Comedia y romance al servicio del presente

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La dupla comparte protagónico por primera vez en la pantalla grande con No soy tu mami, que plantea una visión moderna del rol femenino y de la maternidad. | Nestor Grassi

No soy tu mami es una película especial. Porque es la primera en la que Julieta Díaz y Pablo Echarri trabajan juntos en cine, porque la actriz también se involucró como productora del proyecto, y porque el tema que aborda tiene una indiscutible actualidad. Paula, el personaje de Díaz, salva a una revista femenina del colapso cuando decide escribir periódicamente una columna dedicada a la maternidad que se transforma en un éxito. Lo curioso es que si hay algo que ella no desea es, justamente, ser madre. Pero algunas cosas empiezan a cambiar cuando se enamora de un vecino (Echarri) que está a punto de divorciarse y tiene a su cargo a una hijita pícara y revoltosa.

“Es una película bien actual, que plantea preguntas de hoy. Pero lo hace desde un lugar amable. Es una comedia romántica agradable y muy honesta que les va a interesar a las mujeres pero también a los hombres, porque muchos se van a identificar con el personaje de Pablo, un tipo fuerte, masculino, activo, amoroso y muy padre que se enamora de una mujer independiente y se muestra dispuesto a acomodarse a esa situación”, dice Díaz, feliz con el aporte de su compañero. “Pablo ablandó al personaje, le dio muchos matices. Para nosotros fue muy importante que hiciera este papel”, asegura en su rol de productora, asociada en este caso con gigantes como Viacom y Telefe.

“El cine y el arte en general, claro, suelen reflejar la coyuntura. Es lo que pasa con esta película –agrega por su parte Echarri–. Quizás hace unos años hubiese sido más difícil de interpretar el verdadero conflicto del personaje femenino: el deseo de mantener su soltería y su independencia y de no ser madre. Pero hoy eso resuena muy fuerte. Tiene una estructura clásica de comedia, muy bien planificada y bastante conocida. Pero también tiene detalles que permiten ver en profundidad el sentimiento del personaje de Julieta. Más allá de la transparencia, la historia ayuda a que puedas profundizar”.

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Cuentan los dos protagonistas –en el elenco también aparecen Sebastián Wainraich, Valeria Lois y Christian Sancho– que durante el rodaje se armaron unas cuantas discusiones en torno a los dilemas que plantea la historia de No soy tu mami: “Julieta y Marcos (Carnevale, director del film, que se estrenará el jueves 27 de este mes y de éxitos cinematográficos como Elsa & Fred y Corazón de León) tienen opiniones fuertes y les gusta defenderlas –remarca Echarri–. El rodaje fue una oportunidad para hacer catarsis, para pulir detalles, hubo debates acalorados... Me parece que es tan avasallante esta revolución del feminismo que te obliga a estar midiendo en tiempo real. Los hombres estamos redefiniéndonos, reformateándonos, en pleno proceso de aprendizaje. Para mí es un momento de reeducación, no de discutir con las mujeres por qué creo que debo seguir teniendo privilegios por ser hombre”.

Julieta reconoce ser temperamental (“En Pol-ka me dicen Lucrecia Martel, porque no me dejo dirigir con nadie”, cuenta entre risas), pero también sabe que la mejor manera de cambiar algo es aportando ideas y trabajo: “Si uno no está conforme con algo –en este caso, con algo de la película–, lo mejor es meterte a fondo a laburar para cambiarlo. Justamente porque el tema de esta historia me interpela me asocié como productora, estuve en la mesa chica intercambiando opiniones y tomando decisiones en el guión y en el rodaje. Para mí es muy importante la militancia con Actrices Argentinas, pero también siento que estoy aprendiendo. El nuevo paradigma es entender que estamos todos aprendiendo. No me gusta que un hombre me diga lo que tengo que hacer o pensar, pero tampoco me gusta que me lo diga una mujer. Me cansan esos casos de gente que en Twitter me viene a decir si soy más o menos feminista por tal o cual cosa. No me va el feminómetro. Uno aprende todos los días cómo ser feminista. Nadie tiene la posta”.

Uno de los aportes importantes para esta película que saldrá con xxx copias en todo el país es el de Telefe. Lo subraya Díaz: “Es clave que la televisión se meta en el cine, y no solo en el comercial. Sobre todo hoy, con una crisis muy evidente. A mí me suelen llegar muchas propuestas, y este año no recibí tantas. Lo veo con mis colegas también. Y se ve en el teatro: cada vez cuesta más llenar una sala. En ese marco, el empuje que te da la televisión con la promoción es muy útil”.

Echarri considera que tener a una multinacional como Universal para la distribución es fundamental: “Es un apoyo que abre la posibilidad de que una producción genere utilidades y te aliente a encarar otra en el futuro, te permite pensar en un sistema virtuoso de continuidad. En la Argentina se producen más de 200 películas por año. Son pocas las que tienen la chance de ser distribuidas por las tres compañías más fuertes que operan en el país, Universal, Disney y Warner-Fox. Eso, sumado a la promoción en la televisión, te da una buena perspectiva, aunque no haya nada asegurado porque la crisis es total. La política cinematográfica actual tiene dos problemas: el Incaa ha dejado de ser ente financista de los contenidos, y un costo medio desactualizado. Una película competitiva internacionalmente cuesta hoy por lo menos un millón de dólares, y acá se pretende que se produzcan con la mitad de ese dinero. Si en lugar de filmar una película en diez semanas, como era habitual en una época, la filmás en tres, seguro que impacta en la calidad”.

En un mercado cuyos hábitos de consumo han cambiado mucho a partir de la aparición de las plataformas de streaming, Díaz sostiene que lo mejor es adaptarse a esas nuevas condiciones, pero también señala las cuentas pendientes: “Me parece que la producción para estas plataformas abre posibilidades de trabajo, pero creo que las reglas deben ser claras. Estamos buscando a través de Sagai que Netflix les pague a los actores y las actrices los derechos de intérpretes. Tuvimos que esperar setenta años con la televisión, espero que esto sea más rápido, sobre todo ahora que Netflix tiene competidores como Movistar, Amazon y Apple”.


La busqueda de renovar la legislación

Con larga experiencia como actor y productor (está asociado en la empresa El Arbol con Martín Seefeld) de la televisión argentina, Pablo Echarri es palabra autorizada para hablar de la actualidad de ese medio. Ha bajado la cantidad de producciones nacionales, y los canales muchas veces prefieren un enlatado para ahorrar costos y probar alternativas que empujen el rating. “Yo nunca me he resistido a la evolución –aclara el que fue protagonista de éxitos como Montecristo, El elegido y La leona–. Y entiendo perfectamente que el paradigma de la tele cambió. Yo que nací con la televisión en blanco y negro tampoco veo más aire, no sigo contenidos diariamente en un horario determinado. Eso está claro. Pero también está claro que los países que han logrado desarrollar su sector audiovisual tienen leyes para protegerlo, incluyendo a Estados Unidos. Son industrias fomentadas por el Estado. Pienso también en Brasil, Colombia, México, Costa Rica, República Dominicana, Chile, todos países que han avanzado en este terreno porque han legislado. Me parece que el Estado debe controlar y poner una cuota de pantalla, además de un fondo de fomento y exenciones impositivas para producciones para estas plataformas de streaming que hoy dominan  el mercado. Hay ejemplos buenos, como el de El jardín de bronce, producida por HBO. Celebramos que las grandes cadenas desembarquen acá, pero para desarrollarnos necesitamos el sostén de una buena legislación. Con Julieta Díaz trabajamos en Sagai desde hace 13 años y estamos, dentro de una multisectorial que agrupa muchas cámaras, organizaciones y sindicatos nacionales, tratando de que esa ley exista. Sería ideal tener una especie de Incaa para la televisión, sobre todo porque esa industria es una de las que más crecen hoy por hoy en todo el mundo”.