ESPECTACULOS
Crisis en el escenario

Con menos público, las salas ajustan estrategias

Los dos primeros meses del año mostraron una baja interanual de casi el 30% de localidades vendidas, al tiempo que subieron los costos. Los productores porteños explican cómo sobrevivir en un contexto adverso.

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Zafaron. Falladas va segunda, y la ya clásica Toc Toc, primera en la convocatoria de público en la Ciudad de Buenos Aires. Son excepciones. | Cedoc Perfil
Ha bajado la asistencia de público a los teatros. La última temporada en Mar del Plata tuvo 119.487 espectadores, notable baja comparados con los 187.806 del 2016. En Carlos Paz se pasó de los 199.300 del 2016 a los 217.600 de este año, en gran medida explicado por la notable performance de Flavio Mendoza con su Mahatma. La baja también se percibe en Capital Federal, como puede verse en la infografías. Esto se observa en todos los escenarios: comercial, estatal e independiente. Sebastián Blutrach, empresario, dueño del teatro El Picadero y actual presidente de Aadet (Asociación Argentina de Empresarios Teatrales), es contundente: “Cuando cae el consumo desciende la venta de entradas de teatro, y esto no es ideológico. El consumo cayó desde abril y mayo de 2016, que fue cuando se anunciaron las subas de tarifas. Eso no paró, y como se siguen anunciando más medidas… hay menos espectadores que antes”.

En el ámbito comercial las entradas más frecuentes cuestan $ 500, pero cada empresario arma su propia estrategia. Por ejemplo, Blutrach los miércoles propone que se puede ver I.D.I.O.T.A. a $ 300. “Es una producción mía –explica–, y como el teatro también es de mi propiedad, soy solidario con cierto público. Aunque este valor no condice con los costos, que subieron por encima de la inflación, consumimos mucha energía. Estuvimos con el Ministro de Energía, Aranguren, fui representando a la Aadet, junto a la Cámara del Cine y responsables de empresas que fabrican copas de vidrio. La situación de ellos era tan dramática que nos callamos. La cultura es importante, pero hay muchas pymes que no pueden pagar la luz y me daba pudor ante esa situación”.

A otro empresario, Ezequiel Corbo, cuando se le pregunta cómo se explica que algunas propuestas muy caras llenan en estos tiempos de crisis, él afirma: “Creo que cuando interesa el espectáculo y si la entrada se encuentra dentro de los valores lógicos, la gente acompaña. Además estas propuestas están en teatros muy grandes, con mucha capacidad, y por lo general tienen varias promociones con descuentos para suavizarle un poco el precio al espectador”.

El inicio de marzo volvió a confirmar que el ganador sigue siendo Toc Toc, con la platea a $ 500. Luego sigue Falladas, de José María Muscari, también a $ 500. Y el tercer lugar lo ocupa un musical, Jekyll & Hyde, con Juan Rodó y Raúl Lavié, con uno de los precios más caros de la cartelera porteña ($ 800), ya que cuenta con orquesta en vivo. Muy cerca está Stravaganza. Sin reglas para el amor, de Flavio Mendoza, con entradas desde $ 205 hasta $ 750.

Corrió un comentario sobre el espectáculo de Enrique Pinti, titulado Otra vez sopa, de que según algunos medios un día había vendido sólo 29 entradas. Al consultar a su empresario, Carlos Rottemberg, afirmó: “Cualquier persona que tome una semana o mes en cartel y divida por las funciones se dará cuenta de que 29 no puede ser el número de una función. Imagino que se da como ejemplo de una temporada floja y se le pone un número como para etiquetarla, pero la exactitud no corresponde a ese número. Una función mala para un teatro como éste puede rondar los 80 espectadores de base mínima, que de por sí es mala, pero se puede soportar hacerla”.

Es más complicado hacer un análisis de los teatros oficiales. El Teatro General San Martín está cerrado desde fines de 2015, y el Alvear, desde 2014. La actividad hay que contarla con otros escenarios como el Regio y el Sarmiento, a los que se suma el Teatro de la Ribera. Por eso, para comparar entre el año pasado y éste sirven los números del mismo espectáculo, Otelo, de Shakespeare, con dirección de Martín Flores Cárdena, que cerró su segunda temporada el 12 de este mes, con precios de $ 140 la platea, $ 100 el pullman y $ 70 los jueves. En 43 funciones en 2016 captó 18.318 espectadores, y su reposición desde el 2 de febrero realizó 24 funciones, conquistando 8.544 espectadores.

El Teatro Nacional Cervantes cerró el año pasado su balance con 584 funciones y 86.787 espectadores. “Esto implica 198 funciones y 28. 679 espectadores menos que en 2015, aunque ambas cifras son levemente superiores a las de 2014”, dejaron constancia Rubens Correa y Claudio Gallardou al terminar su mandato. Desde que asumió en enero Alejandro Tantanian, los números han sido: Tarascones con 19 funciones y 2.255 espectadores, y La terquedad con 7 funciones llevó 4.664 espectadores. Vale recordar que el precio actual de las entradas es de $ 120, $ 90 y $ 60 los jueves.

En el ámbito independiente, uno de los teatros con más público entre alumnos y seguidores es Timbre 4, hoy con dos salas con actividad simultánea, una por Boedo y otra por México. Desde hace cinco años realizan el Festival Temporada Alta trayendo espectáculos desde Barcelona, que se realiza durante la primera quincena de febrero. Uno de los productores, Maxime Seugé, asegura que la asistencia bajó de un 95% a un 65% entre el año pasado y éste. Las entradas estaban a $ 250 y $ 200.

Otro escenario con una cartelera intensa es el del Teatro del Abasto. Su dueña, Norma Montenegro, que no recibe subsidios del Estado nacional (INT, Instituto Nacional del Teatro) ni de la Ciudad de Buenos Aires (Proteatro), asegura que aumentó el público en un 2%. “Los dos primeros meses de 2016 tuvimos 4 espectáculos con un total de 532 espectadores, ahora en 2017 presentamos 9 obras y tuvimos 1.228 personas”. Aumentó el precio de sus localidades, de $ 160/$ 140 a los actuales $ 200/$ 180. Es uno de los pocos teatros que, sin estar obligado, hacen descuento a jubilados y estudiantes. Cuando se le pregunta por los números de los servicios, afirma que de luz pasó de $ 2 mil bimestral a $ 3 mil mensual.
El camino para afrontar la crisis, tanto en salas comerciales como en independientes, es multiplicar la oferta. La Plaza tendrá hasta tres propuestas distintas por sala, lo mismo los más pequeños. A pesar de las dificultades, el teatro sobrevive y da pelea.