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Pablo Echarri: "Debo dejar de hacer burradas machistas"

El actor estrenó Happy Hour en cine. Festeja el impulso feminista, aunque confiesa que aún le cuesta ver cómo se viste su hija para salir a la calle. Elogia políticas culturales de Brasil.

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Sensato. El actor reconoce que el movimiento feminista lo impactó, pero confiesa que entendió que debía adecuarse a los tiempos o perdía a su mujer y a su hija, ambas militantes. | Aballay

El jueves se estrenó la película Habby Hour, subtitulada como “Dale espacio a tu deseo”, coproducción argentino-brasileña. En el elenco hay dos actores nacionales, el protagónico fue para Pablo Echarri y a su lado está Luciano Cáceres. Las actrices brasileñas son Leticia Sabatella (El clon) y Aline Jones (El negocio/HBO), ambas muy conocidas gracias a la televisión. El guión fue escrito por el director Eduardo Albergaria junto a Carlos Arthur Thiré y Fernando Velasco, más la colaboración de Ana Cohan.

—¿Viviste un tiempo en Brasil?

—En un momento determinado de mi vida tuve un amigo que tenía una posada muy cerca de Río de Janeiro. Hace muchos años… Más de 20, puse un negocio en Búzios. Fue una relación un tanto estrecha que duró nada… como el bar… Después de años y años me llegó el guión de Happy Hour. El director, Eduardo Albergaria, la escribió para un actor argentino pensando en esta coproducción. De allí las citas de Jorge Luis Borges en los primeros tramos de la película ya que el personaje que encarno, Horacio, es profesor de literatura hispanoamericana. También aparece la música de Roberto Goyeneche, lo que demuestra el amor que tiene por nuestra cultura. Me contó que este afecto le llegó por su padre.

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—¿Brasil impulsa mucho más al cine?

—Tiene una ley fantástica para el cine y la televisión. Brasil está a la vanguardia de lo audiovisual y esto hoy no sucede en la Argentina. Por eso a la hora de las coproducciones no crecen. Igual este año ya se estrenó Sueño Florianópolis. Hace mucho filmé Peligrosa obsesión de Raúl Rodríguez Peila –(2004)– en los momentos en que se producía muy poco. Pero al no estar a la par las dos industrias va decayendo.

Suespe tapa Marcelo Aballay
Pablo Echarri. FOTO: Marcelo Aballay

—¿Cómo fue trabajar con actores con otro idioma?

—A mí me resulta cercano y familiar. Cuando el portugués lo habla gente que lo modula bien es fácilmente comprensible. Y en cuanto a la técnica Brasil está en un lugar de avance muy grande. Esto sucede porque en los últimos años con la Ley Rouanet de fomento audiovisual hizo que todo creciera allí. En algunos casos nos superan. En Argentina hoy se está filmando en tres semanas con equipos muy reducidos y eso se nota. Para Happy Hour tardamos entre cinco y seis semanas.

—En el personaje de tu mujer aparece fuertemente la política, incluso un asesor de imagen: ¿nos parecemos en este tema?

—Más allá del conflicto amoroso, mi personaje por un hecho fortuito atropella a un ladrón y se transforma en héroe. Mientras su mujer es tentada como candidata a jefa de gobierno por una alianza entre centroderecha e izquierda. Aparece la política utilizando la imagen de su marido. Este asesor y la política usan la verdad y la mentira para lograr sus propios objetivos. Las herramientas son universales: cómo manipular. Hoy aparece la palabra posverdad en la delantera. Se habla en parte de la hipocresía.

—La película fue filmada antes de las elecciones que llevarían al poder a Bolsonaro: ¿qué se palpitaba?

—En ese momento había conflictos institucionales graves y la llegada de este presidente fue la consecuencia. Se vivía el juicio a Lula, por hechos de corrupción, que aún no fueron comprobados. El que estaba a la cabeza en las encuestas terminó preso y con una condena de 13 años de cárcel. Brasil aunque estamos cerca posee conflictos institucionales más profundos. Siento que la democracia argentina tiene una fortaleza que la brasileña no tiene. Por ejemplo, allí hay una aceptación del 70% de la población por la participación militar en la vida social y esto aquí no sucede.

—En la película hay dos mujeres con actitudes feministas… en tu casa también tenés dos militantes (Nancy Dupláa, tu esposa y tu hija, Morena): ¿cómo lo vivís?

—Lo vivo con naturalidad. Como hombre criado en un sistema machista me encuentro equivocándome mucho, teniendo que corregir y reeducándome ante la irrupción del feminismo que viene para quedarse, definitivamente. Llegó para cambiar esencialmente las relaciones de poder entre los hombres y las mujeres, con la consecuencia más trágica que tiene que ver con la cantidad de femicidios que ocurren a lo largo del tiempo. Apenas un mes y algo más del nuevo año y ya hay tantos casos proporcionales a los días transcurridos. Hay que cambiar la mentalidad; no solo la del hombre, sino también la social. Existe una gran cantidad de mujeres a lo largo de la historia colonizadas por el patriarcado. Encontramos muchas que están en contra del movimiento feminista, o sea a quienes las favorecerían. Esto habla de un adoctrinamiento, casi un lavado de cerebro muy difícil de modificar. La llegada de estas mentes feministas, mi esposa lo es, pero es de mi época y estuvo involucrada en esa educación machista. Creo que el mejor ejemplo es mi hija que ya tiene un chip diferente, donde no acepta, lucha y se moviliza a favor del cambio de mentalidad. Asisto con alegría, y a veces, un poco desorientado. En algunos casos cometo errores.

—¿Qué tipo de errores?

—Tengo una hija que sale a la calle y no se cuestiona si se pone o no un short… soy yo el que tengo miedo. Intuyo que ese vestuario puede despertar la mente enferma de un energúmeno. Pero debo cambiar la mentalidad. Me reeduco. Como hombre debo acompañar este cambio y dejar de hacer las burradas machistas, que pude haber hecho a lo largo de mi historia.

"Tengo una hija que sale a la calle y no se cuestiona si se pone o no un short… soy yo el que tengo miedo"

—¿Aceptás a una mujer en un lugar de poder, por encima tuyo?

—Lo he hecho. No solo por aceptar a la mujer en un lugar de igualdad, sino que aprendo mucho de la gente que está a mi lado. Si es una directora me someto en el buen sentido, me coloco como subordinado a la hora de construir algo artístico. En Sagai por ejemplo, tengo un cargo más alto que alguna de mis compañeras, pero como son muy inteligentes, me ubico no solo a la par, sino por debajo y desde mi lugar trato de ayudarlas. No te voy a decir que no me impactó. Pero enseguida me di cuenta que debía acomodarme, si no, me quedaba afuera de dos relaciones tan importantes en mi vida como la que tengo con mi mujer y mi hija.

‘Atrapa a un ladrón’

Aunque aún no se sabe con exactitud la fecha de emisión de la serie Atrapa a un ladrón, Pablo Echarri ya inició la filmación, donde comparte protagónico con la actriz española A-lexandra Jiménez. “Estoy grabando. –Afirma–. Es una coproducción entre Viacom Internacional Studios y Paramount Network España, más Telefe. Trabajo con mis amigos y compañeros de toda la vida, con los que grabé mis programas más significativos. Esta nueva empresa tiene una gran difusión en muchos países, no solo de Europa sino también en Africa lo podrían ver. Se decidió adaptar la película de Alfred Hitchcock y para eso lo convocaron a Javier Olivares, reconocido en España, ya que es uno de los creadores de la serie el Ministerio del tiempo. Serán diez capítulos. Empezamos a filmar en Barcelona y estaremos cuatro meses trabajando aquí. Si funciona bien será un maravilloso mascarón de proa para seguir con series de calidad cinematográfica, que van a competir con las tiras”.

El año pasado la Sociedad Argentina de Gestión de Actores e Intérpretes, más conocida por sus siglas de Sagai eligió nuevas autoridades, quedando Jorge Marrale, como presidente,  Martín Seefeld, como vicepresidente, Osvaldo Santoro, como secretario, María Fiorentino, como prosecretaria y Pablo Echarri, como tesorero. “Sagai toma un protagonismo primero en el análisis del trabajo en la Argentina. (Subraya Echarri). Tratamos de entender la evolución, el paso del tiempo y cómo impacta en nuestra actividad. Entrecruzamos con otras asociaciones buscando construir una herramienta que es vital: la concreción de una Ley de televisión y nuevas plataformas. No se dejó de filmar, pero sí se bajó el presupuesto, de ahí la disminución en el tiempo de filmación, que deteriora al cine nacional. Y con respecto a la te-levisión hay que generar leyes de fomento para que las grandes empresas vengan a producir en la Argentina. Trabajamos a través de la Multisectorial Audiovisual. Aunque hoy la coyuntura política no ayuda, estaremos preparados para cuando cambie”.