ESPECTACULOS
Villarreal-Campilongo

Desafían con humor político a una sociedad hipersensible

Ambos actores, que se destacaron este año en ShowMatch, cuentan las dificultades que atraviesan con sus imitaciones. Creen que Marcelo Tinelli sería muy beneficioso para el fútbol si llegara a presidir la AFA, y piden que toda la sociedad ayude a Mauricio Macri.

AMIGOS. Fredy Villarreal y Martín “Campi” Campilongo, los reyes del humor de ShowMatch. El segundo fue eliminado el lunes, el primero aspira a la final.
| Enrique Abbate

Fredy Villarreal y Martín “Campi” Campilongo tienen muchas cosas en común: son amigos, llevan muy bien sus 46 años, lucen sus cabezas rapadas, crecieron y se graduaron en la escuela de humor de ShowMatch, y este año fueron las dos grandes revelaciones de “Bailando por un sueño” poniendo humor a las previas con imitaciones de políticos, deportistas, periodistas y personalidades del espectáculo, y además sorprendieron con buenas performances en el baile. “Campi”, eliminado en el teléfono por Ailén Bechara el lunes pasado –la otra gran revelación–, y Fredy aceptaron reunirse y charlar con PERFIL. “Yo quiero llegar hasta el final de lo que pueda dar y que eso coincida con la final del ‘Bailando’. Ojalá, me tengo fe, ganó la Mole Moli, ¿por qué no?”, analiza Fredy quien no se olvida del sueño de la Fundación Camino a Jericó que trabaja para sacar a la gente de la situación de calle. “Me quedó una semana de vacaciones y es súper bienvenida. Volví a ver a los chicos en casa. Me había olvidado el nombre de la más chica (se ríe)”, afirma Campi ganador del Premio Tato a Labor Cómica y quien sigue más comprometido que nunca con su sueño.    

—¿Cuánto porcentaje hay en ustedes de actor, humorista e imitador?
VILLARREAL: Soy 100% actor. Un actor tiene que ser un gran imitador. Si alguien como Robert De Niro debe interpretar a un preso deberá ir a una carcel y dejarse llevar y observar lo que lo rodea.
CAMPI: Soy esencialmente un actor, no me considero un imitador aunque sí reconozco que a esta altura sé hacer imitaciones. Yo estudié cinco años con Alezzo, mi gran maestro, después con Gandolfo y Bartís. El humor es una forma de vivir y sobrevivir, me ha servido para todo. Me sirvió para pasarla mejor.

—Campi, ¿te sorprendió quedar eliminado por Ailen Bechara?
C: Sí, muchísimo. Pero cuando levanté la mirada y la vi llorando dije: “¡Ah!, bueno, ahora sí, puede pasar cualquier cosa”. Eso es apelar al golpe bajo. Eso no se hace. Pero bueno, son cosas que pasan.

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—¿Cómo hicieron para escaparle al ego y la vanidad?
C: No tuve casi relación con el resto. Entraba en mi camarín dos o tres horas antes, y empezaba a laburar con el maquillaje. No me interesa competir, evito la guerra, la envidia, son cosas que no me divierten.
V: Somos dos artistas solistas, que trabajamos con libertad, y por ahí tener un cronograma nos cuesta dejarnos llevar por el certamen.

—¿Fue difícil hacer humor político con una sociedad tan polarizada?
V: Sí. Por eso uno tiene que también ser un demagogo de lo que la gente quiere escuchar.
C: Sí. No está bueno eso, en mi espectáculo lo digo: “muchachos, más allá de quién gane o quién pierda estamos todos juntos en el mismo gallinero”. Nunca dejé de hacer humor político en el teatro, y en la TV soy un empleado, hay cosas que se pueden y otras que no, cosas que son para quilombo y más después de tener una experiencia un poco rara.

—¿Cuál experiencia?
C: Hice un chiste político y a los de un lado (N. de R.: fue en 2013 en el programa HDP –Canal 13– que enojó a fanáticos K) no les gustó. Me mataron por un chiste de manual, boludo. Fueron momentos donde no hay mucho sentido del humor político, escasea, y para que una democracia esté sana y saludable tiene que abundar el humor político porque eso habla de respetar las diferencias. El humor político es indispensable y los mismos políticos deberían cuidar que existan.
V: Lo han pensado bien los productores en que ya no hay tonos pasteles en la política, es me gusta o no me gusta, sos oficialista u opositor. Entonces creo que los productores de experiencia saben que van a tener la mitad a favor y la otra en contra, ¿para qué dividir al público? Creo que se piensa de esa manera.
C: Cuando hice a Tato me di cuenta de que la gente lo necesita, y muchos conocieron a Julio Bárbaro por mi imitación, me lo dijeron. Incluso Julio Bárbaro me escribió para agradecerme y me llamo la hija.     

—¿Cómo vieron el cambio de mando de presidente? ¿Les resultó gracioso?
C: No, es una locura que en plena democracia un presidente no tenga un buen paso de mando con otro, ese tipo de país a mí no me gusta, esas peleas las tengo con mis hijas de tres y ocho años.
V: A mí sí. Podría hacer una película cómica con la historieta del traspaso de mando.  

—¿Qué esperan del gobierno de Macri?
C: Que le vaya bien en su trabajo porque si le va bien a Macri, Cristina o a quién sea nos va a ir bien a todos. En vez de poner piedras a este hombre habría que ayudarlo. Todo cambio de gobierno da esperanza de estar cada vez mejor, creo que armó buenos equipos, sumó a Lousteau, al del polo científico, el gobierno anterior hizo cosas buenas y me parece inteligente no hacer borrón y cuenta nueva.   
V: Sólo deseo que pueda gobernar de la mejor manera, lo ilumine Dios y el que deja el poder que lo ayude. No se puede perpetuar nadie en el poder, estadísticamente no es bueno.

—¿Desde el lado del humor creen que va a cambiar? ¿Habrá más tolerancia?
V: Difícilmente. La gente adquirió este pensamiento visceral y binario, de la confrontación. Ojalá que este gobierno lo pueda equilibrar.

—En 2010, tras su muerte, dejaste de imitar a Néstor Kirchner, ¿tenés pensando volver a imitarlo?
V: Si de alguna manera la actualidad lo pide, o alguna circunstancia en especial lo pide, seguramente. Algunos dicen que el humor es tragedia más tiempo. Esperemos que pase el tiempo. La gente me lo sigue pidiendo en el teatro o en las redes sociales, pero el candelero político está complicado. Imaginate que en el teatro hice de Jorge Lanata en estos tiempos de la grieta y una persona se paró de su asiento y me gritó: “sos un mentiroso”. Y dentro de la improvisación le contesté en broma: “boludo, soy Fredy, no soy Lanata”.

—¿Cómo vieron el bochorno de las elecciones en la AFA?
V: Yo quiero un cambio, lo veo a Marcelo, lo puede hacer muy bien, y la gente está avivada de la mafia. Marcelo es un gran organizador, obsesivo del trabajo, y puede mejorar el fútbol argentino.
C: Esas son las cosas que tienen que cambiar en este país, no puede pasar que se manejen de manera mafiosa, las cosas tienen que ser transparentes. Marcelo es una persona de bien, vendría bien en la AFA, todos sabemos cómo se compró el auto, ese tipo de cambio nos va a venir bien a todos, es salud pura para el fútbol argentino.

 

Entre Disney, el mar y las sierras

Martín Campilongo, de gran taquilla en Buenos Aires con Campi, el unipersonal en el Multiteatro, se mudará al Teatro Bristol de Mar del Plata para la temporada de verano a partir del 26 de diciembre. “Haré dos funciones los martes, una el miércoles, dos el jueves, una el viernes, dos el sábado y una el domingo, si no, termino fusilado”, confiesa el actor que va por su quinto año consecutivo del espectáculo. Pero Campi espera con ansias el 2016 porque protagonizará una película de Disney: “Voy a hacer cine para Estados Unidos, ¿podés creer? Me llamaron de afuera para hacer el protagónico de Pets y acá televisión me cuesta. Son los creadores de Mi villano favorito y Minions, y seré uno de los personajes principales en los que voy a doblar la voz. Los tipos convocaron a los mejores humoristas de cada país y de Argentina me llamaron a mí. Todavía no caigo. Trabajaré con los humoristas Andrés López (Colombia), Stefan Kramner (Chile), Carlos Alcántara (Perú) y Eugenio Derbez (México) que fue quien dobló al burro de Shrek. Y la otra película la voy a hacer con (Sergio y Diego) Dubcovsky quienes están asociados con Disney y voy a hacer la película La vida de Tangalanga. Eso es súper elogioso”.
Desde hace nueve años, Fredy Villarreal alquila la misma casa en el barrio privado más cercano a Villa Carlos Paz, donde el humorista descansa entre función y función, esta vez acompañado por sus dos hijos, Agustín y Jazmín, su pareja María Paula Ulla, y su hija. Este año protagoniza Marcianos en la casa, en el Teatro Holiday, junto con Soledad Silveyra, Peter Alfonso, Ergün Demir, Emilio Disi, Gradys Florimonte, Lourdes Sánchez, Luciano “El Tirri” Giugno y Candela Ruggeri, producidos por Pablo “Chato” Prada, Federico Hoppe y Ezequiel Corbo. “Esperemos que sea una temporada evolutiva, sino equitativa como el año pasado que nos fue bien”, desea el humorista quien estará en la cartelera de la sierra con la comedia hasta mediados de marzo.