ESPECTACULOS
Hollywood 2017

El año que vivimos en peligro

Con la Academia acusada de racista, la industria no solo tembló por las numerosas denuncias de acoso sexual sino por haber tenido la peor taquilla en los últimos 25 años.

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Jaqueados. Tom Cruise intentó iniciar una franquicia con La Momia y fracasó. Harvey Weinstein fue el puntapié inicial de una crisis en toda la industria. | cedoc

El año 2017 fue uno en el que los ejecutivos, directores, actores y demás integrantes de Hollywood se preocuparon mucho por la taquilla pero bastante más porque sus nombres no fueran mencionados como sí lo fue Harvey Weinstein. El 5 de octubre el New York Times publicó una investigación donde se develaba la red de encubrimiento que durante tres décadas cubrió el abuso sexual de Weinstein, que llegaba incluso a la violación. Más nombres aparecieron: Kevin Spacey, James Toback, Louis C.K. y muchos otros fueron y siguen siendo denunciados. La confusión a la hora de mencionar la Mejor Película en los pasados Oscar pasaba entonces a ser una mera nota al pie y la acusación de #HollywoodTanBlanco, un juego de niños. El fin de la inocencia de pacotilla.

El caso Weinstein puso en escena escandalosamente un sistema entramado, un todos-sabíamos-pero-nadie-decía-nada, que no se limitaba al ogro denunciado o al despedido de turno (Netflix casi de inmediato se desligó de Kevin Spacey, estrella de su show insignia, House of Cards, apenas fue denunciado). Mañana los Golden Globes verán a celebridades de ambos sexos vestidas de negro como modo de protesta contra los abusos y la desigualdad salarial. La gran verdad es que la alfombra roja ya no pregunta quién vistió a quién.  

Hollywood en 2017 ganó un enemigo en el presidente Donald Trump, lo cual significó que la mitad de la taquilla en Estados Unidos les diera la espalda a los estrenos con estrellas biempensantes (algo que venía sucediendo no tanto por ideología, pero que hoy realmente incide en la cuota de asistencia local). ¿Y la otra mitad? Simplemente pareciera estar agotada de franquicias que no empiecen con el logo de Disney y/o Marvel Cómics, y que son la cuarta encarnación de una idea prefabricada que ya venía en descenso (Transformers: El último caballero es un ejemplo).

Varios fenómenos se dieron en 2017 que muestran que Hollywood ya no puede ignorar su actual estado. El año 2016 vio el nacimiento de algunas franquicias, el principal sustento de vida de las grandes compañías, en películas como Deadpool, Doctor Strange o Suicide Squad, mientras que el año pasado esos intentos fracasaron bestialmente. La momia es un ejemplo: la producción costó 195 millones de dólares y a eso se le suman 150 millones de marketing. Fue el mejor comienzo a nivel global de un film con Tom Cruise, y si todo salía de perlas, con foto ya publicada en varios medios, iba iniciar a lo Marvel Comics un universo de personajes entrelazados entre sí (los clásicos monstruos de Universal). La película terminó ganando 409 millones a nivel global. Lo cual deja ganancias por solo 64 millones de dólares.   

Liga de la Justicia es otro ejemplo de cómo las películas enormes implican fracasos enormes, y eso nunca se sintió tanto como en este año (recuerden la ecuación previa entre producción y marketing: las películas nunca costaron tanto). En una nota reciente, Forbes indica que los costos de Liga de la Justicia llegan a casi 600 millones. Suena lógico: era la apuesta de Warner y DC para cantarle retruco a su némesis a la hora del superhéroe en el cine, Disney y Marvel. Aun con Batman, Superman, Wonder Woman (personaje sensación en mercados globales ) y demás superamigos, la película apenas llegó a los 652 millones de recaudación global. Varias notas circulaban a semanas del estreno criticando la calidad del film (que tuvo un rodaje con dos directores cuanto menos trastabillado) y cómo en Warner se buscaban responsables. Ese error, o mala suerte, terminó condenando al universo DC Comics en el cine, que ahora busca otra salida a su intento de imitar el exitoso modelo de Marvel. Liga de la Justicia fue definida como “el fracaso más taquillero de la historia”. Si bien hay ideas viejas (este año: Thor, Star Wars y clásicos de Disney) que venden, Hollywood realmente necesita un formateo de gigantes.

El cine sigue siendo un mercado enorme, que genera US$ 39 mil millones de recaudación global anualmente en la taquilla, pero en Estados Unidos, cada vez más dependiente de China y los permisos que da a que films de Hollywood lleguen a sus pantallas, la taquilla bajó en 2017: frente a los 1.31 mil millones del año pasado, este año se facturaron 1.26 mil millones. El peor box office en 25 años.

Lo cierto es que el sistema creado permite fracasos y tensiones como Liga de la Justicia, ya que como si se tratará de una bicicleta financiera, ni problemas reales de rodaje pueden frenar que la película se estrene sí o sí en la fecha estipulada (Marvel y DC ya tienen anunciados films hasta 2020). ¿Qué sucede entonces en Hollywood? Hay varias teorías al respecto. Una, clave, es que si bien la franquicia fracasa, y cuando lo hace mueve montañas, es la que reina.

Ha muerto el sistema de estrellas. Un nombre gigante no implica de por sí taquilla para un film. Chris Pratt es parte de dos megafranquicias como Jurassic World y Guardianes de la Galaxia. La primera es parte del objetivo permanente de cada franquicia: ingresar al Club de los Mil Millones (este año, La Bella y la Bestia, Rápidos y furiosos 8, Star Wars, El último Jedi y Mi villano favorito 3 lograron esa proeza). La segunda rozó ese número. Aun así, Pasajeros, donde actuaba con Jennifer Lawrence, otro nombre enorme, llegó apenas a los 300 millones globales (y costó 100). Las estrellas solo llevan cuando la gente adora el envase. Y no solo eso, las redes y los medios se han convertido en un problema: desde que permite una participación más activa del público, el sitio Rotten Tomatoes ha sido apuntado como un factor que hace que la gente vaya o no vaya a las películas, respectivamente, cuando el porcentaje favorable es alto o bajo.

Las películas que más ganancias reales generaron en Estados Unidos son Girls Trip, que costó 19 millones y ganó 138 y Get Out, que costó 4 y ganó 245 (Wonder Woman costó 120 y ganó 810 millones). Los dos primeros son films pequeños que sacudieron el panal por su propuesta de mostrar otras voces (ambos poseen directores y protagonistas de color). Tuvieron mucho eco en las redes y medios, y eso se ve en  el resultado positivo de su ganancia global. ¿Es el momento de volver a films más baratos pero más personales?

Otra pregunta: ¿qué película se compara como fenómeno a Game of Thrones o Stranger Things? Respuesta: ninguna. Salvo Marvel y sus juguetes. Y aun así es discutible. No se trata solo de que a Hollywood le falten éxitos, sino que debe recuperar la mística.