ESPECTACULOS
Barbara Lombardo

El deseo de que se retrate a la mujer

La joven actriz desembarca en la pantalla grande con la comedia romántica Badur Hogar. Cómo hace para presentarse a castings en el exterior.

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Andante. Lombardo vive tanto en Buenos Aires como en Los Angeles, donde también busca trabajo en el cine. | Mercedes Carballo

El camino de Bárbara Lombardo, actriz, ha sido distinto. Pero esa distinción se siente en ella, que va y viene de Los Angeles a Buenos Aires, una elección, un saber destilar papeles muy populares (desde Resistiré hasta Los ricos no piden permiso, pasando, claro, por El puntero, Mujeres asesinas y Doble vida) y un sendero en el cine que va desde La cautiva, su poderoso debut en un protagónico, hasta la recientemente estrenada comedia Badur Hogar. Lombardo confiesa a PERFIL sobre ese instante donde la chispa de actuar apareció en ella: “Siempre lo intuí, me divertía. Una vez había un ensayo de La gaviota de Chéjov en el colegio, un ensayo donde yo hacía a Nina. Fue en ese ensayo. Y algo me pasó en ese personaje que me dije que quería vivir haciendo eso”.

—¿Por qué hacer “Badur Hogar”, una comedia romántica en Salta, considerando que es un género poco visitado por el cine argentino y es una locación que no suele encontrarse con géneros así de felices?

—Cierto. Me atrajo todo lo que propusieron a la hora de Badur Hogar. La aventura. Me pasa que yo hice comedia en un show como Los ricos no piden permiso y en una película de Gabriel Nicoli, y éste era mi tercer rol con tintes bien definidos de comedia. Y a mí me gustaba hacer una película feliz con actores que no conozco, me parece muy atractivo, me gustaba eso: me gusta imbuirme en un mundo desconocido y salir a la cancha con tanta vida. Más un acercamiento casi deportivo te diría. Salir de un lugar conocido me parecía una de las formas donde más podía acompañar el viaje del personaje, de la historia. Toda mi energía en eso, un proceso casi ideal.

—Desde tu lugar, ¿cuán complicado es lograr un espacio en una cartelera que sigue casi copada por una película como “Avengers: Endgame”?

— Es muy complicado. Para los productores ni hablar. Ellos ponen mucho para que salga para delante un proyecto así. Pero para nosotros también. Yo me siento con la responsabilidad de que vayan 10 mil espectadores el primer fin de semana. Me encantaría que vayan. Y con eso se recuperaría gran parte de la película. No es tanto, y, claro, es un montón. Te pasa que ves los números, no sé, de mis redes sociales (N. Del R.: Lombardo tiene 280 mil seguidores) y decís “quizás 10 mil de mis seguidores van”. Pero es imposible saber. Me parece un acto heroico producir, editar y terminar una película en Argentina en menos de un año.

—Después de roles como en “El puntero” o “Los ricos no piden permiso”, muy populares, y tu paso en el cine: ¿cómo te sentís hoy como actriz?

—Quiero crecer más como actriz. Lo necesito. Quiero estar más en el set. Haciendo Badur Hogar me di cuenta de que por suerte estoy más entrenada que hace algunos años. Quiero un rodaje ya. Como fue El puntero, que me traspasó, que me conmovió.

—¿Qué deuda tiene la ficción argentina para con las mujeres?

—Yo creo que ahora hay que incorporar historias con protagonistas mujeres, pero de diferentes edades. Me gustaría ver la vida de una mujer de 50, una mujer de 60, no solo chicas jóvenes. Hay algo de lo que sucede en las personas que siento que falta que se retrate, de lo que sucede a través del tiempo. Hay algo de esa eterna juventud y belleza que entiendo, pero que te dan ganas de ver algo de lo más salado de la vida.

Pruebas superadas

—Has tenido experiencias grandes en la TV y también has sabido elegir otro tipos de roles. ¿Qué creés que define a lo popular en Argentina?

— No se sabe. Hasta que el programa no está en el aire, uno no sabe cuál es el feedback del público. La situación económica, la política, todo está en el aire. Cómo funciona el ensamble del elenco. El guión es fundamental y uno a veces, puede oler si hay potencial o no. Tus compañeros, el guión, el director son cosas que te ayudan a armar ese incentivo para hacer algo o no. Hoy con tantas series hay más incentivo que miedo. Antes era my difícil trabajar en otro país, hoy es más fácil, todo se está ampliando e integrando. En castings hoy celebran mi acento argentino, cuando hace cinco años me meaba de los nervios porque no les interesaba. En México temblaba porque tenía que hacer acento neutro. Y ahora hay una ventana para el acento argentino y nuestros modismos que antes no había.

—¿Hay algún rol que te encantaría hacer que nunca te ofrecieron?

—Me encantaría interpretar una fiscal, una abogada, una policía, una justiciera. Me parece divertido ese arquetipo. Siempre tuve la fantasía de ser abogada. Quizás sea eso. Pero mientras me divierta y el equipo me cierre, no tengo problema alguno en disfrutar.